"Como familia estamos muy golpeados y atravesando por un momento muy difícil en lo humano".
— Ex Presidente Eduardo Frei — Por autodenuncia de su hermano"Son una banda de narcoterroristas que cuentan con el apoyo de Maduro…"
Presidente Colombia, Iván Duque Por regreso a las armas de disidentes de las Farc
Una excelente charla fue la que ofreció ayer el ex ministro René Cortázar en el Encuentro Empresarial del Sur, EEsur. Desde su mirada profesional analizó datos importantes de la economía nacional (ver nota en páginas 2-3) y entre sus comentarios recordó al ex Presidente Patricio Aylwin, quien solía decir: "el capital político es para gastarlo", cada vez que alguien le aconsejaba no inclinarse por una decisión que podía restarle popularidad.
Cortázar usó ese ejemplo para señalar que, a su juicio, muchas de las determinaciones que hoy se toman sobre la marcha económica chilena, se hacen mirando a las redes sociales y las encuestas, más que a los argumentos técnicos o a la oportunidad de una acción.
No hablaba del gobierno ni de la oposición en particular. No era una crítica. Su mirada era general, apoyada en muchos datos y su diagnóstico fue sobre lo perjudicial que es para el bien del país cuando se vela por el "capital político" y se postergan los asuntos difíciles, pero correctos, aunque resulten impopulares.
Al revisar esas palabras se hace imposible no pensar en la realidad legislativa nacional, con dilaciones de grandes temas y apuros de otros, sin otorgarles profundización. La jornada laboral, la reforma tributaria y la de las pensiones, las leyes sobre seguridad, las reformas para descentralización, son ejemplos de temáticas que requieren de acuerdos de largo plazo y no intereses de corto alcance.
Pero, en vez de ello, se observa a muchos pisar la trampa de las noticias falsas, o elegir el camino de la post verdad.
También sirve la analogía para analizar lo que pasa a nivel regional, donde el adelanto de las carreras electorales de algunas autoridades tiñe de colores oscuros la convivencia en los municipios, e incluso dentro del mismo gobierno, incomodando a quienes observan desde la ciudadanía y esperan -al menos- coherencia en el discurso y buen trato entre las personas elegidas para liderar el territorio.
En vez de esa competencia por acumular capital político, lo ideal sería ver que se gaste mucho de él, pero poniendo el bien de la región de Los Ríos en primer lugar.
Un promedio de 9 a 10 partos diarios son atendidos en el Hospital Base de Valdivia y este año el total asciende a 2 mil 500 nacimientos. Según explicó Silvia Savignones, supervisora del área de Maternidad del Centro Asistencial, las madres son atendidas durante dos días si tienen parto normal o cinco, en caso de cesáreas.
El Instituto Nacional de la Juventud puso a disposición de los jóvenes de la provincia una plataforma de internet a través de la cual se puede buscar trabajo en jornadas parciales, completas o por días. La iniciativa se llama "Capacidad Joven" y se puede acceder a ella en los centros municipales conectados a la red o en el mismo INJ.
El director del Servicio de Salud de Valdivia, SSV, Joel Arriagada respondió ayer una acusación en su contra por contratar a un médico sin título, cuando era jefe subrogante en el Servicio de Salud de Iquique. Arriagada dijo que se trataba de un ciudadano chileno, que estudió medicina en Bolivia y estaba revalidando su título.
La felicidad se ha ido instalando no sólo en los espacios de la vida cotidiana, como objeto de adoración y reverencia, sino también en los psiquismos de sujetos que conviven día a día con tecnologías gubernamentales, que establecen diques y barreras para acercarse a otros.
Habitamos un mundo en el cual los deseos se han volcado estrepitosamente hacia las metas y los objetos rumiantes: Colegios de excelencia con óptimos en el Simce y la PSU; la casa propia; auto; trabajo estable; vacaciones en el Caribe; celulares de alta gama, etc... La felicidad parece copar cualquier ejercicio social e institucional, a saber: Hijos, estudiantes, trabajadores y "ciudades" felices. Sin más, Valdivia se ha ubicado entre las ciudades con mejor calidad de vida, y por qué no, para vivir feliz. No obstante, ¿qué entendemos por felicidad? Sin lugar a dudas, nada tiene que ver con la elisión de los conflictos que depara la existencia. Los deseos humanos parecen ser succionados en estos tiempos de premura, al modo de una aspiradora, por un mercado salvaje que homogeneiza. En este escenario, resaltan nuevos formatos de felicidad en el amor a las redes sociales virtuales, imago potente de sociedad en lo virtual, que sujeta y enreda en su red. Ensamblajes de felicidad que tras la imagen de la unión perfecta -hacer match-, opera y se constituye una certeza, acerca de que el otro de la relación es el elegido para sí. Tal vez, algo desespera en la existencia, sentirse solo, a pesar de las miradas y emoticones.
La clínica psicoanalítica recibe y escucha hoy a sujetos dolientes, afectos de un mercado salvaje que muestra -incesantemente- una prótesis de alma, en resolución hd. Si no se es aceptado por el otro, al otro lado de la pantalla, se desecha y se busca otro mejor. En palabras de Guattari se resume como serialismo mass-mediático, que da forma a otro modo de desesperación psíquica -una adicción, que instaura zonas críticas de paro mental, ante el imperativo socio-virtual de la red, que exige un deber hacer lo mismo. Las adicciones, los deseos de dejar de vivir, el estrés y la melancolía -esos grandes malestares de las post modernidad-, son señales, alertas, a veces gritos, que balizan un territorio frágil, al cual debemos poner atención y escuchar. Pienso que sería bueno recordar al maestro Gabriel García Márquez, cuando dice: "La fuerza invencible que ha impulsado el mundo no son los amores felices, sino los contrariados".
Rodrigo Valenzuela Abarca Docente de Psicología de la U. San Sebastián sede Valdivia