20° Campamento: las historias detrás de la música en la costa
Daniel Navarrete Alvear
Nicolás González tiene 17 años y hace una década toca violín. Alguna vez le hablaron del Campamento Marqués de Mancera, por ello decidió viajar desde Antofagasta hasta Valdivia para vivir la experiencia. Violeta Muñoz es la menor de tres hermanos. Participa por segundo año en las clases en Niebla y es la responsable de seguir con la tradición musical iniciada por su padre. Katherine Figueroa nació ciega y en vez de quedarse en casa y depender de su familia optó por tomar un violín y demostrar que no tiene límites. Benjamín Catricheo pudo ser un violinista más en el grupo de casi 200 intérpretes de la orquesta infantil juvenil del 20° Campamento, sin embargo fue escogido para una prueba que podría reforzar sus anhelos de ser un profesional.
Nicolás, Violeta, Katherine y Benjamín son protagonistas de diferentes historias que tienen un elemento común: la música. Y un lugar de encuentro: el Campamento Marqués de Mancera.
La agenda de clases en Niebla y de conciertos en Valdivia es organizada por el Conservatorio de Música de la Universidad Austral de Chile. En enero de cada año llegan a la capital de Los Ríos aproximadamente 300 niños y jóvenes para trabajar con profesores chilenos y extranjeros de primer nivel. En el camino mejoran sus habilidades, crean lazos de amistad y son puestos a prueba en posiciones de alta responsabilidad. Una de ellas es la silla de concertino, segundo al mando en una orquesta. Los violinistas para el puesto aún no son elegidos, pero en los ensayos de las orquestas para los conciertos de clausura suenan fuerte los nombres de Nicolás González y Benjamín Catricheo.
"Venía solo a aprender, no con la intención de tomar un cargo como ese. Creo que es la oportunidad para probar si realmente eres bueno en lo que haces ya que es un puesto difícil de manejar", dice González. Y agrega: "Aunque a veces hay que ponerse un poco mandón, la idea es pasarlo bien y vivir una bonita experiencia". En la formación infantil, Benjamín Catricheo asumiría la misma responsabilidad. Es uno de sus principales logros como violinista luego de iniciarse hace un año y medio en el instrumento. "Es mucha responsabilidad porque de ti depende el desempeño del resto de los violines. Pensé que tocaba bien, pero no tanto como para que los profesores me eligieran para esta posición(...) es primera vez que vengo al Campamento y además soy concertino. Es un milagro", dice el músico. Benjamín Catricheo es integrante de la Orquesta Cifan desde hace tres años. Comenzó tocando viola, pero una lesión en su mano izquierda lo obligó a cambiar de instrumento.
El trompetista Cristián Muñoz es uno de los profesores habituales del Campamento. Este año y junto con dirigir el Ensamble de Vientos volvió a la costa de Valdivia con su tres hijos. La más pequeña es Violeta, tiene 9 años y quiere seguir el ejemplo de sus padres. Dice que comenzó tocando violín, pero que al crecer el instrumento le quedó chico así que buscó otra alternativa. "Pensé que el violín sonaba desafinado cuando yo lo tocaba, en cambio tocar trompeta es más fácil", dice. Y añade: "Me gusta el sonido. Cada vez que uno quiere puede hacer que suene muy fuerte. No hay cosas malas con este instrumento(...) mi papá no es enojón conmigo cuando me hace clases y a veces hasta me deja descansar, así que creo que nos llevamos bien". Violeta participa por primera vez en el Campamento, lugar donde cree que puede reforzar sus habilidades. "Todavía no he pensando si es que quiero ser profesional algún día, pero quiero mejorar y pasarlo bien como músico".
Quien también visita la zona por primera vez es Katherine Figueroa, integrante de los 13 músicos avanzados de la Orquesta Santa Lucía que dirigen Alejandro Caro y Jeremías Ortiz. Nació ciega, pero aprendió a ver el mundo a través de la música. "Tocar violín es entretenido y me motiva seguir creciendo con eso. Ser ciego no es un impedimento para lograr metas. No creo que generemos lástima, sino que más bien admiración para el resto de las personas que no tienen problemas(...) la música me hace sentir bien y realmente no imagino que habría sido mi vida sin ella. Ser violinista me han abierto muchas puertas".
La Orquesta San Lucía es un proyecto del colegio del mismo nombre. Surgió en La Cisterna y uno de sus objetivos es enseñarle a sus integrantes a superar las dificultades. Katherine Figueroa, explica: "Siento que tengo proyección en lo que estoy haciendo, pero además me gustaría entrar a la universidad y estudiar una carrera profesional. No siento que estoy solo marcando el paso, sino que avanzo hacia algo".
El 20° Campamento Musical Marqués de Mancera finaliza el miércoles 15 de enero. El concierto de término para Valdivia será en los jardines de la Casa Prochelle Dos en la Isla Teja, donde se podrá ver en acción a los protagonistas de la jornada que tocarán bajo las órdenes de seis directores. El repertorio será de música selecta y popular; la invitación para todo público y la entrada, liberada.