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Protección contra incendios

Es en estos días en que la ley obliga a las grandes tiendas a cerrar sus puertas cuando se hace imprescindible recurrir al almacén pequeño.A fines de este 2013 se incorporarían nuevas exigencias en la Ordenanza General...
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A casi un año de ocurrido, muchos tenemos aún latente el recuerdo del voraz incendio de la Tienda Taboada y la Galería Nass. Quizás lo más impactante de todo, fue la rápida propagación de las llamas al interior de la galería y posteriormente hacia la tienda Taboada, lo que obligó a la rápida evacuación de las personas que allí trabajaban, ante el riesgo inminente.

Resulta, entonces, evidente preguntarse ¿cómo pudo ocurrir tamaña devastación en tan poco tiempo y cuáles de nuestras actuales edificaciones están preparadas para resistir eficientemente la propagación de un incendio?

En este sentido, es nuestro deber como Cámara Chilena de la Construcción recordar que existe una reglamentación que norma todos los aspectos de Protección Pasiva contra incendios, la que tiene por objetivo fundamental la protección de las personas, así como la de los inmuebles y la propia estructura de la edificación. Este conjunto de reglas, de ser bien aplicadas en el diseño de las edificaciones, evita precisamente que un incendio se propague fácilmente por cada uno de los espacios del inmueble.

Con el fin de ir más allá, la Cámara Chilena de la Construcción está propiciando mejoras a la actual legislación de protección al fuego, participando activamente en una mesa de trabajo, con otras entidades relacionadas con el tema.

De prosperar estos intentos de mejoras, a fines de este 2013 se incorporarían nuevas exigencias en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción, las que obligarían a todas aquellas edificaciones donde concurran más de 50 personas, a contar con rociadores automáticos, muros cortafuego horizontales y verticales, así como de un plan de evacuación, visible y de fácil consulta para todos los usuarios.

La idea es avanzar en aspectos técnicos que mejoren la seguridad al interior de las construcciones y, de esa manera, evitar que la ocurrencia de un incendio signifique obligatoriamente la pérdida total de nuestros hogares o nuestra fuente laboral.

El comercio en los barrios

El paso del tiempo y la llegada de nuevas formas en la actividad lo han puesto en jaque, pero sigue en la brecha.
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Apropósito de las Fiestas Patrias y sus tradiciones, que en todo el país muestran cambios tan significativos que ya cuesta utilizar ese término, vale la pena detenerse para resaltar la relevancia que alcanza durante estos días el comercio de barrio, aquel que no funciona en base a las tarjetas de plástico, pero que igual se las arregla para ofrecer crédito a sus clientes más conocidos, en base a la todavía vigente libreta familiar.

En la región de Los Ríos hay una clara diferencia entre lo que ocurre en la capital y las restantes comunas, porque mientras los habitantes de la primera han debido incorporarse, casi sin darse cuenta y sin que se les pidiese la opinión, al régimen de las grandes cadenas, en el resto de la región todavía es más fácil encontrar establecimientos, de diversos tamaños, que funcionan bajo las reglas escritas hace mucho tiempo, es decir, tal como las conocieron quienes pertenecieron a las anteriores generaciones de chilenos.

Es en estos días en que la ley obliga a las grandes tiendas a cerrar sus puertas cuando se hace imprescindible recurrir al almacén pequeño o a la carnicería de barrio para salir de una emergencia de última hora y encontrar aquel producto que no pudo ser comprado con anticipación.

Es una buena ocasión para que el pequeño comerciante logre ingresos adecuados para seguir en la brecha, aunque lamentablemente siga bajo el sello de los negocios de mayor volumen, que son los que se llevan la mayor parte de las ventas, porque por mucho que deban cerrar en algunas fechas signadas como descansos irrenunciables para los trabajadores, la gente ya se ha acostumbrado a abastecerse con anticipación.

Todo indica que se trata de un fenómeno irreversible y que ya no hay marcha atrás para el antiguo esquema del comercio. Quienes persisten en la actividad saben que luchan contra adversarios poderosos y muy bien estructurados, pero en la medida que cuenten con el favor de quienes han sido sus favorecedores durante generaciones podrán mantener en pie una actividad digna y muy criolla, por cierto.