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Se debe aprender a tomar sol

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Las altas temperaturas del verano, además del tradicional bronceado, pueden acarrear una serie de problemáticas sobre todo cuando la exposición es demasiado extensa y en horarios en que la radiación es más peligrosa. Esto se puede acentuar, especialmente en los adultos mayores, ya que están más propensos a generar cuadros de deshidratación, por la pérdida de capacidad de adaptación frente a temperaturas extremas; la menor cantidad de agua dentro del cuerpo; disminución de la sensación de sed, pese a la pérdida de grandes cantidades de líquidos; disminuye la capacidad de retención de orina.

Los factores antes mencionados afectan la regulación de la temperatura corporal y la mantención de la homeostasis de nuestros adultos mayores, pudiendo éstos llegar a estados de deshidratación severos e incluso sufrir desmayos producto del calor.

Sin embargo, el temido sol también tiene sus beneficios para los adultos mayores, siempre y cuándo aprendamos a controlar los tiempos en los cuales nos expondremos.

Así, está demostrado que tomar sol por períodos de tiempo breves son de gran ayuda, ya que se activa la fuente de vitamina D, principalmente por los rayos UV-B. Siendo el déficit de vitamina D muy frecuente en personas mayores, lo que es muy preocupante, ya que ésta cumple una importante función en la absorción y metabolismo del calcio y en la prevención de osteopenia y osteoporosis, lo que se relaciona estrechamente con la prevención de caídas, una de las principales causas de fractura y pérdida de la funcionalidad.

Por tanto, no se trata de que evitemos completamente la exposición al sol, sino que aprendamos a sacarle el mejor partido. Algunos consejos prácticos son: evitar actividades al aire libre entra las 12 y 16 horas; tomar abundante líquido antes, durante y después de realizar actividad física; preferir ambientes techados.