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Fieles católicos celebraron la fiesta de la Virgen de la Candelaria en Punucapa

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"Viva la Virgen de Candelaria, que en Punucapa tiene su altar y reine siempre triunfante Cristo en este pueblo noble y leal", cantaron ayer los miles de fieles que acudieron al Santuario de Nuestra Señora de la Candelaria en Punucapa, para celebrar la fiesta de esta advocación de la madre de Jesús.

Presidida por el obispo de la diócesis de Valdivia, monseñor Ignacio Ducasse, la procesión partió a las 13 horas desde el templo. La centenaria imagen de la Virgen de la Candelaria encabezó la pausada marcha de los feligreses a través de la calle principal de Punucapa y que se detuvo a pocos metros del muelle. Allí Ducasse dirigió a los presentes una alocución, tras la cual se entonaron varios cánticos de alabanza, entre ellos, el himno a la Virgen de la Candelaria.

Posteriormente, los portadores de la imagen emprendieron el retorno al santuario, donde los esperaban los incesantes tañidos de las dos campanas que posee el templo. Éstos sólo se acallaron cuando la procesión tocó la explanada de acceso al recinto.

Al detenerse la marcha de los fieles, los cargadores de la Virgen se situaron a muy pocos pasos de las columnas de madera de la iglesia. Nuevamente el obispo Duccase dio un mensaje a la concurrencia, y luego desde el campanario se dejó caer una lluvia de pétalos de flores sobre la imagen.

Una vez dentro del templo, la efigie de la Virgen fue instalada en la nave derecha, donde los devotos de la Candelaria encendieron velas y las depositaron delante de ella.

Una vez culminada la ceremonia, monseñor Ducasse se refirió a la fiesta de la Candelaria como una de las dos más importantes que se realiza en la zona. "Creo que la Virgen de la Candelaria tiene un atractivo muy grande, porque se vincula a la tradición de las velas, que es un signo muy bonito y muy arraigado a nivel popular. Y este lugar, concretamente, para la gente de Valdivia especialmente, tiene un atractivo, no sólo por el lado turístico, sino desde el punto de vista religioso. El templo data de 1882 y la imagen de la Virgen es anterior (alrededor de 1875)", expresó.

Tal como mencionaba el prelado, la iglesia de Punucapa fue erigida en 1882, y el paso de los años ha dañado su estructura. En vista de ello, el líder diocesano señaló que ha solicitado la contribución de manos públicas y privadas para refaccionarla, pero estos intentos no han fructificado.

"No contamos con ninguna fuente de recursos económicos para arreglar esta iglesia, fuera de la colecta que se efectúa en las misas mensuales. Con esto la fiesta de la Candelaria nos proporciona la mayor entrada de dinero para hacer las refacciones que requiere este templo", indicó el religioso.

Ducasse aprovechó de hacer un llamado para encontrar alguna ayuda. "Se trata de una iglesia histórica que requiere refacciones y conservación, pero esto cuesta mucho dinero y la comunidad punucapeña no tiene los medios suficientes para solventar estas labores".

Uno de los portadores de la Virgen es Luis Humberto Soto. El dijo que "toda mi vida he venido acá a pagar manda, para continuar la tradición que me inculcó mi madre. Llevo varios años cargando a la Virgen, porque es algo que me encanta hacerlo. Es un orgullo y un descanso para mi cuerpo".

Muy emocionada se mostró Luz Marina Barría, proveniente de Valdivia. Con algunas lágrimas señaló que "vengo hace 27 años acá. Es una emoción muy grande porque hice un compromiso con mi madre cuando ella falleció. Le dije que vendría a honrar a la Virgen hasta que yo parta al cielo. Le dije que continuaría la tradición, y lo hago con todo cariño y con todo amor. Es un día especial para mí, porque recuerdo a mi madre y a la Virgen".

A diferencia de años anteriores, ayer el mal tiempo jugó una mala pasada a los comerciantes. Jorge Lorca, dueño del minimarket Verdi-Frut, aseguró que "nos hicimos muchas expectativas, pero la lluvia nos traicionó un poco. Entonces, la gente viene, hace la procesión y después se va para Valdivia. Si no hubiera habido lluvia se hubiera quedado un ratito más". Y agregó: "En un día bueno, estamos hablando de un millón de pesos. Ahora no vamos ni en la mitad. Todos cruzamos los dedos, hicimos una cadena de oración, pero lamentablemente el tiempo no nos acompañó y así son los negocios".