El exceso de calor, los vientos, la sequía, son algunos de los factores que se conjugan para que se produzcan los incendios forestales, que a la fecha han consumido más de 300 hectáreas en Los Ríos y causan estragos en La Araucanía y otras regiones del país.
Esas condiciones han estado presentes en las semanas recientes, pero claramente no bastan para activar los niveles de destrucción a los cuales se ha llegado. Para eso se necesita la presencia humana. Personas que producen focos voluntariamente o que los causan por descuidos con fogatas, desechos combustibles en los espacios púbicos, o quemas no autorizadas o con mal manejo. A esas acciones sí se debe más del 90% de los siniestros en los bosques, con la consiguiente amenaza a la flora y fauna, además del riesgo para los espacios habitados.
Afortunadamente, son también las personas las que pueden enfrentar estos problemas y prevenirlos. En estos días se ha visto la eficacia de los planes elaborados durante los meses previos y aunque se hagan insuficientes por la alta exigencia del fuego, se nota mayor preparación y capacidad de reacción que en 2017, cuando se vivió la peor catástrofe de este tipo a nivel nacional, con 10 fallecidos y 600 mil hectáreas destruidas.
Ahora hay más brigadas de combate, mayor coordinación con empresas y bomberos, aeronaves, más recursos para Conaf, llegando a 53 mil millones, algo bastante alto si se considera que el presupuesto regional de Los Ríos para todo el año bordeó los 49 mil millones en 2018.
También hay más personas en alerta. Hablar de cortafuegos, espacios de seguridad, brigadas vecinales y denuncias oportunas, no resulta hoy tan ajeno como hace dos años, aunque aún falta tarea por hacer.
En enero la Corporación Nacional Forestal advirtió sobre los riesgos ambientales de este verano. Ya se ve que tenían razón y no hay forma de cambiar esa circunstancia. Lo que sí se puede enfrentar -insistimos- son los riesgos que generan los humanos. Para ello hay que crear conciencia, coordinar esfuerzos y denunciar focos de riesgo, para que la respuesta sea a tiempo y con menos consecuencias. Es importante recalcarlo, porque aún quedan días de calor.