Algunos niños y jóvenes futbolistas valdivianos ya conocen de los campos deportivos de Quilín, San Carlos de Apoquindo, el Monumental, el Centro Deportivo Azul o el Complejo Deportivo de Huachipato. Forjan sus sueños de niñez con los colores de la Universidad Católica, Colo Colo y Huachipato, tres de los clubes 'grandes' y reconocidos formadores y 'cazatalentos' del fútbol chileno.
Otros en cambio -la mayoría- se resigna a jugar y entrenar en canchas sintéticas que se inundan o en la cancha del barrio, esa que es una polvareda en verano y que se transforma en un barrial en invierno. Pero, con el mismo entusiasmo de quienes ya han sido tocados por la varita mágica de los clubes de Santiago o Talcahuano, cada fin de semana salen temprano de casa para mostrar su talento en la Félix Gallardo, el complejo Anfa, San Luis, Trébol Sur, Miraflores o la 'Bombonera' del Palestino, en el barrio de Los Jazmines.
Todos corren tras la misma ilusión: ser futbolistas profesionales y transformarse en los Alexis Sánchez, Arturo Vidal, Claudio Bravo, Eduardo Vargas o Gary Medel del futuro.
Cuando comienza el Mundial de Brasil 2014, la tricota de la selección nacional es su pasión. Una camiseta que históricamente ha sido esquiva para los futbolistas de esta parte del país. Los nombres de Isaac Carrasco (oriundo de San José de la Mariquina) o el corraleño Edmundo 'Plancha' Pérez entre los más antiguos; Pedro 'Heidi' González, el laguino Víctor Cancino y Arturo Norambuena; o en sus momento los juveniles Dagoberto Currimilla y Eric Pino, son de los pocos que han tenido el honor de ponerse la 'Roja'.
Sin embargo, los sueños de los jóvenes futbolistas valdivianos se mantienen intactos. Y estas son algunas de sus historias.
Felipe Barrientos (1.67 metros, 64 kilos) nació en las canchas de la Pablo Neruda y hoy como integrante de la Sub-17 de Universidad Católica -bajo el mando técnico de Luis Hernán Carvallo- no olvida sus comienzos con los colores del Roble Unido y la Escuela de Fútbol de la Universidad Austral.
Delantero por ambas bandas, a los 13 años fue detectado por los cazatalentos de la UC en el Mundialito de Valdivia, llenó de sueños su mochila y partió rumbo a Santiago, donde vive con su 'segunda familia': la del utilero del club cruzado, Alex Bahamondes. 'Mi sueño es debutar en el primer equipo, mantenerme como profesional y más a futuro es jugar fuera de Chile: en Italia, Brasil o Argentina', señala a la distancia.
Ad portas de Brasil 2014 ('Chile pasa, por lo menos a segunda ronda', asegura), Felipe Barrientos se declara admirador de Alexis Sánchez, 'por su constancia, humildad y porque ha demostrado que con esfuerzo y sacrificio, todo sueño se puede cumplir. En mi mente siempre pienso que voy a ser el mejor'. Entrena cinco días a la semana, el sexto es de partido oficial (la UC va invicta en la Sub-16 del Fútbol Joven ANFP) y el domingo es de descanso.
En el camino hacia ese sueño, el primer gran apoyo es su familia y juega para ayudarlos, hacerlos felices y 'para pagarle todo el sacrificio que han hecho por mí'. Y como Felipe es un tipo agradecido, señala que también son parte vital en su carrera su polola Macarena Núñez, la familia Bahamondes, que lo hospeda en Santiago, Alfonso Garcés (el captador que lo llevó a la UC), su ex profesor Carlos Ramírez y la escuela de la Uach, que lo proyectó en el Mundialito de Valdivia.
ALBO
Con la camiseta blanca, el volante de contención o mixto Gonzalo 'Chuki' Miranda (1.70 metros, 60 kilos) forja su futuro en la Sub-16 de Colo Colo, donde lo dirige Luis Pérez Franco.
Al igual que Felipe Barrientos, partió hacia Santiago a los 13 años, luego de defender los colores del Eduardo Schild en el campeonato de los barrios de Valdivia y superar la prueba de jugadores realizada en el Estadio Monumental.
'Mi prioridad es ser futbolista profesional y luego irme al extranjero. Como todo niño, sueño con la selección adulta', señala y se declara admirador de Jaime 'Pajarito' Valdés y Andrés Iniesta.
Mientras tanto, vive junto a otros 25 jóvenes de todo el país en la pensión de Colo Colo. En su desarrollo reconoce como fundamentales a los entrenadores Luis Pérez Franco y especialmente Miguel Riffo, 'quien me enseñó mucho en la parte técnica y a dar todo de mí en cada partido'.
En su caso, la familia también desempeña un rol fundamental por el apoyo del día a día, pese a la distancia: 'Porque me dejaron ir a tan temprana edad, por el esfuerzo económico que hacen para que no me falte nada, por ese cariño incomparable, por el ánimo que me dan para seguir en el fútbol y luchar por ellos'.
Y ya pensando en el Mundial, señala que hay una selección de calidad, que puede llegar lejos en Brasil si se concentra especialmente en el primer partido.
EN TEMUCO
Ignacio Matamala (1.89 metros, 78 kilos) tiene 16 años y es una de las figuras de proyección de Deportes Temuco. Incluso, fue citado a los dos últimos partidos que los albiverdes jugaron por la Copa Chile.
