"Respecto al generador, tiene una capacidad de 350 litros aproximadamente y cuenta con un indicador de llenado, que consta de una aguja, la cual periódicamente presenta problemas en el marcaje, razón por la cual hay que golpearla con una piedra para que muestre el nivel real".
Así parte la nota publicada ayer por el diario El Mercurio donde se muestra la declaración judicial tomada por la PDI -en calidad de imputado- al único operario presente en la planta Caipulli de la Empresa Sanitaria de Los Lagos (Essal), la noche previa al extenso corte de agua potable que afectó por 11 días a cerca de 49 mil hogares de Osorno. El resto del texto es el que sigue:
"Me desempeño (…) (en) la Empresa Essal desde el año 1991, cumpliendo funciones en la Planta de Tratamiento de Agua Caipulli de Osorno, desde el año 2010, cuando fui trasladado desde lago Ranco", afirma el trabajador cuya identidad se mantiene en reserva por la investigación de oficio que mantiene el Ministerio Público para determinar responsabilidades en lo ocurrido.
En su declaración -horas después de iniciado el masivo corte-, el hombre relata una a una las múltiples labores que habitualmente hacía en su solitario turno de noche (ver recuadro), que se extendía entre las 20:30 y las 8:30 horas, en una planta de agua sin iluminación acorde, con equipos precarios y con restricciones para usar electricidad.
Así, explica que tras recibir el turno sin novedades, "alrededor de las 23:10 horas, me trasladé hasta el sector de la planta baja, donde se encuentra el estanque de almacenaje de petróleo, procediendo a realizar el trasvasije (…) al generador de electricidad que se había utilizado desde las 18:00 y hasta las 23:00 horas, dado que esas son las horas de restricción eléctrica y, por ende, el valor de la electricidad es mayor".
Precisamente es en esta última tarea donde el operario acusa su error. "Siendo las 23:10 horas, abrí las dos válvulas del estanque de petróleo que están conectadas por una sola cañería al generador (…). Después me retiré en dirección a la oficina de la planta alta, ubicada a unos 100 metros, calculando que en aproximadamente 40 minutos se realizaría la carga completa al generador (…); sin embargo, me olvidé del procedimiento, acordándome de ello a las 00:10 horas (…), es decir, 20 minutos más de lo que corresponde, razón por la cual me trasladé en forma inmediata al sector de la planta baja, procediendo a cerrar las dos válvulas".
Golpes con piedras
Consultado por la PDI, el operario dijo desconocer "cuánto fue la cantidad total de petróleo que se trasvasijó desde el estanque al generador y por ende el combustible que se rebalsó, sumado a que el piso es de ripio tierra, por lo cual pudo ser absorbido". Lo que sí aclaró es que el estanque donde Essal almacenaba el petróleo tiene una capacidad de 2 mil litros, versus los 350 litros de capacidad que posee el reservorio del generador. Este "cuenta con un indicador de llenado, que consta de una aguja, la cual periódicamente presenta problemas en el marcaje, razón por la cual hay que golpearlo con una piedra para que muestre el nivel real".
Tras esto, el funcionario advierte "la existencia de una película de petróleo que salía desde la ventilación ubicada en la parte superior del estanque local del generador", por lo que procedió "a inspeccionar alrededor del generador, haciendo uso de una linterna, ya que el lugar no cuenta con iluminación, donde no observé combustible en el suelo".
"No le di importancia"
En este punto, el operario aclara que "debido a la experiencia que tengo, no le di mayor importancia a este punto, dado que no vi ninguna acumulación de petróleo en el suelo que pudiera provocar la filtración a los estanques de agua, por lo cual no di cuenta de lo ocurrido (…) como tampoco dejé registro alguno en el libro de novedades, tal como lo establece el protocolo".
Ya de mañana y al finalizar su turno, el trabajador relata que "me trasladé en un furgón de la empresa (…) a fin de ir a buscar a mi colega del turno entrante", a quien de vuelta en la planta Caipulli le hizo entrega del turno a las 8:30 de la mañana, "no sin antes revisar juntos el lugar con luz natural para verificar lo que yo había intuido, corroborando que desde mi punto de vista, nada grave había sucedido, no existiendo filtración de combustible a los estanques de agua, pero si (sic) había un olor a combustible en la sala de bombas".
Tras esto, el operario afirma que minutos después se comunicó telefónicamente con un superior, al que le informó de lo sucedido, "quien a su vez instruyó inspeccionar el hecho a otro colega (…) por lo cual yo me retiré a mi domicilio a descansar, en donde alrededor de las 13:00 horas me entero de que el agua de Osorno proveniente de la planta Caipulli, mi lugar de trabajo, estaba contaminada con petróleo, momento en el cual me di cuenta de que lo más probable es que yo había sido el responsable de tal situación".