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La oferta que llega del río

Visitantes piden más alternativas para navegar por los cauces que tanta identidad le otorgan a Valdivia.

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Cuando las condiciones meteorológicas resultan favorables, como se anuncia que ocurrirá durante los próximas días, con un par de excepciones muy típicas de nuestra zona, el centro de la ciudad y las zonas donde se concentra la oferta gastronómica valdiviana adquieren en febrero un aspecto distinto a lo que se observa durante la mayor parte del año.

No es de extrañar que esto ocurra, porque es lo que sucede en otras ciudades del sur que ven sus panoramas turísticos condicionados a los caprichos atmosféricos, a diferencia de sus competidoras de la zona central o del norte, que cuentan con la ventaja de saber a priori que es muy difícil que alguna inoportuna y molesta lluvia pueda echar a perder una jornada que en caso contrario podría ser memorable y rentable para los interesados.

Esta situación, que en el fondo no tiene arreglo, por lo menos hasta dentro de algunas generaciones, cuando el desarrollo tecnológico permita por lo menos anticipar con suficiente ventaja lo que va a ocurrir con las condiciones meteorológicas, obliga a buscar fórmulas para garantizar que los visitantes van a contar con panoramas realizables bajo cualquier situación.

Allí es donde Valdivia cuenta con un atractivo que mucho se menciona pero poco se trabaja y que es el uso de los ríos para la entrega de atención a los turistas que muchas veces llegan a la ciudad atraídos por este factor que tanta identidad otorga a la ciudad y a la región que por algo lleva su nombre.

Comentarios de visitantes apuntan precisamente a señalar que falta una renovación de la flota fluvial, pero fundamentalmente se hace necesario innovar en cuanto a los panoramas, especialmente con algunas actividades nocturnas.

Es un punto de vista que no se puede ignorar, porque es cierto que con excepción de los esfuerzos de unos cuantos empresarios no ha habido mayores novedades en cuanto a las embarcaciones mayores en varias décadas y también resulta atendible estudiar la posibilidad de ofrecer más alternativas en horarios que no son los habituales.

Música chilena en las radios

No escuché a ningún candidato hablar de políticas de difusión de nuestra cocina.

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Ven sus panoramas turísticos condicionados a los caprichos atmosféricos.

Soy un gran consumidor de música chilena desde niño. En mi familia numerosa, se escuchaban desde los grandes de la Nueva Ola como Cecilia, Pollo Fuentes, Buddy Richard, pasando por Victor Jara, Violeta Parra, Inti Illimani, Los Jaivas y otros. Pero lo que claramente me marcó en cuanto a mi gusto personal es el rock de los 90`s, con bandas muy importantes como Los Tres, Los Prisioneros, Jorge González, Profetas y Frenéticos, Chancho en Piedra, Los Bunkers, Los Miserables, Fiskales Ad hoc entre otros.

Todos los mencionados, más los que se fueron sumando desde el 2000 a la fecha, son y serán la música que escuchaba y escucho. Hay muchos que quizás estoy olvidando y otros que quizás aún no conozco, pero lo que quiero reflejar es la transversalidad de la música chilena, la cual es parte de la banda sonora de mi vida, y probablemente la de muchos.

Lo curioso es que al ser cocinero y estar muy interesado en la difusión de nuestra cocina como factor importante de nuestra cultura e identidad, me encuentro con la (fatal) coincidencia de que a quienes nosotros elegimos para gobernar y legislar, no les interesa mucho nuestra cocina y tampoco nuestra música. No escuché a ningún candidato hablar de políticas de difusión de nuestra cocina mediante el Ministerio de Educación u otro, y tampoco la música está en su agenda, salvo contratando o pidiendo el apoyo de músicos y bandas cuando están en campaña. En definitiva, parece haber poco interés en proteger lo que el país es, su identidad, su cultura.

La música universal, y en este caso particular la música chilena, es parte fundamental de nuestra cultura. El tema fundamental acá es que legislando se puede generar un espacio protegido -no subvencionado- para la difusión del trabajo de los músicos. De existir la posibilidad de este espacio (un 20% en las radios), los músicos estarán obligados a seguir trabajando de manera muy profesional, tanto ellos como toda la industria, para generar más y mejor contenido para este espacio.

Nuestros legisladores, al negarse si quiera a debatir, demuestran tener intereses totalmente ajenos a los de quienes los eligen. Si queremos trascender en la vida, debemos difundir y mantener nuestra cultura, en este caso generando un marco legal que la proteja. Nuestra música, nuestra gastronomía son elementos propios de lo que somos, y si hablamos de imagen país o de desarrollo, la cultura es un elemento que a lo menos, debiera ser parte del debate.

Chef y asesor gastronómico