Estudian interacción del monito del monte con especies locales
MEDIOAMBIENTE. Científicos detectaron que la presencia del marsupial en los bosques del sur es clave para que algunas plantas y aves puedan seguir viviendo en la zona.
Cuando es adulto, mide unos 26 centímetros, pero su cola representa el 50 por ciento del largo de su cuerpo. El monito del monte es una especie endémica de los bosques templado-lluviosos del sur de Chile y Argentina y, además, es un marsupial. Es pariente de los canguros y los koalas australianos, sin embargo, es aún más especial: la comunidad científica lo considera el más primitivo de todos los marsupiales. Esto porque todos los otros representantes del orden de mamíferos Microbiotheria, al que pertenece, ya están extintos.
Pero a pesar de ser tan pequeño, su existencia es importante para que otras especies locales puedan vivir y reproducirse. El biólogo y académico de la Universidad de Valparaíso Francisco Fonturbel se encuentra investigando sus interacciones con el medioambiente. Específicamente, las correlaciones que existen entre los hallazgos de monitos del monte, la presencia de quintral en el bosque y su diversidad genética.
El quintral es una planta parásita que germina y genera raíces directamente en troncos y ramas de 30 especies de árboles, entre ellos el arrayán, el maqui, los canelos y las lumas.
Durante once años el biólogo Francisco Fonturbel ha estudiado al monito del monte. Comenzó cuando era estudiante de magister de la Universidad de Los Lagos. Luego, para su tesis de doctorado, se involucró con las interacciones ecológicas del monito, particularmente con la dispersión de semillas que propicia. Este estudio le permitió llegar al quintral.
"Lo curioso de esta relación es que en los bosques del sur esta planta depende exclusivamente del monito del monte para la dispersión de sus semillas. Estamos hablando desde el Biobío hacia abajo, porque más al norte depende de aves", dijo. Al tratarse de un animal arbóreo, el monito es capaz de dejar las semillas en las ramas donde el quintral puede parasitar.
El marsupial además es parte de una cadena que involucra a otras especies, por ejemplo, durante esta época del año el único alimento que encuentran los picaflores en la zona es el quintral. Ellos luego polinizan otras especies de plantas en la primavera y el verano. "Si conservamos al monito y al quintral podemos conservar a un montón de otras especies del bosque valdiviano, porque el monito dispersa 15 otras especies más de plantas y ayuda a la regeneración natural de los bosques. Existe una red compleja de interacciones y especies que dependen de este animal y esta planta directa o indirectamente", agregó Fonturbel.
Este proyecto de investigación es apoyado por el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, Fondecyt, y para desarrollarlo, el científico introdujo cámaras trampa en doce sitios entre las regiones del Biobío y Los Lagos -entre ellos Parque Oncol, la Reserva Costera Valdiviana, Huilo Huilo y Parque Peumayén- con el objetivo de monitorear al monito. De esta manera el equipo de trabajo puede saber cuántos hay y cuánto se mueven. También cómo es su comportamiento durante la noche, cuando se encuentran más activos.
Además toman muestras de la planta parásita para obtener su material genético y conocer su diversidad. El estudio está en su segundo año de ejecución.
Más no es mejor
Otro de los descubrimientos que ha desarrollado el científico está relacionado con la presencia de monitos en los bosques y su calidad de vida.
Monitoreando diferentes tipos de bosques -aquellos nativos que están maduros y que no han sido perturbados por más de cien años; maduros que han sido perturbados, pero que se recuperaron; zonas sujetas a tala y sitios con plantaciones forestales abandonadas- ha logrado interesantes resultados.
"Esperábamos encontrar mucho más registro de monito del monte en los lugares más conservados y muy poco en los lugares perturbados. Pero al final encontramos más en las zonas más perturbadas, especialmente al inicio del verano. Eso ocurre porque como hay más sol en esos sitios, los animales tienen más comida. En cambio en el bosque maduro hay mucha sombra. Sin embargo, esto tiene otras consecuencias que no son evidentes. Normalmente los monitos de esos lugares están en peor condición corporal, tienen más parásitos y problemas para encontrar sitios de anidamiento. Este último punto es crítico, porque al no poder regular bien su temperatura necesitan un buen nido y estos se logran en árboles más antiguos", explicó.
Con el quintral ocurre algo similar. "A pesar de que estas plantas se ven más abundantes en los sitios más perturbados, por la mayor cantidad de sol que ingresa, pierden diversidad genética. Eso significa que se van haciendo más similares entre sí y convirtiéndose en parientes. La pérdida de diversidad genética, a largo plazo, aumenta las probabilidades de extinción, porque hace que las plantas sean menos capaces de resistir cambios en el futuro. Por simple probabilidad pueden desaparecer las formas más tolerantes a la sequía o a las altas temperaturas y eso -en 50 o 100 años- puede hacer que a esas plantas que aparentemente les va bien en el sistema más perturbado después desaparezcan", expresó.
La principal intensión del proyecto es diseñar un protocolo de estudio más fácil, rápido y barato para investigar la interacción entre el monito y el quintral a una mayor escala. "Todavía queda una cantidad enorme de lugares donde podría estar el monito, pero aún no se sabe porque es caro estudiarlo".
Otros estudios
En el Parque Oncol actualmente están siendo desarrollados otros estudios relacionados con el monito del monte. Además del trabajo de Francisco Fonturbel, el investigador del departamento de Biología de la Universidad de Stanford, Tyler McFadden, se encuentra analizando los efectos de las plantaciones de madera exótica en la interacción de algunas especies, con el propósito de conocer sus consecuencias en el mantenimiento de la biodiversidad en el sur de Chile.
El jefe del programa de Conservación de Especies de Bioforest -centro de investigación científica creada por Arauco-, Raúl Briones, destacó que "en el parque tenemos más especies que nos importan. También está el zorro de Darwin, la ranita de Darwin y el sapito de Oncol, que solo se ha registrado en el parque; entre otros anfibios, hongos y plantas. El parque en general es un núcleo de monitoreo constante".
Para el jefe del programa es importante que dentro de las áreas de conservación se desarrollen estudios científicos. "Debemos saber qué tenemos, qué especies son y cómo están. Para lograrlo debemos asociarnos a universidades o investigadores en particular para que nos apoyen en esos temas. Hemos trabajado en tesis o investigaciones en las que se nos informa qué especies hay, así como hemos apoyado estudios sobre filogenia -desarrollo evolutivo- de un grupo. Sacamos muestras de ADN y cosas más complejas", agregó.