Necesitaba con urgencia y por recomendación médica practicar un deporte para canalizar sus energías y ayudar a superar un problema de epilepsia. Fue así que Matías Benjamín Soazo Jaramillo -como el mismo lo relata- hace cuatro años descubrió el mundo del remo. Hoy y luego de tres temporadas de aprendizaje y perfeccionamiento, disfruta de su mejor año deportivo en cuanto a resultados. La historia del joven de 16 años de edad (nació el 2 de mayo de 2002), estudiante de Primer Año Medio y miembro del Club de Remeros Arturo Prat es la historia del esfuerzo de una familia humilde y de un muchacho que día a día, lucha por ganarle al destino.
"Llegué al club Arturo Prat porque necesitaba quemar energías. Al comienzo fui obligado, pero una semana después de conocer el remo, no quise dejarlo…", señala. Con las palas blancas del club de calle General Lagos, este año fue doble campeón regional como singlista y como integrante del ocho con timonel categoría Cadetes A. Y sobre la marcha, campeón nacional en Curauma con el bote ocho y quinto en el single.
"A mis padres los tengo por allá arriba, porque hemos pasado por muchas cosas y hemos salido adelante. Mi papá (Juan Carlos) trabaja como maestro en la construcción de casas y mi mamá (Jessenia) cuida una casa cerca de la cordillera y viaja todos los fines de semana. Además están mis dos hermanas (Jessenia y Antonella) y mi tía (Catalina) y todos ellos son el mayor apoyo para desarrollarme", señala el joven bogador de 1.72 metros de estatura y 80 kilos de peso.
Su experiencia
¿Qué te ha entregado el remo en cuatro años?
-Lo que más me ha marcado es el cambio que he tenido como persona y en mi actitud hacia los demás, además me ha ayudado a madurar y a mejorarme de mi enfermedad. Creo que si no estuviera en el remo, estaría en la calle y con malas juntas.
¿Cómo son los entrenamientos de un joven de tu edad en un club de remo?
-De lunes a domingo, a veces a las seis de la mañana y en las tardes. En otras oportunidades solo de tarde. Entreno en el Centro de Alto Rendimiento y en el club. Normalmente, cuando entreno a las seis, mi papá me va a dejar, porque mi mamá trabaja casi toda la semana fuera de la casa.
¿Cuáles son tus expectativas ?
-Mejorar como deportista, llegar a la selección chilena y dejar bien parado el nombre de Valdivia y mi club. También, me interesa mucho seguir mejorando como persona.
¿Tienes algún referente?
-La verdad es que no. Siempre he dicho que querer es poder y si yo quiero hacerlo, lo voy a hacer por mí y por mi futuro. Siempre veo a mis padres, su esfuerzo y también quiero salir adelante en los estudios, ser un profesional. Me gustaría estudiar Gastronomía, lo tengo pensado desde hace mucho tiempo.
¿Qué es lo más complicado de tu deporte?
-La rutina, a veces cansa un poco, pero me gusta la exigencia. Cuando llegas a un Nacional, tienes seis minutos para mostrar el trabajo de todo el año y si te equivocas o fallas, tienes que volver a empezar. Es lo mismo que las notas del colegio. La dificultad es cómo combinar estudios, deporte y decirle adiós a algunas actividades de los amigos. Por ejemplo, hay que decirle chao al carrete, no hay vacaciones y se pasa gran tiempo lejos de la familia. El colegio también me apoya con algunas facilidades para la asistencia, los plazos de trabajos, pruebas y becas. Además, el club apoya en todo lo que sea necesario.
Ahora al nacional de asociaciones
La vida deportiva de un remero no para. Y así como los máximos exponentes del país viajaron a Brasil para el Campeonato Panamericano, Matías Soazo tiene su propio desafío a mediados de diciembre. ¿Qué viene ahora? "Me estoy preparando para el campeonato nacional de asociaciones que se hará en Concepción. Estoy en la selección de la Asociación Regional Austral en dos tripulaciones: el ocho con timonel y el cuádruple par Cadetes", señala el bogador mientras finaliza la entrevista y parte de nuevo hacia su hábitat: el río.
"A mis padres los tengo por allá arriba, porque hemos pasado por muchas cosas y hemos salido adelante".
Matías Soazo, Bogador"