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No llueve, pero gotea

La llegada de algunas obras que van a modernizar el centro valdiviano es una buena noticia para la comunidad.

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Una expresión popular dice que no llueve pero gotea, cuando se trata de graficar un proceso que avanza de manera permanente, aunque con una lentitud que perfectamente podría ser superada si se pone voluntad e interés al apoyar a la causa.

En buena forma, es lo que ocurre con la transformación urbana de la capital de Los Ríos, que ofrece algunos asomos de modernización después de un largo período en que se ha lamentado la falta de inversión, especialmente en el sector céntrico, que ha perdido gran parte del encanto que tuvo en épocas pasadas, especialmente tras la llegada de los colonos alemanes, a mediados del siglo XIX.

Fue una serie de hechos desafortunados, tanto de origen natural como por obra de decisiones humanas, la que terminó por dejar a Valdivia bastante desmejorada en comparación a ciudades que en su momento no podían equipararse con el esplendor y la pujanza de la urbe del Calle Calle.

Todo esto ha significado llegar a un estado de cosas que la ciudadanía conoce y que es motivo de inquietud, ya que naturalmente se pretende que el centro esté a la altura de la belleza de otros puntos del área urbana, y que se han ido desarrollando de manera paulatina y sostenida, de manera especial en lo referido a lo habitacional.

Por ello es que se agradecen los asomos de recuperación del núcleo de la ciudad, mediante algunas obras que ya se están ejecutando, otras que han superado la etapa de proyecto y se aprestan para dar inicio a su ejecución y, por último, aquellas que se mantienen en reserva porque sus gestores requieren de tiempo para afinar detalles trascendentales antes de darlas a conocer públicamente.

En otras palabras, en el centro de Valdivia no llueven construcciones como ha ocurrido en ciudades donde sí se habla de un boom de la construcción, pero por lo menos ya hay algunas gotas que transmiten buenas noticias para quienes pueden verse favorecidos con su realización y también para quienes apuestan por la necesaria modernidad.

Socios, pero de verdad

Se agradecen los asomos de recuperación del núcleo de la ciudad.

Esta dinámica implicará un incremento extraordinario de costos.

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La recepción nacional de leche en enero registró una baja de 3,6% (Los Ríos cayó 2,5%). Febrero (aún sin registro oficial), no fue mucho mejor y la campaña invernal se proyecta compleja, ya que las condiciones de la primavera 2013 no permitieron generar las reservas suficientes de forraje y el déficit hídrico de finales del año pasado e inicio del actual, ha obligado a consumir parte importante de estas reservas.

Esta dinámica implicará un incremento extraordinario de costos, ya que bajo condiciones normales suben en torno al 15-20% durante el invierno.

Frente a este escenario de contracción en la oferta, las principales empresas lácteas "reaccionaron" con un simbólico ajuste de precios cercano al 5% a partir de enero. Adicionalmente, la compañía líder del mercado (Soprole) "aportó" en enero con importaciones de más de 2 mil toneladas de queso Gouda desde su matriz en Nueva Zelandia y en febrero habría repetido la gestión con otras mil toneladas, es decir, el equivalente a unos 30 millones de litros de leche que no se produjeron en Chile. Nada irregular, asumiendo que en estas importaciones no existe alguna distorsión, tomando en cuenta que son operaciones entre empresas relacionadas y es parte de las reglas del mercado cuando el objetivo es maximizar la rentabilidad de la compañía. Lo extraño es que mientras esta empresa desarrolla en Chile una estrategia comercial que explica en buena parte el pobre dinamismo sectorial, su controladora (Fonterra) paga en Nueva Zelandia un precio superior en un 40% a sus proveedores de leche.

¿Qué hace que una compañía transnacional implemente políticas comerciales con sus proveedores tan disímiles entre su matriz y una filial? Llevado a un plano más general, político e incluso diplomático, vale la pena preguntarse por qué un país como Nueva Zelandia, donde la producción lechera equivale en importancia a nuestra producción de cobre, realiza grandes esfuerzos por promover en Chile su desarrollada tecnología y modelos de capacitación vinculados a la lechería, pero al mismo tiempo no dedica los mismos esfuerzos para replicar el exitoso modelo que han generado en la cadena producción-industrialización lechera.

Sería un buen ejercicio que nuestros "socios" pudieran darle una mirada más a fondo al impacto que están generando sus inversiones en el ámbito industrial lácteo en Chile, para darse cuenta que si logramos perfeccionar este vínculo y asociarnos en un proyecto de beneficio mutuo real, los resultados no sólo serán un incremento sostenido de las utilidades que retornan a sus tierras, sino que habrá un beneficio integral de la cadena en Chile, tal como lograron hacerlo en su país.

Presidente Aproval Leche A. G.