La Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, consideró ayer como 'indebidos' los comentarios y quejas que la FIFA ha expresado públicamente sobre los problemas en la organización del Mundial de fútbol de Brasil 2014. La Mandataria suele referirse a la competición como 'la Copa de las Copas'.
'Es incorrecta la forma por la que un país que recibe la Copa está obligado a escuchar ciertas consideraciones indebidas sobre sí mismo y su soberanía', afirmó Rousseff, en una entrevista a la red televisiva Bandeirantes difundida la noche del martes.
Rousseff dejó en claro su enojo por las recientes declaraciones del secretario general de la Federación Internacional del Fútbol Asociado (FIFA), Jerome Valcke, quien opinó que para el país anfitrión el éxito de la selección nacional en el Mundial es más importante que el éxito de la organización de la cita.
'Yo sé que es muy importante para Brasil jugar la final, quizás hasta más que el éxito de la organización', dijo Valcke en una entrevista publicada este fin de semana por el diario brasileño O Globo.
Sobre la frase de Valcke, Rousseff afirmó que 'desde hace mucho tiempo' no está de acuerdo con 'declaraciones variadas' del número dos de la FIFA, y sostuvo que Brasil 'tiene condiciones de realizar la mejor Copa del mundo en forma absolutamente ordenada'.
sin desorden
En la misma entrevista, la Presidenta brasileña aseguró que no tolerará 'ningún tipo de desorden' durante el Mundial, que se jugará del 12 de junio al 13 de julio.
'No admitiremos, realmente no admitiremos que haya cualquier tipo de desorden que busque impedir a las personas de tener acceso al Mundial', dijo la Jefa de Estado.
Las críticas se han esparcido sobre el Mundial, que se inaugura el 12 de junio, especialmente por las varias inversiones públicas destinadas a los estadios y que los brasileños reclaman para servicios de transporte, salud y educación.
También se han criticado -y la FIFA ha encabezado esos comentarios- los atrasos en las otras obras vinculadas.
El Gobierno brasileño dispuso para este Mundial el mayor contingente de seguridad de la historia de la cita, al anunciar la movilización de 150.000 militares y policías, además de 20.000 agentes privados para vigilar las 12 ciudades sede del evento.
'Nosotros estamos trabajando en forma muy intensa para que los Jefes de Estado y de Gobierno que vendrán a visitarnos -y son muchos-, las delegaciones y todos los hinchas, turistas y admiradores del fútbol tengan condiciones de seguridad', dijo Rousseff, quien sin embargo, aseguró que no pretende impedir las protestas populares.
'Las manifestaciones son absolutamente legítimas. (Pero) No es legítimo ni democrático destruir propiedad privada y pública, ni mucho menos quitar una vida humana, porque en este caso hay crimen', dijo la Mandataria.
También el martes, Rou-sseff defendió, ante un grupo de corresponsales extranjeros, el legado de las obras vinculadas al Mundial.
Según Rousseff, cuando la FIFA otorgó la organización a su país, el organismo rector del fútbol mundial adelantó que los estadios serían hechos por iniciativa privada. Pero cuando el Gobierno vio que no partía la construcción de esa infraestructura, lanzó líneas de financiamiento para que pudieran construirse.
La Mandataria destacó que la gran mayoría de la inversión pública en la Copa 'es para Brasil' y no para el Mundial.
Y agregó que las obras de infraestructura urbana se aceleraron porque muchas ciudades no las habrían planificado en años, aunque reconoció que buena parte se va a terminar después del torneo.
La Presidenta de Brasil se mostró muy animada por la victoria el martes de la selección brasileña por 4-0 en un amistoso contra Panamá en Goiania, y se declaró confiada en las posibilidades de triunfo del combinado local.
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