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Mirar hacia el Puerto de Corral

Una de las propuestas que dejó planteadas el Encuentro Empresarial fue mirar hacia el único terminal portuario de Los Ríos.
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Hace exactamente veinte años, el entonces Presidente Patricio Aylwin llegó hasta Corral para inaugurar las instalaciones del Puerto. En esa oportunidad dijo que los privados ya habían hecho su aporte y que ahora era el turno del sector público, para ayudar en la conectividad del terminal con el resto del territorio.

Dos décadas más tarde, el Puerto de Corral sigue esperando por los caminos que lo harán más competitivo y sólo en los últimos meses ha visto avances de obras que podrían habilitar la ruta hacia La Unión y el mejoramiento de los espacios para una posible ampliación.

Este episodio de 1993 fue recordado el viernes pasado por Eduardo Hartwig, presidente del Puerto de Coronel, en su intervención durante el Encuentro Empresarial del Sur, como invitado al panel en el cual se habló de conectividad y desarrollo de negocios.

En la ocasión el ejecutivo dejó en evidencia las notorias diferencias de crecimiento entre los terminales de la Octava Región y el único de Los Ríos, cuyos potenciales siguen intactos, pero que no ha logrado repuntar en su nivel de carga, ni de servicios. Explicó que esta falta de un buen puerto afecta a la economía global de la región y recordó a los presentes que es preciso seguir trabajando con esfuerzos públicos y privados para potenciarlo, tanto a nivel nacional, como en su vínculo como un corredor bioceánico hacia Argentina.

Las palabras de Hartwig fueron muy precisas y recordaron que el tema del puerto no puede ser dejado de lado, que es necesario insistir en su proyección y mejoramiento, como herramienta de desarrollo para su propia comunidad y para Los Ríos en general. Y citó como ejemplo la constante baja de población que afecta a esa zona; en contraste con lo que sucede en Coronel, que aumenta su cantidad de habitantes exponencialmente.

Corral presenta hoy uno de los mayores niveles de pobreza de la región y su gente ha debido realizar protestas para solucionar problemas básicos como el camino hacia el nuevo hospital. Las autoridades trabajan en ese tema, pero es necesario mirar con mayor intensidad y dedicación hacia el puerto.

El desafío de un cambio histórico

...el tema del puerto no puede ser dejado de lado. Es necesario insistir en su proyección y mejoramiento, como herramienta de desarrollo para su propia comunidad...El cambio que estamos viviendo puede reflejarse en una nuevas formas de proteger nuestro entorno
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Finalmente ha sucedido: Celco-Arauco ha decidido acatar el fallo del Primer Juzgado Civil de Valdivia que hace dos semanas la condenó a reparar el daño ambiental ocurrido en nuestro Santuario. La declaración de la empresa subraya que este acatamiento incluye reconocer su responsabilidad en el desastre, según la establece el fallo.

Se trata de un hecho histórico. Un hito que marca el inicio de un cambio cultural de vastas consecuencias. Hace diez años esta decisión era imposible. Fue volviéndose posible a medida que comenzó a primar la forma correcta de hacer las cosas, por parte de los tribunales, las autoridades y ahora la empresa.

Los ciudadanos de Valdivia debemos sentirnos orgullosos por haber impulsado este cambio histórico. El movimiento de defensa del Santuario y de los cisnes no solo jugó un papel determinante en empujar la reforma ambiental del país, aprobada el 2009. Su movilización también ha sido clave para que en Valdivia la protección ambiental haya comenzado a integrarse a nuestra visión de desarrollo en la Región. Ello se ha reflejado en decisiones ambientales más rigurosas, y en una actitud pro-activa de nuestras autoridades ambientales. Pero también se refleja en la multiplicación de iniciativas impulsadas por diversos actores.

Nuestro desafío ahora es materializar este cambio en un diseño participativo, legítimo y técnicamente robusto de la recuperación de nuestro Santuario. Ello demanda voluntad, generosidad e inteligencia para un trabajo coordinado. Nos toca poner en práctica nuevas formas de dialogar, de organizarnos entre autoridades, comunidad académica, y actores sociales, para definir los objetivos de la recuperación del humedal, validar los estudios y diseños técnicos e integrar a los ciudadanos y comunidades en las tareas de recuperación.

No será fácil y enfrentaremos muchos obstáculos. Por eso el llamado es a consolidar el cambio cultural que hemos impulsado desde Valdivia en un diseño colaborativo que abra nuevos caminos para la conservación de nuestro patrimonio natural. Si somos capaces de superar los obstáculos, podemos convertir este desafío es un referente para Valdivia y para el país. El cambio que estamos viviendo, luego del doloroso desastre que conmovió a todo el país, puede comenzar ahora a reflejarse en una nuevas formas de proteger nuestro entorno. Esta puede ser una valiosa herencia que dejemos como testimonio de lo que tanto nos ha costado aprender en estos diez años.