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Agrupación amigos del tren quiere potenciar el turismo con una feria costumbrista

organización. Luego de 12 años de funcionamiento, el grupo de vecinos de Antilhue deposita su esperanza de mejores tiempos en la concreción de una feria que ofrezca los productos de la zona.
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Un lugar donde alumbra el sol. Lo mismo que significa Antilhue en voz mapuche es lo que busca para su comunidad la Agrupación Amigos del Tren de Antilhue, a través de la formación de una feria gastronómica a cargo de los 38 pequeños emprendedores que integran la organización. Un grupo que busca devolver a la localidad parte de la gloria de tiempos pasados, cuando fue punto obligado de recorrido y de parada para el ferrocarril.

La presidenta de la agrupación es Hilda González, quien recuerda que el grupo comenzó con seis personas, hace 12 años, cuando el tren "El Valdiviano" comenzó a hacer sus recorridos turísticos de fin de semana entre Valdivia y Antilhue.

Hoy, el grupo trabaja con el objetivo de instalar una feria costumbrista que durante el año y especialmente en la temporada de verano permita a sus integrantes aprovechar la llegada del tren turístico y la reciente construcción de la ruta asfaltada hacia Valdivia y Los Lagos.

Las famosas "tortillas al rescoldo con longaniza", empanadas, cazuelas, pastel de choclo, mote con huesillos, asado, mariscales, tortas, kuchenes, plantas medicinales y frutos de la época como mora y chupones están a la espera del viajero.

Mientras tanto, los integrantes de la agrupación esperan con ansias el fin de semana del 20 y 21 de septiembre, para darle el "vamos" a la iniciativa.

"El intendente nos dio su palabra de que el tren volverá", asegura Hilda González y plantea que uno de los objetivos de la soñada feria gastronómica es abrir durante todos los fines de semana, para así aprovechar "tren y carretera".

PERFECCIONAMIENTO

Pero, los emprendedores reunidos en la Agrupación Amigos del Tren también están preocupados de capacitarse para ofrecer el mejor servicio, una vez que la feria comience a funcionar.

Gracias a un proyecto apoyado por el gobierno regional en el cual los consejeros Juan Carlos Farías e Italo Martínez fueron fundamentales -según señala la dirigenta Hilda González- tuvieron la oportunidad de realizar una "gira técnica" a Panguipulli, Huilo Huilo y San Martín de Los Andes (Argentina).

En Panguipulli, el grupo recibió charlas de parte de empresarios y representantes de la municipalidad; en Huilo Huilo conocieron la importancia del proyecto de la reserva biológica y la visión turística de quienes la visitan. En San Martín de Los Andes recibieron charlas de chocolatería, repostería, conocieron la experiencia de una ordenanza municipal respecto a la basura y la visión que tiene el turista acerca de los lugares que visita.

Ahora, el desafío está en la forma cómo canalizar la experiencia adquirida. "Estamos claros de cómo debemos atender a los turistas y todos vamos a mejorar gracias a este viaje de capacitación. Queremos mejorar, para que Antilhue tenga su gran feria costumbrista y seguir surgiendo como pequeños emprendedores y como ciudad", asegura Hilda González.

Es más. El sitio donde se ubicarán ya está definido: a un costado de la antigua estación, para estar a la vista de los visitantes del tren y los automovilistas.

"Estamos con todas las pilas puestas en este proyecto, tanto en Antilhue, como en Huellelhue y Pishuinco, porque entendemos que es una ventana para potenciar el turismo en la región. Todos podemos empujar el carro del tren, para que nuestra región sea la mejor y más variada en el turismo", refrenda.

Para que sus sueños se cumplan, solo falta que el pitazo de la locomotora a vapor y el ruido de los motores se escuchen, cada fin de semana.

Crecimiento, educación y desarrollo

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EEl crecimiento o aumento de la producción agregada de las regiones no depende exclusivamente de la demanda de bienes y servicios. Los verdaderos determinantes del crecimiento, más aún del desarrollo, son el sistema de educación y la calidad del Estado.

El desarrollo de una región es el resultado de una combinación interrelacionada de dimensiones como la histórica, política, social, cultural, educativa, ecológica, etc., y no sólo la referente al crecimiento económico. Sin embargo, en las últimas décadas se ha sobreestimado el peso relativo del crecimiento; los aspectos técnicos y materiales no han sido suficientes para que muchas localidades alcancen el desarrollo.

Por lo tanto, para otorgar el peso que realmente poseen las otras dimensiones del desarrollo, la educación debe jugar un papel decisivo, pasando a convertirse en el motor.

Este desafío se puede enfrentar, según algunos autores, impulsando la cultura emprendedora desde la educación. Fomentar el capital humano desde lo global en la sociedad del conocimiento, significa que los jóvenes deben adquirir competencias técnicas; pero, al mismo tiempo, deben desarrollar competencias y habilidades sociales y personales que les permitan afrontar todos los ámbitos de la vida en la sociedad, es decir, una cultura emprendedora que promueva el equilibrio entre un progreso económico sustentable y el desarrollo social y humano.

Si consideramos que un emprendedor es una persona que inicia con resolución acciones complejas y desconocidas, una persona que hace frente a un desafío, el creador de una casa, un libro, una empresa, una organización social, una asociación de vecinos, un equipo deportivo, etc.; a la educación le corresponde, a través de la cultura emprendedora, sembrar en los jóvenes una mentalidad de logro y voluntad de sacar adelante iniciativas, característica fundamental para el desarrollo regional y local.