A la espera del especialista
Impresionan las cifras que hablan de más de 64 mil personas de Los Ríos en las listas de espera para conseguir una consulta con un médico especialista en la red de salud pública, tal como resulta llamativo que el año pasado más de 38 mil horas de primera consulta se hayan perdido porque los pacientes no llegaron a la cita, por diferentes motivos.
Tal como lo explican profesionales insertos en el sistema y encargados de buscar soluciones, los números pueden parecer muy elevados y diversos, pero hay preocupación y esfuerzos en marcha para atenuar las consecuencias de uno de los problemas sociales más sensibles en nuestra sociedad, como es el acceso a una medicina de calidad.
Y ya que hay cifras sobre la mesa, también resulta llamativo que los detalles se repitan a lo largo de todo el territorio, situación de la que no se salva la Región Metropolitana, a pesar de concentrar el mayor porcentaje de especialistas en relación al número de habitantes. En otros aspectos de la vida comunitaria vivir en la metrópoli es sinónimo de más oportunidades en un amplio abanico de posibilidades, pero éste no parece ser el caso.
El caso del dedicar tiempo a cuanto centro sanitario existe en el país y por tiempos que van desde lo irritante hasta lo insólito es tan larga como la de Chile mismo. Por generaciones los chilenos, y no sólo los de los sectores más desposeídos, elaboraron lo que en la práctica es la cultura de la paciencia en las salas de espera, que afortunadamente se han hecho más amables al contar con algunas comodidades que no conocieron padres ni abuelos, pero que en el fondo no han hecho más que maquillar una situación que requiere una cirugía absoluta.
Por eso se recibe con beneplácito el anuncio de la llegada de los 24 especialistas que llegarán dentro de poco tiempo a la región, como primera medida, pero por sobre todo lo que ayuda a creer que se puede disminuir la cantidad de personas a la espera de una atención es que hay ideas para cambiar la esencia de un sistema que es demasiado antiguo e ineficaz para nuestra gente.