Dilma Rousseff, la primera mujer en llegar a la presidencia de Brasil, conquistó ayer su segundo mandato consecutivo, con lo cual amplía a 16 años la permanencia del Partido de los Trabajadores al frente del país.
La ex guerrillera se impuso con más de 53,3 millones de votos -el 51,59% de los válidos -según datos oficiales correspondientes al recuento del 99,52% de las urnas-, lo que supuso una ventaja de unos tres millones de votos sobre el senador liberal Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quien obtuvo el 48,41% de los sufragios válidos, según un reporte de la agencia DPA.
'Muchas gracias. Agradezco a todos ustedes. Especialmente a nuestro eterno Presidente Lula', escribió la Mandataria en Twitter una vez conocido el resultado confirmado por el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), José Antonio Dias Toffoli.
Neves reconoció la derrota y pidió a la Mandataria unidad.
'Considero que la mayor de todas las prioridades es unir Brasil en torno a un proyecto honrado que dignifique a todos los brasileños', afirmó Neves en una conferencia de prensa en Belo Horizonte tras la divulgación de los resultados oficiales.
Rousseff ya había logrado un importante triunfo en las urnas el 5 de octubre, cuando se impuso a Neves y a la ambientalista Marina Silva con el 41,59% de los votos válidos.
No obstante, la victoria en primera vuelta no le aseguró una campaña cómoda de cara al balotaje.
Entre otros obstáculos, la 'ahijada' política del ex Presidente Luiz Inacio Lula da Silva, quien también gobernó Brasil durante dos periodos, entre 2003 y 2010, enfrentó un inesperado crecimiento de Neves, quien llegó a superarla en intención de voto en los sondeos de opinión.
Además, Rousseff transitó el camino hacia la reelección bajo la sombra de las denuncias de corrupción en la petrolera estatal Petrobras y las críticas a su política económica, a la que se responsabiliza por el alza de la inflación y los bajos índices de crecimiento.
división política
Como consignó la agencia EFE, el resultado confirmó que, como pronosticaban todos los sondeos, la segunda vuelta de los comicios se definiría por un ajustado margen y que Brasil sale dividido de las que han sido las elecciones más reñidas de su historia.
En un hecho político de importancia, la jornada dejó al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que postuló al senador Aécio Neves, con su mejor votación en los últimos 12 años, pero también sufrió su cuarta derrota consecutiva frente al PT.
La campaña para la segunda vuelta estuvo marcada por las descalificaciones personales y las agresiones verbales entre ambos candidatos, lo cual ambos lamentaron ayer al momento de votar.
'Tuvo momentos lamentables, formas de trato indebidas y creo que eso fue rechazado por la población. Creo que a la población no le gustó' la campaña, declaró Rousseff al votar en la escuela Santos Dumont de la ciudad de Porto Alegre, en el sur del país.
Neves, por su parte, dijo que 'la otra candidata creó divisiones artificiales' y se valió 'del terrorismo electoral para intentar mantenerse en el poder'.
Rousseff escaló durante el Gobierno de Lula da Silva hasta la jefatura del gabinete civil, en 2005, en lugar de uno de los máximos dirigentes del PT, José Dirceu, desalojado del poder y encarcelado por sus nexos con un escándalo de desviación de dinero público para pagar sobornos a legisladores.
Aunque Rousseff nunca fue salpicada por el llamado escándalo del 'Mensalao', la sombra de la corrupción llegó a su Gobierno cuando aún estaba en sus comienzos, y la obligó a llevar a cabo lo que ella llamó una 'limpieza' de gabinete, que se tradujo en la destitución de varios ministros.
Este año, el descubrimiento de una red corrupción en Petrobras, que según los denunciantes -un ex director de la estatal y un titular de una casa de cambios vinculado al lavado de dinero- operó cuando Lula da Silva era Presidente y Rousseff su jefa de gabinete civil y presidenta del Consejo de Administración de la estatal, la persiguió de cerca durante la campaña electoral y continúa acechándola como una bomba de tiempo cerca de estallar.
Las escandalosas revelaciones de desvíos de dinero de la empresa -considerada como un símbolo del país- tuvieron un nuevo capítulo en la recta final de la campaña, cuando la revista Veja publicó declaraciones que uno de los denunciantes del escándalo habría hecho a la policía, asegurando que tanto Rousseff como Lula estaban al tanto de los desvíos de dinero de la estatal, parte de los cuales habrían financiado campañas electorales del PT y sus aliados.
apoyo social
Lejos del escándalo, uno de los aciertos del Partido de los Trabajadores han sido en estos años las políticas sociales de los Gobiernos de Lula y Rousseff, que prácticamente erradicaron la miseria. La clase media habló y le dio al partido fundado por Lula la oportunidad de profundizar esos avances y mantenerse en el poder hasta el 31 de diciembre de 2018.