Juan Vargas Oñate
De acuerdo a lo expuesto en el Tribunal de Garantía de Mariquina, el homicida José Luis Avéjares Muñoz (19), recibió comida y alojamiento de parte de Hernán Aranda Uribe (58), al cual un día después llevó engañado hasta la leñera del restaurante Pancul de San José para matarlo a golpes y robarle su billetera con 900 mil pesos, un teléfono celular y su automóvil, en el que huyó hasta Calama.
Ayer, Avéjares fue formalizado por el fiscal Alejandro Ríos por el delito de robo con homicidio, exponiéndose a una pena de presidio perpetuo, por la alevosía e incluso premeditación con que cometió el crimen y con que actuó antes y después del hecho, engañando incluso a algunos vecinos del sector, que lo ayudaban a regresar a Cabrero.
La jueza Ruth Isabel Martínez, quien presidió el tribunal, envió a Avéjares a prisión preventiva al Complejo Penitenciario de Llancahue en Valdivia y otorgó un plazo de 180 días para la investigación por el delito que se le imputa.
El fiscal Ríos esgrimió que pidió la medida cautelar más gravosa (la prisión preventiva) por considerar al imputado un peligro para la sociedad y porque la pena que podría recaer sobre él sería la de pena perpetua.
No obstante, el mismo persecutor solicitó al tribunal exámenes sicológicos y siquiátricos para Avéjares y también una muestra de ADN, para cotejarla con los restos de sangre que se hallaron en la leñera, donde fue encontrado moribundo y con un un TEC severo y pérdida de masa encefálica, el empresario Hernán Aranda.
La abogada Angela Sánchez, defensora penal pública del imputado, no objetó la medida cautelar dictada por el tribunal y dijo que pediría también otras pruebas y medidas en favor de su representado, según el desarrollo de la investigación.
El acusado se negó a hablar en el tribunal, ante el ofrecimiento que le hizo la jueza y prefirió guardar silencio. Su madre y una tía viajaron desde Cabrero a San José y estuvieron presentes en el juicio, como también lo hizo Hernán Aranda (hijo). No hubo incidentes.
Al tenor de las declaraciones de testigos que vieron y conocieron a Avéjares, desde noviembre y diciembre del año pasado, cuando en más de una ocasión llegó también al restaurante Pancul a comer y dormir, en su calidad de trabajador de una empresa que prestaba servicios a Celulosa Arauco, quedaba claro que el joven utilizaba su imagen de persona no peligrosa como escudo para sus engaños.
La lectura de los testimonios, por parte del fiscal, así lo estableció, desde que llegó a Mariquina el jueves 17. Y si bien efectivamente el vehículo que robó en Cabrero sufrió un desperfecto, mintió al afirmar que lo habían asaltado y luego cuando lo vieron en el auto de la víctima, aseguró que éste se lo había facilitado.
"Hay un perro muerto en la leñera", dijo Avéjares a Aranda para que éste lo siguiera, sin imaginar lo que le sucedería después.
"Dénle desayuno a este cabro", dijo Hernán Aranda la mañana del viernes, después de que el joven durmiera en una de sus cabañas.
"Dijo que don Hernán le había prestado el auto para buscar un mecánico", señaló uno de los testigos que vio al homicida en San José antes de que huyera a Calama.