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Las comunidades evangélicas del Ranco dieron masiva despedida a querido pastor

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Juan Vargas Oñate

Un multitudinario adiós brindó la comunidad cristiana de Lago Ranco al pastor Roberto Martínez Salvo, trágicamente fallecido en un accidente hace pocos días, cuando cruzaba el río Bueno, en el balseo de Puerto Lapi.

La ceremonia se efectuó ayer en el gimnasio del Liceo Antonio Varas, el que se repletó de miembros de la Misión de la Iglesia en Chile, encabezada por sus autoridades como el obispo Francisco Fuentealba.

La comunidad acompañó a la viuda del pastor Albertina Lagos y sus seis hijos, entre ellos Silvia Martínez, quien fue la encargada de agradecer públicamente las muestras de cariño recibidas por la familia.

"El mejor testimonio que refleja quién fue mi padre, la huella que nos deja y su legado pastoral, difícil de superar", expresó.

Entre quienes públicamente agradecieron la ayuda del pastor estuvo una delegación del Partido Comunista, presidida por José Aravena, concejal de Paillaco y miembro del comité regional de esa colectividad.

Lo acompañaron dirigentes que en 1973 fueron perseguidos por el gobierno militar. "El pastor Roberto Martínez fue un protector que nos llevó alimentos y que corrió el riesgo de ocultarnos y evitar que nos apresaran. El actuó como Jesús, sin importarle credo religioso, sino el bien de su prójimo. Eso es lo que hemos venido a agradecerle y reconocer aquí públicamente", dijo Tomás Hernández, uno de los protegidos en esa época.

El pastor Roberto Martínez, quien tenía 81 años al momento de morir, fue despedido con un culto donde todos los pastores, destacaron que quienes "mueren en Cristo, serán los primeros en resucitar".

Desde la región de Los Lagos y de otras ciudades del país, también llegaron miembros de la Misión a la que pertenecía el pastor Martínez, para despedirlo y acompañar a su familia. Y entre cánticos y oraciones, que se prolongaron por más de una hora, en cada palabra, se señalaba que "iremos al cementerio a dejar el cuerpo de nuestro querido y amado pastor, pero todos sabemos que su alma, su espíritu ya están regocijados ante la presencia del Señor".

Una lenta y masiva caravana de personas siguió al vehículo mortuorio, realizando una peregrinación rumbo al camposanto de Lago Ranco.