Infor ejecuta proyecto para el rescate genético de la araucaria araucana
ENFERMEDAD. La especie, que se encuentra entre el Biobío y Los Ríos, está catalogada como vulnerable en el actual escenario de cambio climático.
La araucaria araucana es una especie característica del bosque nativo chileno. Desde el punto de vista ecológico y también cultural. Es un árbol sagrado de los pehuenches y declarado monumento natural, protegido por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites).
Actualmente, está catalogada como una especie vulnerable. Un estudio de la Universidad de la Frontera reveló un incremento del 5% de los árboles con algún grado de daño, entre las regiones del Biobío y Los Ríos. La población de araucarias afectadas por la enfermedad, que se ha denominado daño foliar y que debilita a la especie, creció desde 93,3% -según investigación realizada en 2016-2017- a 98,3% en el período 2017-2018.
Con el objetivo de realizar un rescate genético de esta especie, el Instituto Forestal (Infor) Los Ríos ejecuta desde 2017 el proyecto "Conservación ex situ de la araucaria araucana". Esta iniciativa se desarrolla en el marco del Sistema de Monitoreo de Ecosistemas Forestales (Simef), financiado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Migración asistida
Roberto Ipinza, investigador del Infor Los Ríos y miembro del equipo de manejo y mejoramiento genético de la institución, coordina el proyecto. Explicó que la finalidad es salvaguardar el potencial evolutivo y de adaptación de la especie. ¿Cómo? A través de un modelo que se llama conservación ex situ o migración asistida.
"Las especies forestales tienen dos mecanismos para migrar. Uno, a través del polen y otro a través de la semilla, pero a una especie como la araucaria, que tiene una semilla pesada que es el piñón, de alguna manera hay que ayudarle en ese proceso. La experiencia en el mundo es muy abundante, especialmente en Canadá y México, que van a la vanguardia en cuanto a migración asistida. Entonces, nosotros propusimos esa tecnología", indicó.
La araucaria araucana es una especie dioica. Esto significa que tiene individuos macho y hembra de forma separada. En el proceso de conservación ex situ, colectaron 418 madres a lo largo de las cinco poblaciones o zonas genéticas que forman el área de distribución natural de la araucaria araucana. "A cada una de esas 418 madres le colectamos 300 semillas. Esta colecta se hizo con técnicos de Infor, especialistas de Conaf y comunidades de pehuenches que habitan la zona", explicó Ipinza.
A esas semillas les hicieron los análisis de germinación, genéticos, morfológicos y otros, y fueron viverizadas en propiedad de Forestal Mininco, en el Vivero Carlos Douglas, de Yumbel, en la región del Biobío, a través de un convenio que se firmó con esa empresa. En total, 60 mil plantas están viverizadas, las que actualmente tienen una altura de cinco centímetros.
Aproximadamente, en 15 meses las plantas serán trasladadas hasta la región de Aysén. Roberto Ipinza explicó que ese territorio fue elegido en base a una proyección climática, en función del estrés integral, que realizó el investigador de la Universidad de Chile Fernando Santibáñez.
"De acuerdo a esa proyección que hace para 2050, en Aysén habrá condiciones climáticas similares a las que hoy existen", subrayó.
"El doctor Santibáñez, que es consultor nuestro, nos dio un mapa y ahora tenemos que ir a la región de Aysén, seleccionar sitios que reúnan una serie de condiciones asociadas a niveles de seguridad", añadió.
Desde esos bancos de conservación se podrá obtener material para la propagación, mejoramiento, estudios genéticos, sanitarios y otros que contribuyan a la conservación de la araucaria araucana.
También, estarán disponibles para el uso de la comunidad académica y de otras entidades o instituciones vinculadas o interesadas en la conservación de los recursos genéticos forestales, nacionales e internacionales.
Ipinza destacó que este modelo de migración asistida se puede utilizar para la todas las especies que tienen problemas de conservación. "Como Infor nos hemos convertido en la región de Los Ríos en un guardián de los recursos forestales ex situ", aseguró.
"En 1997 comenzamos a aplicar este modelo. Junto con la Universidad Austral de Chile, el Inia, Aprobosque y la Conaf iniciamos ese año un programa de conservación; hicimos una colecta de roble, raulí y coigüe, porque nos dimos cuenta en ese momento que las poblaciones locales estaban desapareciendo. Establecimos un muestreo desde Santiago, en el caso del roble, hasta la zona de Llanquihue y en el caso del raulí, desde la séptima región hasta la zona de Fresia. Esos árboles ahora tienen en promedio 18 años y están plantados en los predios de los socios de Aprobosque y de la Conaf", añadió el investigador de Infor.
Qué afecta a la especie
¿Por qué se produce el daño foliar en la araucaria araucana? Fernando Santibáñez ha abordado esta materia. A través de sus estudios ha vinculado la enfermedad que debilita a la especie a un estrés climático.
El doctor Ipinza explicó que ese estrés se genera a través de tres componentes básicos. "Primero, un componente térmico, es decir, sube la temperatura; segundo, un componente de temperaturas mínimas y tercero, un componente de déficit hídrico. Eso conforma lo que el investigador Santibáñez denomina estrés integral", precisó.
Por lo tanto -añadió- el cambio climático actúa como un factor de predisposición que debilita a la araucaria, le hace perder su vitalidad y, como consecuencia, la hace susceptible al ataque de hongos y bacterias que provocan el daño foliar.
"Los hongos y bacterias que viven y conviven con la especie son miles, ya sea como parte de la araucaria araucana o en su entorno. La Universidad de Concepción ha sido muy determinante y ha dicho que en el caso de la zona de Nahuelbuta la fitóftora está causando los problemas. Pero eso se produce exclusivamente porque hay un factor de predisposición asociado al cambio climático", sostuvo.