Endeudamiento de los jóvenes
Preocupante resulta el estudio dado a conocer por la Universidad San Sebastián y Equifax respecto de alta cantidad de jóvenes de la región de Los Ríos que se encuentran endeudados más allá de sus capacidades de pago, apareciendo en Dicom, incluso antes de acceder a un trabajo remunerado. La cifra se ha cuadruplicado en dos años y supera a la nacional, ya por sí alta: uno de cada cuatro morosos en Chile tiene entre 18 y 29 años de edad.
Una primera lectura podría justificar los números diciendo que los créditos universitarios son los que la provocan. Pero en realidad solo el 44% del total de tiene deudas por estudios; el resto es con tarjetas de crédito y casas comerciales.
Esta situación refleja claramente una falta de entendimiento y de educación financiera, pero también habla de necesidad de consumir y de cierta irresponsabilidad por parte de quienes otorgan los créditos e ingresan a los jóvenes al sistema bancario, sin cumplir con ninguna de las normas mínimas que sí se piden a personas de otras edades, como sueldo mensual propio y un empleo con antigüedad de al menos un año.
Lamentablemente, la mayoría de las historias de endeudamiento juvenil excesivo comienza con la aceptación de una cuenta corriente o de una tarjeta de crédito ofrecida por captadores a la salida de la universidad. Es decir hay una especie de reclutamiento con apuestas de clientes a largo plazo, iniciándose con ellos una espiral de la cual difícilmente podrán salir en el futuro, porque las deudas de arrastre se repactarán y se venderán las carteras, sumando intereses y afectando antecedentes comerciales; los cuales luego impedirán a los mismos deudores acceder a mejores empleos. Un círculo muy vicioso.
Por supuesto que cada uno debe hacerse cargo de sus actos, más si es mayor de edad; pero las evidencias señalan que aquí claramente falta control legal.
En esa dirección apunta un proyecto que se tramita hace varios años en el Congreso y que obligaría a exigir la acreditación de ingresos económicos y la autorización notarial de los padres o sostenedores, antes de otorgar un crédito a un estudiante.
Es de esperar que se avance al respecto, pronto.