Hijo del ex basquetbolista Jaime Matamala, comenzó a jugar fútbol en Valdivia por el Instituto Salesiano y el Deportivo Arica y desde 2012 pertenece a las divisiones menores del club de La Araucanía. En su corto curriculum ya suma una convocatoria a una preselección nacional Sub-16 y el año pasado viajó a Irlanda del Norte, donde jugó la Milk Cup.
Ignacio es otro de los jóvenes que sueñan con alcanzar el profesionalismo. 'Jugar en Primera División es mi primer objetivo. Luego está llegar a la selección nacional e irme a Europa, ése es mi gran sueño y para el cual trabajo todos los días', asegura desde Temuco.
Es admirador Iker Casillas y trabaja diariamente a las órdenes del entrenador Marcelo Silva. Hoy vive en Temuco, en casa de sus tíos Mauricio y Marcia Silva.
'PINGüino'
Con todo el apoyo familiar detrás, incluidos abuelos, padres y tíos, Diego Carrasco Galaz (1.66 metros, 57 kilos) cimenta sus sueños en la Escuela de Fútbol de la Universidad Austral, donde es el capitán de la serie Sub-14, ya jugó un Mundialito de Valdivia y tiene las maletas listas para asumir un viaje inolvidable: hacia un torneo que se jugará en Colombia.
Este mediocampista de contención comenzó a jugar en la Sub-8 de la Uach que dirigió el técnico Erwin Pozo, luego con Pedro Portales y actualmente con José Aguilar.
Cuenta que fue su familia la que lo motivó a jugar y hoy, el fútbol 'lo es todo. Sueño con ser futbolista profesional y llegar a la selección, ser como los jugadores de la Roja y mejor que ellos'. Tras ese objetivo entrena religiosamente y también se prepara de manera individual.
Se declara admirador de Alexis Sánchez y en su camino hacia la gloria, también asume como una opción comenzar en Deportes Valdivia.
Y si puede irse fuera de Valdivia, señala que no dudaría en hacerlo.
ACADEMIA LOS RÍOS
Bruno Navarro Soto tiene recién 10 años de edad, pero es dueño de una personalidad sorprendente para su edad. De hecho, juega en la Sub-10 y en ocasiones también en la Sub-12.
Pertenece a la Academia Deportiva de Los Ríos, donde lo dirige el técnico Cristian Fernández y juega como defensa central desde los cinco años de edad. Claro que le gustaría ser mediocampista en una familia 'pelotera' al 100 por ciento: su padre Abel fue jugador de Lácteos Valdivia y su mamá Karina jugó futsal por el equipo de la ex empresa lechera.
'Me gustaría ser como Arturo Vidal, pero jugar en Universidad de Chile ser seleccionado chileno y luego llegar al Real Madrid. Claro que antes hay que ir paso a paso y podría empezar en Deportes Valdivia', asegura. 'También admiro a Cristiano Ronaldo', agrega.
Bruno señala con seguridad que si se le da la posibilidad de irse dentro de un par de años, asumiría el desafío: 'Me gustaría tener esa experiencia, pero si no resulta, me gustaría ser doctor y después dedicarme al mismo tiempo al fútbol'.
DESDE ANTILHUE
Leandro Esparza Hernández (1.65 metros, 55 kilos) viaja diariamente desde Huellelhue para estudiar y entrenar con la serie Sub-16 de Deportes Valdivia, con la cual juega en el campeonato de Fútbol Joven de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional.
Juega de delantero y comenzó a correr tras un balón en el Ferroviario de Antilhue, desde donde Cristian Rosas lo integró a la Escuela de Fútbol de la Universidad Austral, a los ocho años de edad.
El año pasado jugó en Deportes Temuco y ahora suma 16 goles con los colores del Torreón, donde es dirigido por Manuel Tobar. 'Quiero ser jugador profesional, seguir en Deportes Valdivia y desarrollarme acá para ser profesional', esfuerzo que apoyan sus padres Alexis y Andrea.
Jugador de zurda privilegiada, tiene claro que debe enmendar el rumbo y esforzarse para llegar a la meta, ya que hubo un tiempo en que se ausentaba de entrenamientos. 'Pero el profesor conversó conmigo y estoy cambiando. Si no lo hago, no voy a cumplir mis sueños', asegura.
ROJINEGRO
Gian Aguilar Mercado (1.64 metros, 58 kilos) defiende al Atlético Merino, luego de haber jugado por Papelera, el Huachocopihue y el Instituto Salesiano.
Juega como volante ofensivo o delantero por la izquierda y espera llegar un día a Colo Colo y la selección nacional. En su corta carrera ya luce participación en dos campeonatos nacionales infantiles: en Antofagasta el 2013 (tercer lugar nacional) y en Rengo en el verano de 2014.
Para cumplir sus sueños señala que le falta entrenar más. 'Soy medio dejado a veces, pero ahora me voy a poner las pilas, ya que si no entreno no voy a poder llegar a ser profesional'.
Es admirador de Cristiano Ronaldo y en Atlético Merino es dirigido por Aliro Silva.
Estos muchachos llevan en sus vidas el deseo de triunfar en el fútbol, de ser seleccionados y de llegar a un Mundial. Son los sueños desde el Calle Calle, para el mundo.