El tiempo no es excusa
Hernán Larraín Fernández
Ayer entró en vigencia la ley que Declara imprescriptibles los delitos sexuales cometidos contra niños, niñas y adolescentes, reconociendo el derecho de las víctimas a perseguir responsabilidades jurídicas solo una vez que se sientan preparadas, sin presiones del vencimiento de plazos legales, y evitando que el paso del tiempo favorezca la impunidad.
Este proyecto fue presentado hace nueve años por los senadores Jaime Quintana, Ximena Rincón, Fulvio Rossi y Patricio Walker, y luego de largo tiempo sin avances sustanciales, en el año 2018 el Gobierno decidió patrocinar el proyecto, ponerle urgencia, y gracias al compromiso transversal de todos los parlamentarios y parlamentarias, así como de la agrupación Derecho al Tiempo (representada por Vinka Jackson y James Hamilton) y tantos otros, hoy celebramos este nuevo estatuto de protección frente al abuso sexual infantil, un fenómeno que debemos enfrentar decididamente, permitiendo pesquisar aún más casos, si se considera que de cada siete víctimas, seis no formulan una denuncia.
Lo anterior, atendidas las características especiales de este fenómeno que, por circunstancias fisiológicas, psicológicas y sociales, propias del trauma sexual a tan temprana edad, impiden denunciar dentro de los plazos comunes. Más aún, si la agresión sexual, como ocurre muchas veces, se produce en contextos intrafamiliares, por parte de un familiar directo o un conocido con ascendencia e influencia sobre la víctima.
La presente ley promulgada, en efecto, no solo declara imprescriptibles estos delitos, también amplía las posibilidades de reparación por los daños ocasionados, permitiendo el ejercicio de acciones civiles, tanto respecto del autor de los ilícitos como del responsable del hecho ajeno, por su comportamiento negligente en el ejercicio del cuidado, control, dirección o autoridad que le cabe respecto de las personas a su cargo.
No podemos entonces sino celebrar la aprobación de una ley que, en esta materia, nos posiciona a la vanguardia a nivel mundial, pues solo unas pocas legislaturas (nacionales o locales) como Canadá, Suiza, México, Estados Unidos, Perú y Argentina, cuentan con este tipo de herramientas que, de seguro, en los próximos años será lo común en el resto de los países.
La protección de la infancia es un camino que hemos emprendido con mucha decisión y, siendo un desafío arduo que requiere el esfuerzo de todos, este hito nos permite pensar en un mejor futuro para los niños y niñas de nuestro país.