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Por el bien de Chile

Si la idea era protestar por la desigualdad, o contra el sistema económico o por los abusos de poder que se ejercen sobre los pobres; la acción fues opuesta al discurso......no podemos desconocer el esfuerzo de muchos por la construcción de una patria grande, justa...
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Estamos en el mes de la Patria. Mes de sentimientos encontrados. Miramos nuestra historia, que está llena de alegrías y tristezas, de ilusiones y dolores. Pero todos, con mayor o menor conciencia, deseamos que exista una convergencia: un futuro lleno de esperanzas.

A pesar de tantas dificultades que enfrenta nuestro país, no podemos no reconocer y valorar el esfuerzo de muchos por la construcción de una patria grande, justa y buena para todos.

El país no se construyó ayer, es fruto de una historia compartida y del esfuerzo de muchos. Al igual que en la historia, es bueno valorar nuestros aspectos positivos, como los avances en el desarrollo, la creciente integración a un mundo que avanza rápidamente hacia la globalización, las mejores expectativas de vida de la población. Hoy también, tenemos mejores condiciones para mejorar la educación en todos sus niveles y hay mayor conciencia de salvaguardar los derechos de cada uno, y se aspira a una mejor calidad de vida y a un desarrollo sustentable y digno para todos. Parte de todo esto lo hemos visto en los movimientos sociales y en la participación ciudadana que se dio en las últimas elecciones primarias presidenciales.

Pero sabemos que hay tareas pendientes, por ejemplo: hay crisis en la representación política, y crisis en la distribución económica. Pero, a su vez, hay rostros y dolores que nos interpelan, como ser, el pendiente reconocimiento de los pueblos originarios, la violencia contra la mujer, contra los niños y adolescentes vulnerables, el clamor de los jóvenes, especialmente de aquellos que ni estudian ni trabajan, y de los migrantes.

En este camino de reconocimiento de nuestra historia y de aceptación de nuestras limitantes, nos ilumina lo dicho por el Papa Francisco. El camino de la humildad como transformadora de la sociedad. La fe no sólo da fuerza a las convicciones de cada persona sino que ilumina también las relaciones humanas. Por su conexión con el amor, la luz de la fe se pone al servicio concreto de la justicia, del derecho y de la paz (cf. Lumen fidei, 50-51).

Manifestaciones y vandalismo

Los destrozos en la Escuela Angachilla son un acto delictual. Deben ser investigados y sancionados como establece la ley.
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Los destrozos y violencia vividos en algunos sectores de Valdivia durante la conmemoración del 11 de Septiembre, han sido repudiados transversalmente por la comunidad local, porque sólo lograron empañar una jornada que fue mayoritariamente pacífica y que buscaba reflexionar sobre un momento histórico del país. Lamentablemente, grupos de personas inescrupulosas transformaron ese espíritu en hechos vandálicos que no aportan ni al respeto de las víctimas, ni a los cambios que se necesitan para que Chile avance hacia la reconciliación.

En particular impactan los destrozos efectuados en la escuela municipal Angachilla, que atiende a una parte de los niños más vulnerables de la comuna y que difícilmente podrá reponerse rápidamente de las pérdidas sufridas. La falta de vidrios en las ventanas, el robo de una fotocopiadora, la quema de sillas listas para recambio de mobiliario, afectarán ahora directamente a los estudiantes, que verán sumar dificultades a las ya duras condiciones en las cuales actualmente van a clases.

¿Cuál es la justificación para un acto de esta naturaleza? Si la idea era protestar por la desigualdad, o contra el sistema económico o por los abusos de poder que se ejercen sobre los más pobres; la acción fue opuesta al discurso. Y se termina perjudicando a quienes se dice proteger. Lo mismo se aplica frente al ataque al consultorio, al jardín infantil, la quema del automóvil de un obrero panificador, los destrozos en los medidores de agua de las casas; incluso en el intento de saqueo de un supermercado.

En todos estos actos se aprecia sólo afán de destrucción y una gran ira que se expresa haciendo desmanes y afectando a personas inocentes.

Y si bien en democracia se respeta el derecho de los ciudadanos a manifestar su descontento; también debe garantizarse el derecho de todos a vivir en paz. Pero muchos no lo entienden así y encuentran justificaciones para dañar a los demás, ahondando los problemas en vez de ayudar a solucionarlos.

En este caso en particular estamos frente a hechos delictuales serios, que minan la convivencia y el patrimonio público, que afectan a los más débiles de la comunidad y atemorizan a la mayoría. Son acciones que deben ser investigadas y castigadas según indique la ley.