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Apoyo para la actividad artística

La Ley de Donaciones Culturales y la creación de un Ministerio de Cultura son temas importantes para debatir.
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Un intenso trabajo ha desarrollado en la región Roberto Ampuero, destacado escritor, ex embajador y actual ministro presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Con reuniones y encuentros con la comunidad, ha buscado difundir dos temas muy importantes para el país: los nuevos alcances de la reformulada Ley de Donaciones Culturales (la también llamada Ley Valdés) y la propuesta de crear un Ministerio de Cultura.

El primero fue el punto central del encuentro que sostuvo con los integrantes de Codeproval, para instarlos a utilizar los beneficios que la nueva norma propone a las empresas y personas que hagan aportes a la actividad creativa, artística, de difusión y de preservación del patrimonio. El segundo, fue reservado para el debate con representantes de la comunidad en La Unión, donde nuevamente se reiteró la necesidad de contar con una institucionalidad estatal más sólida que la actual, que permita gestionar políticas de largo plazo, más allá de gobiernos.

Así visto, sin dudas que existe la necesidad de una estructura mayor para respaldar el quehacer de los creadores, intérpretes y gestores nacionales; pero también una instancia política desde la cual la expresión cultural no se limite.

Lamentablemente, a menudo se hace sinónimo entre cultura y arte, llegándose a decir que "un pueblo sin cultura no se desarrolla", o que "es necesario llevar cultura a las regiones y rincones apartados"; sin comprender que la cultura es inherente a lo humano y no se puede llevar o traer por decisión de nadie.

Informar, educar, potenciar la expresión creativa, preservar tradiciones, compartir saberes, explorar los de otras comunidades, realizar eventos, apoyar con decisión y recursos los talentos, estimular la incorporación de tecnología, velar por el acceso igualitario a manifestaciones artísticas, son tareas fundamentales; pero la cultura es más y tiene que ver con la forma de vivir en comunidad de una manera particular. De ella nace la identidad, que fortalece a los pueblos y los hace únicos.

Sin duda que un Ministerio es necesario y, por lo mismo, se valora el interés y esfuerzo por poner este tema en la discusión pública de Los Ríos y del país .

Observatorio judicial

Sin duda que un Ministerio es necesario y, por lo mismo, se valora el interés y esfuerzo por poner este tema en la discusión pública de Los Ríos y del país......es razonable que en ocasiones las decisiones judiciales hagan valer los derechos de minorías...
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Bienvenida toda iniciativa que busque mayor transparencia en el actuar de los órganos del Estado, pero cosa distinta es pretender por esa vía un medio para que mediante el escrutinio público, se influya sobre instituciones que necesariamente son contramayoritarias, es decir, deben actuar ajenas a las mayorías u opinión pública como es el caso del Poder Judicial.

Por ello, un observatorio judicial no puede pretender ir más allá de ser un mero canal de transparencia extra a los existentes.

Los jueces han de resolver conforme a la ley y el derecho, función que todo Estado moderno y democrático y todo buen ciudadano, esperan ejerza sin presiones. Por otro lado, es claro que la ley y el derecho no pueden estar al servicio sólo de las mayorías, pues en tal caso las minorías (léase, por ejemplo, un imputado de un delito de connotación pública) carecerían de toda protección, provocándose una tiranía de las masas más numerosas, cuya mutación constante genera cambios de apreciaciones y hasta de valores. Así las cosas, es esperable y razonable que en ocasiones las decisiones judiciales hagan valer los derechos de aquellas minorías por sobre los intereses de las mayorías.

Por ello es que los jueces no pueden estar al pendiente de estas últimas a la hora de tomar una decisión, la que sólo ha de basarse en la ley y el derecho, exenta de toda presión.

Póngase en el caso que usted, lector(a), sea parte de las minorías y que un conflicto entre su interés, impopular, y el de otro que es mayoritario, debe ser resuelto por un juez sujeto al escrutinio popular. En tal caso usted tendrá legítimas sospechas de que aquel juez, al fallar, lo haga sin la debida independencia, pensando en el reproche público de las mayorías.

Es por lo anterior que tanto en el proceso de generación, gobierno y ejercicio jurisdiccional, los jueces, individualmente considerados, y el Poder Judicial, en su conjunto, necesitan de la debida independencia de las mayorías siempre transitorias.