Comprender lo que se lee
Las evaluaciones de la educación colocan en lugares de privilegio la comprensión lectora, como un bien deseado y como el fin último de las aspiraciones de logro en todos los sistemas educativos del mundo. De allí que la preocupación por mejorar sus índices pasa por mediciones periódicas que constatan su precariedad prácticamente en todos los niveles de enseñanza. En nuestro país, el SIMCE se ha transformado, de una constatación necesaria e imprescindible para adoptar medidas correctivas para sistemas ineficaces, en un evento determinante para la calificación, clasificación y prestigio de los establecimientos educacionales.
El bajo nivel de desempeño en esta área, afecta el logro de los aprendizajes (en el ámbito del desarrollo educacional); el desarrollo del pensamiento (en el ámbito cognitivo) y la adquisición de las habilidades y actitudes necesarias para la vida (en el ámbito del desarrollo social). Por ende, las implicancias de una buena comprensión de lectura son determinantes para el desarrollo integral de las personas, así como, una baja comprensión constituye una "crónica del fracaso anunciado". Si un estudiante no comprende lo que lee, la precariedad de sus resultados será evidente, ya que todos los ámbitos disciplinares se reducen a lenguajes.
En Chile, se supone que los niños y niñas de Cuarto Año Básico saben leer. Esto no es verdad. Investigaciones muy recientes demuestran que un tercio de los niños de este nivel educativo básico no sabe leer. O, lo que es lo mismo, no entienden nada de lo que leen. Otras investigaciones de mayor cobertura poblacional, señalan que más del 50% de la población estudiantil tiene muy bajos índices en sus respectivos niveles educacionales. Si correlacionamos esto último con lo expresado en párrafos anteriores, entenderemos entonces el porqué de la preocupación por superar este fracaso de nuestro sistema escolar y social. Si no hacemos nada, o nos conformamos con lo que ha ocurrido hasta ahora, estamos condenando al fracaso en la vida a miles de estudiantes. Y eso, ni ellos ni nadie se lo merecen. Ni tampoco, los responsables de la educación -el Estado en nuestro país-, se lo pueden permitir.
Dr. Marcos Urra Salazar Director Escuela de Talentos Alta Uach
Inseguridad en ferias libres
Últimamente, debido a la poca fiscalización e incumplimiento de reglamento en las ferias itinerantes de Valdivia, ha ido aumentando la sensación de inseguridad al interior de estas y con ello los vecinos se están alejando de estos lugares poco a poco.
Los mismos trabajadores de la feria lo han denunciado, han incrementado los robos, hurtos, incluso la aparición de micro tráfico y tráfico, aprovechando la tremenda aglomeración de público, las precarias condiciones de seguridad en que se desenvuelven en la calle, la falta de fiscalización ante un aumento desmedidos de puestos ilegales y la insuficiente vigilancia policial
Por ello en la hora de incidentes de la Cámara Baja, solicité Subsecretaria de Prevención del Delito Katherine Martorell la conformación de una mesa de trabajo abordar junto con los feriantes esta problemática, que además perjudica a quienes viven de esta actividad.
Bernardo Berger Fett Diputado
Envejecimiento en Chile
No existe una fórmula de oro que resuelva de una vez y para siempre las innumerables carencias que tenemos en materia de envejecimiento. Pero hay tres cosas que son básicas si queremos avanzar. Lo primero es romper con los estereotipos negativos de la vejez. En Chile, el 85,6% de las personas mayores son autovalentes, y no viven en situación de discapacidad, enfermedad o fragilidad. Entender esto es esencial para promover oportunidades y espacios de participación.
En segundo lugar, debemos generar las condiciones necesarias para retrasar lo más posible la dependencia física y mental, teniendo como objetivo que las personas mayores se mantengan activas, integradas a sus familias y a sus comunidades. Esto incluye también el acceso a empleos, servicios de salud y transporte, entre otros.
Lo tercero es otorgar un adecuado cuidado a quienes lo necesitan. En Chile, solo el 14,4% de las personas mayores de 60 años presenta algún nivel de dependencia, por lo que se hace necesario contar con dispositivos de atención que permitan darle a cada una el cuidado que requiere.
Lograr eso es tarea de todos. De cada uno de nosotros y de nuestras familias; de las organizaciones de la sociedad civil, dando respuesta a los problemas sociales, y de la empresa privada, que debe generar productos y servicios que contribuyan a mejorar la calidad de vida de este segmento.
Si todos nos comprometemos, el Estado podrá orientarse al rol que le compete, elaborando políticas públicas acordes con las necesidades reales de las personas mayores, y ser facilitador, fiscalizador y subsidiario.
En este mes en que celebramos a nuestras personas mayores, dejemos de lado las acusaciones y comencemos, juntos, a construir un país mejor para ellos.
Constanza Daniels Gerenta general Fundación Oportunidad Mayor