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La comida callejera

Ha crecido la costumbre de ingerir alimentos en la vía pública e incluso se hace con los niños.

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La presencia de gran cantidad de población flotante en Valdivia se hace favorable para la actividad económica local, especialmente en rubros determinados, como el gastronómico y el de hospedaje, pero lamentablemente también se presta para la proliferación de actividades ilegales y, peor aún, para la aparición de inescrupulosos que se visten de comerciantes, pero que sólo pretenden lucrar a costa de las necesidades de los demás, apuntando sobre todo a los viajeros.

Estas personas apuntan en todas las direcciones y apuntan a a la bandada. Generalmente aciertan y sus víctimas se van convencidas de que han hecho la mejor de las transacciones cuando en realidad acaban de ser timadas en aspectos tan diversos como el vestuario, la música y la alimentación.

Es en este último punto donde las autoridades han intensificado la búsqueda de responsables, pero más que nada se pretende enseñar a la población a no colaborar con quienes están probadamente dispuestos a jugar con la salud de sus eventuales clientes.

Para ello se ha solicitado a la gente que no consuma alimentos de procedencia dudosa y desconocida, como la que se ofrece en puntos callejeros que están muy lejos de garantizar mínimamente la higiene necesaria para no provocar ningún tipo de problemas a los consumidores.

Sin embargo, en los últimos años ha crecido en el país y también en nuestra región la costumbre de comer en la calle, lo que se traduce en que se ha perdido el miedo a contraer enfermedades, ya sea por influencia extranjera como por la comodidad que representa consumir sin tomarse la molestia de trasladarse hacia un establecimiento que cumpla con todas las exigencias sanitarias.

Las consecuencias pueden ser muy graves, sobre todo porque muchas veces la gente se ve tentada e incluso alimenta a sus hijos de esta forma.

Hay que tener claro que no se trata de una forma de discriminación contra quien no está en condiciones de montar un local de acuerdo a las exigencias sanitarias, sino de algo más serio, como cuidar la salud.

¿Momento de celebración o de reflexión?

Están muy lejos de garantizar mínimamente la higiene necesaria.

¿Debemos los valdivianos celebrar la entrada del Lord a Valdivia?

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Durante el mes de febrero nuestra ciudad se apresta para celebrar una serie de episodios que han marcado su destino. Fue durante febrero de 1820, mientras la plaza festejaba los 175 años del arribo de la "Flota Repobladora" y con ella, el inicio del proceso de fortificación, que otra flota se encontraba a la cuadra de la bahía, esta vez el objetivo era destruir las fortalezas que, durante casi dos siglos fue custodio y emblema del poder español en América.

Tras los fracasos que había experimentado la Escuadra Libertadora, Thomas Cochrane vio en el asalto a la bahía de Valdivia una vía para lograr captar la confianza de las autoridades y de la población en general. Con ese objetivo, el 28 de enero de 1820 la flota liderada por el Lord partió desde la bahía de Concepción rumbo al sur con la finalidad de capturar la plaza de Valdivia. Fue así que el 3 de febrero, desde el Morro Gonzalo se divisaron velas en el horizonte, las cuales portando los pabellones reales trataron de sorprender a la guarnición de la bahía que ya se encontraba en estado de alerta.

Pese a los intentos de defensa, entre el 3 y 4 de febrero, una a una fueron cayendo las "gloriosas fortificaciones", situación que, finalmente, determinó la entrada triunfal de la goleta Moctezuma hacia la ciudad, el 6 de febrero de 1820. Esta no sólo era portadora de Cochrane, sino que también de un nuevo sistema de gobierno con el cual se cerraba un glorioso capítulo de la ciudad que, a partir de febrero de 1820, se transformó en la otrora "Llave del Mar del Sur".

Al respecto, me gustaría plantear la siguiente pregunta: ¿debemos los valdivianos celebrar la entrada del Lord a Valdivia? Pregunta que he planteado en muchas oportunidades a mis estudiantes. Mi respuesta es negativa. Cuando la justifico valido el sistema federal que se trató de implementar en Chile en 1826 y que nos devolvía cierta autonomía. ¿Por qué?

Hasta 1820 Valdivia era una plaza que si bien se encontraba en lo que hoy día llamamos Chile, en la práctica se mantenía absolutamente ajena, lo cual se justificaba en su calidad de "Plaza Fuerte y Presidio" y se sumaba la existencia de la zona de "Frontera", a partir del río Bío-Bío. Al ser nuestra plaza un baluarte realista, las políticas de los primeros gobiernos republicanos de ninguna manera consideraron nuestra ciudad, la cual ya había sido saqueada por la expedición ya señalada.

Será a partir de los flujos migratorios iniciados, incipientemente, bajo el Gobierno de Manuel Bulnes que nuestra ciudad recobrará la antigua gloria colonial. Por lo anterior cambio un poco la pregunta: ¿qué celebramos el 4 de febrero?

Directora Pedagogía Media en Historia y Geografía, USS