Una porno dentro de una porno
Hoy vi una porno dentro de una porno. Soft porno, no se crean. Y no se ve directamente la porno, pero uno ve como la ven. La imagina. La película en el Lord Cochrane era la historia de xxx con las hormonas a punto de explotar en el cuerpo de xxx. Fuego adolescente atrapado en la piel de una niña virgen que quiere dejar de serlo. Es, una joven herida por la muerte de su madre y dañada por la normalidad de su padre. Ella, la chica protagonista, es perversa. Con una perversión hacia sí misma por no saber qué hacer con ese sexo que le palpita entre las piernas incluso, cuando se monta en su bicicleta mini. Y miente. Miente a su amigo, a su padre, a su amiga y se miente a sí misma. Arriesga todo. Por mensaje de texto, y ofrece sus nalgas para que la golpee un rapero con una paleta de ping pong. El tipo la golpea fuerte. Tanto, que le duele hasta al perro suyo que pestañea cuando oye los paletazos sobre su ama. La anestesia es un caño enorme de marihuana que pasa de boca en boca. El contraste de esta decadencia, es otra decadencia más sutil: la fiesta de 15 años de la mejor amiga de xxx. La compañera de baile enciende velas por su padre calvo que pagó los postres y por su madre que no le dice nunca nada cuando llega tarde de alguna fiesta. La otra vela es por su nuevo novio que le regaló un anillo de corazones aunque no le promete nada para siempre, porque "ya se ha acostado con tres chicos antes que él y le lleva ventaja". La tensión sexual avanza al borde de lo banal y lo desechable, como el hambre del perro que hurga constantemente en la basura de las familias o como la náusea sobre el w.c luego de que ambas chicas celebran los 15 con vestidos nuevos y brillantes y ceñidos sobre sus cuerpos perfectos, sanos y jóvenes que bailan con máscaras blancas de protector solar o de algún baile butoh de postguerra. Última escena: Lila frente al mar. Primera escena, Lila frente al mar. A un mar de dudas, a un océano de incertidumbre por una vida sin guía, vacía, donde hay que nadar no más para no ahogarse sin aletear al menos un poco. Una película pornográficamente, existencialista que queda dando vueltas, más allá del sexo.