Importante resulta que la comunidad, a través de sus dirigentes, se preocupe de participar en la ejecución de obras que van a servir a una elevada cantidad de usuarios, como ha ocurrido con la modernización del Estadio municipal número 2, que debe ser entregado para su uso durante el mes venidero.

El interés expuesto por los representantes de diversas organizaciones sociales, quienes han mantenido una permanente preocupación por el avance de las obras, según dicen para advertir en caso de que detecte la reiteración de errores cometidos en el vecino estadio Félix Gallardo, no sólo ayuda a que los trabajos resulten adecuadamente realizados, sino que además sirve para comprometer a la comunidad para lo que viene con posterioridad a la entrega, es decir, para que la gente que va a usar el campo deportivo lo sienta como algo propio y participe en su cuidado.

Esto otorga mayor valor a la obra en sí, aunque ya han sido destacadas las bondades que representa para un importante sector poblacional de Valdivia contar con un recinto que deja atrás el antiguo concepto de cancha de barrio, con tantas carencias que hasta cuesta entender cómo lo hicieron sus usuarios para poder desarrollar sus actividades deportivas en esas condiciones.

Es muy bueno que quienes van a ir a jugar a estos recintos o quienes van a llevar a sus hijos a practicar fundamentalmente el fútbol, logren una identificación con el escenario, por mucho que éste sea un espacio fiscal.

En lo demás, ya está claro que hoy el deporte tiene exigencias que las pasadas generaciones de cultores no conocieron. Para que exista progreso hay que tener escenarios adecuados, canchas apropiadas e instalaciones complementarias a la altura. Se puede seguir jugando en terrenos marcados por las deficiencias y lo más probable es que los jugadores no se hagan problemas si tienen que equiparse al aire libre o bajo la lluvia, como todavía se ve en barrios y campos de la zona, pero si se piensa en que para jugar fútbol en serio hace falta un adecuado escenario, por aquí viene la respuesta.

Nuestra región de Los Ríos tiene una identidad íntimamente ligada a nuestra naturaleza, a los ríos, a los paisajes de selva valdiviana y bosques nativos. Cuidamos y protegemos nuestras áreas silvestres protegidas con un celo envidiable y nos incomodamos cuando existen talas ilegales que no hacen otra cosa que amenazar este recurso que nos identifica y que nos encausa al desarrollo y progreso. La región es figurativamente nuestro hogar, por tanto, tenemos que salvaguardar lo que está en él, y eso incluye desde luego nuestros bosques y aguas, que es nuestro patrimonio.

Como servicio del Gobierno de Chile y del ministerio de Agricultura, estamos encomendados por normativa legal para hacer nuestro máximo esfuerzo por contar con más y mejores bosques para nuestra región y para Chile. En este sentido, para manejar racionalmente el bosque a través del fomento de nuestra institución, contamos con el Programa de Extensión Forestal, pero también tenemos la tarea de fiscalizar.

Nuestra idea es poder estar antes que ocurran talas ilegales, para lo cual hemos incorporado a nuestra gestión herramientas tecnológicas que sin duda nos van a colaborar en esta tarea.

En el escenario de toda la problemática económica, social y ambiental que trae consigo el talar bosques sin planes de manejo, nuestro rol como administradores de la legislación no es sólo fiscalizar per se, pues entendemos, comprendemos y queremos ser parte de la solución a este círculo que comienza precisamente en los bosques y que concluye en las estufas o combustiones.

Es un derecho para todas y todos los chilenos vivir en un medio ambiente libre de contaminación y es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado, y tutelar para la preservación de la naturaleza. Es justamente por ello aquello que estamos convencidos que la fiscalización es un factor relevante para mejorar la situación en nuestros bosques y en toda la cadena. No obstante lo anterior, estamos haciendo todos nuestros esfuerzos, por mandato de la Presidenta Bachelet, en promover el manejo del bosque dando facilidades a pequeños propietarios y realizando fiscalización preventiva. En esto no nos perdemos.

Conaf es un servicio serio y creíble, rótulo que se lo ha ganado en el transcurso de estos 44 años de existencia, por tanto, la fiscalización que tiene por objetivo proteger nuestros recursos, mide con la misma vara a todos, pues nadie, por muy grandes que sean, está por sobre la ley. Instamos en este sentido a que la ciudadanía, autoridades y medios de comunicación nos puedan colaborar haciendo denuncias responsables, apoyándonos con iniciativas y difundiendo el mensaje de protección a los bosques.