Katalina Isabel Camino tiene 22 años, nació el 30 de junio de 1996, en Valdivia. Es estudiante de quinto año de kinesiología en la Universidad Austral de Chile, y la flamante reina de la Bierfest Kunstmann 2019.
La enseñanza pre escolar y parte de la escolar la realizó en el Windsor School y el Hampton College. Es una destacada atleta especializada en el lanzamiento de la jabalina, y piensa vincular su carrera profesional al deporte de sus amores. También, no descarta la labor social, principalmente gracias al vínculo que tiene su familia con la Escuela Hospitalaria de Valdivia.
¿Cuáles han sido tus principales logros deportivos del último tiempo?
- Soy tercera en el nacional de lanzamientos y segunda nacional en la liga de educación superior, en ambas con el lanzamiento de la jabalina. He participado en casi todos los Juegos de la Araucanía, obtuve podio cuando estaba en el colegio en la liga escolar. Y finalmente, en la última fecha del nacional adultos, quedé en tercer lugar. Gracias a mi entrenador Juan Luis Gajardo aprendí lo que es ganar, y también perder. Siempre con la frente en alto pase lo que pase. Él fue uno de los que me motivó a postular a ser reina.
¿Cómo influye un entrenador deportivo en una decisión de carácter personal, como por ejemplo participar en un certamen de talentos y belleza?
- Juanito siempre me decía a mi y a mis compañeras: 'ustedes son bellas', que tenemos que creernos el cuento y que sólo es cosa de empoderarnos. Y cuando me inscribí me decía 'se tú, concéntrate y todo va salir bien'. Y así fue.
Siempre quise postular, pero me sentía muy chica y no sabía cómo hacerlo. Mi primo, Jorge Camino, fue rey de la cerveza dos veces. Cuando lo veía me imaginaba a los dos como rey y reina. Pero después pensé también que si no me postulaba ahora, después ya sería muy tarde. La experiencia fue increíble, cuando me confirmaron que era candidata por la Burschenschaft Vulkania asumí que ya estaba en la competencia. De pronto, llegó el correo para la inscripción, a la semana siguiente fui a una reunión de coordinación y siete días después, estábamos en una conferencia de prensa frente a las cámaras y los periodistas. Y sobre mis compañeras, todas eran muy buena onda, con ánimos de pasarlo bien y disfrutar.
¿Cómo viviste cada momento de la competencia?
- Todo pasó demasiado rápido. Nos anunciaron nuestras pruebas, martillar y tomar el vaso de cerveza. Hasta ahí, no estaba nerviosa, estaba más enfocada en pasar un buen momento, pero tenia ansiedad de terminar rápido. En la prueba del martillo, no le achunté bien, pero igual salí en segundo lugar. Con mi primo nos colocamos la meta que debía ganar la prueba del schop, y lo hice. En la prueba de cortar el tronco, lo hicimos muy rápido, coordinados, fue muy entretenido. Pero sí le tuve miedo a la prueba de conocimiento y para eso hicimos el tour cervecero de la Kunstmann. Aprendí sobre la elaboración, los ingredientes para cada variedad, los grados de alcohol y amargor. En la prueba, el animador me hizo la pregunta en alemán y me quedé en shock, pero la respondí.
¿Qué aprendizaje te dejó el participar en el evento?
- Aprendí mucho sobre mi, cosas que no me creía capaz de hacer. Sobre cerveza, aprendí montones, desde la cervecería Anwandter, hasta cómo la Kunstmann se ha convertido en una marca connotada a nivel nacional e internacional. La familia Kunstmann es un clan muy amable y grato. Ellos nos felicitaban por la participación, preocupados de generar un buen lazo. Es muy distinto venir a la Bierfest como espectador, que ser parte de ella y poder vivirla por dentro.
¿Crees que Valdivia es la capital de la cerveza?
- Por supuesto que sí. Valdivia tiene una cultura cervecera muy fuerte, desde hace muchísimos años, incluso antes que existiera la cervecería Kunstmann, ellos retomaron una tradición y decidieron expandirla. Detrás de esta idea, nacieron otros emprendedores de la cerveza artesanal, son todas buenas, es por eso que hay muchas marcas reconocidas. Kunstmann es el rostro de Valdivia hacia todo Chile. Es un lugar al que los turistas deben ir, ya sea a la cervecería camino a Niebla o la barra que está en la Isla Teja. La variedad de sabores que ofrece la marca es tan amplia, que ninguna se parece a la otra. Yo creo que ese es el secreto.
Trabajo sociAl
¿Cuál es tu relación con la Escuela Hospitalaria?
- Mi abuela es la fundadora junto con mi abuelo Hernán y mi mamá es la directora. Desde que tengo memoria, mi abuela estuvo vinculada al hogar de niños con cáncer. Siempre la acompañaba a sus actividades y cada vez que podían buscaban hacer el bien, muchas veces con regalos a los niños que pertenecían a ese hogar. Tengo los más lindos recuerdos de su labor. Ellos hicieron las gestiones para conseguir un espacio para la escuela hospitalaria, mientras tanto, los visitaban ambulatoriamente pieza por pieza para enseñarles, con la idea de que a pesar de su enfermedad no perdieran el hilo de sus años de educación. Después que crearon la escuelita buscaron a los niños uno por uno, para llevarlos a estudiar. Ahora que estudio kinesiología, la escuela me queda cerca de la universidad, entonces voy continuamente, los visito y juego con ellos, durante mis espacios de ventana entre clase y clase. Un día una profesora estuvo con licencia, me quedé un día con un niño sordo, entonces el colocaba el computador para enseñarme lengua de señas. Siento que podría ayudar, les he dicho que se necesita un kinesiólogo, porque como tienen distintas patologías, el cuerpo se va acomodando a ellas. Comienzan a haber acortamientos musculares, dificultad para caminar y un profesional puede corregir y apoyar un movimiento de mejor manera.
¿Considerarías trabajar como kinesióloga para la institución?
- Cuando entré a estudiar siempre lo hice pensando en convertirme en kinesióloga deportiva. Pero por otro lado, también me gusta ayudar. No puedo descartar nada, el vínculo me mantiene activa.