La larga dependencia del Virreinato del Perú, produjo importante influencia en la vida de Valdivia. Desde luego, el mantenimiento de los castillos y fuertes de Corral, con guarnición de hasta mil soldados y la llegada de personajes de jerarquía, dejó profunda huella.
Valdivianos ilustres se educaron en Lima, entre ellos patriotas como fray Camilo Henríquez. Importantes gobernadores de Chile fueron ascendidos a virreyes del Perú, como Ambrosio O'Higgins y existen diversos episodios que nos vinculan al virreinato que fue el más ambicionado de América por su riqueza en oro, plata y azogue.
La mayor fortaleza del Callao, conocida como la 'Fortaleza del Real Felipe', fue iniciada por el primer Marqués de Mancera, Pedro Alvarez de Toledo y Leiva. Sería el mismo quien ordenara la repoblación de Valdivia en 1645, después de la invasión holandesa, encargando a su propio hijo tal misión al mando de una flota de 17 buques, sin duda el mayor despliegue naval que en Corral se haya visto. Las defensas del Callao sucumbieron en el terremoto de 1746 y el virrey Manso de Velasco inició las actuales, que fueron terminadas por el virrey Manuel de Amat y Junient , quien también había sido uno de los mejores gobernadores de Chile.
De él se cuenta que ya anciano se enamoró de una artista peruana, la Perricholi y que ésta le dijo : 'El día que pongas la Luna a mis pies, te acepto'. El virrey construyó una mansión con piletas de agua y un día que la Luna se reflejaba en ellas , le dijo a Perricholi: 'Ahí, la tenéis a tus pies'.
Para 1811, los patriotas valdivianos, depusieron al gobernador Eagar y lo enviaron detenido a Talcahuano, bajo la custodia del oficial Juan Manuel de Lorca. Sin embargo los tripulantes fueron sobornados y llegaron todos a Chiloé, siendo al revés detenido Juan Manuel de Lorca que enviado al Perú, estuvo seis meses en las casamatas de los Castillos del Callao, habilitadas como prisión.
La Fortaleza del Real Felipe, jamás fue tomada en batalla a pesar de diversos ataques sufridos, entre ellos el de Cochrane en 1819 y para la llegada de la escuadra libertadora, San Martín la tomó por tierra. Tampoco lo logró Galvarino Riveros en la guerra del Pacífico.