Conversión y seguimiento
El evangelio de este domingo parte todavía con una referencia sobre Juan Bautista, a propósito de su arresto, por parte de Herodes. Al enterarse de este noticia, Jesús deja Nazaret. Esto quiere decir que deja su vida oculta y se dirige hacia Cafarnaúm, junto al mar de Galilea, que será su centro misionero. Es una apertura para que el mensaje sea anunciado a todas las naciones, desde la Galilea a todo el mundo, desde las tierras de Zabulón y Neftalí, como lo anunció el profeta Isaías. Aquellas tribus, exiliadas en otro tiempo, ahora son las favorecidas con el comienzo de la predicación y el anuncio del reino, por parte del mismo Hijo de Dios. Según la profecía, el pueblo estaba en tinieblas y en medio de esta oscuridad de muerte se levanta una gran luz y ésta no es otra que Jesucristo, la luz del mundo.
Es aquí, que según el evangelista Mateo (a quien seguimos en este año litúrgico), que se inicia la misión de Jesús. "desde entonces", es decir desde que llega a Cafarnaúm después del arresto de Juan Bautista, comienza la proclamación del Reino de los cielos, un ministerio que lo llevará hasta Jerusalén donde entregará su vida por fidelidad al mensaje del Reino.
"Conviértanse, porque el reino de los cielos está cerca". Esta frase resume en Mateo todo el anuncio del Evangelio de Jesús. Es significativo el verbo inicial en imperativo, que nos indica la urgencia y la importancia de esta conversión en el ser discípulo misionero del creyente. Esta conversión es imprescindible para aquellos que seguimos a Jesús, también en nuestros días. Por eso seguidamente a esta invitación a la conversión, aparece el relato del llamado a los primeros cuatro discípulos: Pedro, Andrés, Santiago y Juan. Todos al escuchar la voz del Señor dejan sus redes, es decir todo lo que estaban haciendo para seguir a Jesús, su respuesta es inmediata y radical, apuestan todo por el Maestro.
Sacerdote