Estudiantes buscan centrar la economía en el desarrollo humano
programa. Llegaron desde diferentes países a Valdivia para cursar el Magíster en Desarrollo a Escala Humana que dicta la Universidad Austral de Chile, dirigido por Manfred Max-Neef.
Esta es una historia romántica. Por lo menos así describe su propia historia la estudiante colombiana Heidy Correa.
Antes de llegar a Valdivia estudió ingeniería en Petróleos en la Universidad Nacional de Colombia y una maestría en Geofísica en la Universidad de Oklahoma. Durante siete años trabajó para la empresa de hidrocarburos Shell, en Estados Unidos, en el área de la exploración petrolera. Pero hoy está en Chile, en Valdivia, porque es alumna del magíster Escala Humana y Economía Ecológica de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Austral de Chile.
Y su historia es romántica porque llegó a Chile persiguiendo el sueño de un mundo más justo. Esa persecución comenzó en 2010, cuando enfermó de cáncer. 'En 2009 no tenía ningún plan, estaba trabajando, me gustaba mi trabajo en Houston y estaba muy contenta. Después de que enfermé comencé a cuestionarme todo. Por qué hacíamos lo que hacíamos en la empresa, a qué personas impactábamos con nuestro trabajo', reflexiona.
Hizo un peregrinaje a Santiago de Compostela, en España. Aprovechó ese tiempo para pensar. 'Sentía que necesitaba un cambio en mi carrera', dijo.
Una tía le envió un video con una conferencia dictada por el economista Manfred Max-Neef. 'Me pareció tan interesante. Entré a su página web y leí su libro Desarrollo a Escala Humana. Fue una revelación, fue genial. ¿Soy muy exagerada?' Esas teorías la hicieron pedir un permiso de dos años sin goce de sueldo en su empresa y volar a Valdivia, al magíster.
economía para este siglo
Durante toda su vida, Manfred Max -Neef ha sido un economista crítico. Y sus principales críticas apuntan al actual sistema económico, a los economistas de hoy y a la forma de enseñar economía en las universidades. 'Las universidades forman a economistas que no entienden el mundo real. Se construyen un mundo ilusorio basado en modelos matemáticos y el resultado es lo que estamos viviendo ahora. Hoy se practica y se enseña la economía neoclásica, una teoría económica de fines del siglo XIX y con esas teorías queremos solucionar los problemas del siglo XXI. Sucede que hoy no hay nada del siglo XIX, excepto una economía donde el hombre es secundario, que está obsesionada con ciertos indicadores macroeconómicos. Estamos preocupados porque no se va a crecer más que un 3 por ciento. ¿Y qué? Cuéntenme qué pasa con la gente que vive en Chile. No voy a salir a celebrar porque el crecimiento del PIB será de un 5 por ciento, yo saldría a celebrar cuando vea que el bienestar se ha incrementado de manera significativa, que la gente está contenta, satisfecha y realizada', asegura Max-Neef.
En el magíster Escala Humana -que comenzó a ser impartido hace tres años- hay alumnos de diferentes países -Colombia, Argentina, Ecuador, Costa Rica, Chile- y de diferentes disciplinas -físicos, músicos, biólogos, sociólogos, abogados y economistas. Su principal interés es analizar los grandes problemas de este siglo: agua, pobreza, violencia, cambio climático, destrucción de ecosistemas y biodiversidad, entre otros. 'Si haces una lista te das cuenta que son transdisciplinarios y la transdisciplinariedad es la única manera de contribuir a entender la profundidad de esos problemas', enfatiza Max-Neef.
La economía que el magíster propone se centra en cinco postulados y un principio valórico que -según el economista- no se transa: La economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía; el desarrollo tiene que ver con personas y no con objetos; el crecimiento no es lo mismo que el desarrollo y el desarrollo no precisa necesariamente de crecimiento; ninguna economía es posible al margen de los servicios que prestan los ecosistemas y la economía es un subsistema de un sistema finito, que es la biósfera. En consecuencia, el crecimiento permanente es imposible.
'El principio valórico sobre el cual hay que construir la nueva economía -que no se transa- es que ningún interés económico puede estar por sobre la reverencia por la vida', dice Max-Neef. Y agrega: 'Este magíster nos pone en la cresta de la ola en América Latina. Hay algunos lugares en el mundo donde se está modificando la enseñanza de la economía, pero son muy pocos. Países escandinavos, Alemania, Inglaterra. Pero las universidades más famosas, como Harvard y Oxford, no han sido innovadoras en este sentido. Son las más conservadoras'.
generar cambios
Mathias Eggers es valdiviano y tiene 33 años. Después de egresar del Instituto Alemán se trasladó a Santiago para estudiar Derecho en la Universidad de Chile. Asistió a clases durante casi cuatro años, pero se aburrió del encierro, del tribunal y la corbata.
Volvió al sur, trabajó en el rubro de la exportación de fruta, estudió administración de empresas, trabajó en la ONG Desafío Levantemos Chile y también quiso algo más. 'En el campo, en el contacto con las personas, viendo el ritmo de trabajo de las temporeras, nació en mí una inquietud social. Quería estudiar algo relacionado con el fomento del desarrollo de las personas, cómo hacer que ellos mismos se empoderen y sean los arquitectos de su destino con soluciones que vengan de ellos mismos', contó.
Cursó el magíster y hoy está realizando su tesis. Su objetivo es que la gente desarrolle mayores niveles de autodependencia. Es parte de un proyecto internacional que busca generar habilidades emprendedoras en alumnos de pregrado.
'Se hizo un estudio que reveló que los estudiantes de pregrado salían con dos grandes mochilas a cuestas: deudas y la incertidumbre de si podrán encontrar trabajo. La idea de este programa es fomentar las habilidades emprendedoras. Nosotros, en el Centro de Emprendimiento, hemos desarrollado distintas metodologías para evaluar el aprendizaje orientado a la acción', explica. Ese es su camino.
Heidy Correa también está buscando su camino. Y todo lo que está aprendiendo la puede llevar por diferentes senderos. Una de sus opciones es volver a Estados Unidos, a trabajar en el área de responsabilidad social empresarial de Shell.
Aunque en este último semestre otra idea ha comenzado a rondar su cabeza. 'Tal vez vuelva a Colombia, al pueblo de Yarumal, donde nací. Ahí mi padre tiene una finca lechera. Me gustaría, como un proyecto paralelo, colaborar con esa finca, con la calidad de vida de los trabajadores, hacer proyectos. No sé que pasará en el futuro. Mi historia es un poco romántica', comenta.
Claudia Muñoz David