Secciones

Inmovilidad determina el futuro

E-mail Compartir

Director

Kinesiología

UST

En el adulto mayor, la inmovilidad es una entidad sindromática que disminuye su capacidad para desempeñar actividades de la vida diaria. Esto producto de un descenso de sus funciones motoras, relacionadas con su sistema neuro-músculo-esquelético, y que afectan su independencia, autonomía, impactando negativamente en su salud.

Sus principales causas son la falta de fuerza o debilidad, la rigidez, el dolor, alteraciones del equilibrio y problemas psicológicos. Además, con el paso de los años se producen una serie de cambios fisiológicos que contribuyen a disminuir nuestra movilidad.

La debilidad puede generarse por desuso de la musculatura, malnutrición, alteraciones de electrolitos, anemia, desórdenes neurológicos o miopatías. La causa más común de rigidez es la osteoartritis; pero el parkinsonismo y la artritis reumatoide, entre otras, también ocurren en este grupo etáreo.

En tanto, el dolor -ya sea de hueso, articulaciones o músculo- y los problemas en los pies, (como el uso de un inadecuado calzado) pueden inmovilizar al paciente.

Asimismo, la alteración del equilibrio y el temor a las caídas producen inmovilidad. El desequilibrio puede ser el resultado de debilidad general, causas neurológicas, ansiedad, entre otras, y puede ocurrir después de un prolongado reposo en cama. Las condiciones psicológicas, como ansiedad severa o depresión, también pueden producir o contribuir a generar esta enfermedad.

Por lo tanto, para el tratamiento de la inmovilidad resulta clave su detección precoz y la labor que realiza un kinesiólogo, ya que somos los encargados del entrenamiento y rehabilitación física del paciente, y de solucionar problemas de su entorno, aconsejando para ello una adecuada habilitación de la infraestructura que utiliza. Asimismo, es fundamental propiciar en el adulto mayor el autocuidado, el desarrollo de hábitos de vida saludable y el ejercicio físico que le permitirán un envejecimiento activo y de calidad.