El consumo de agua en la tercera edad
Irene
Charpentier
Dir. Escuela Nutrición UST
Es determinante el consumo de agua en el adulto mayor. Muchas enfermedades degenerativas relacionadas con la edad agravan la deshidratación. Todo ello debido a que nuestro organismo está compuesto principalmente de agua, constituyendo este elemento del 50 al 70% del peso corporal, según la etapa de la vida; ya que en bebés puede llegar a ser de 80%.
El agua está distribuida ampliamente por todo el organismo y es la encargada de mantener nuestra temperatura corporal estable entre 36 y 37°, a través de la sudoración así como también la presión osmótica en el cuerpo, es decir, el correcto equilibrio entre el agua y electrolitos como el sodio, potasio, cloro, etcétera. Por último, tiene un efecto amortiguador-protector de ciertas estructuras y órganos como la médula o el cerebro, preocupándose de la lubricación de articulaciones y otros tejidos.
Asimismo permite la digestión de los alimentos, que se realiza por este medio; transporta los nutrientes degradados al interior de las células para que éstas los utilicen y participa en las reacciones metabólicas dentro de ellas.
Los requerimientos de agua son para los adultos de 35 ml/kg al día; y para los adultos mayores, 45ml/kg al día en condiciones normales. En tanto, la ingesta habitual de líquidos en 24 horas de 1 a 1,5 litros al día, procedente de los alimentos y su combustión.
Por ejemplo, un adulto mayor cuyo peso sea de 60 kgs. debería ingerir 2.700 ml. al día. Las comidas le aportan 1.200 ml. al día; por lo tanto tiene que beber 1.500 ml. al día.
En conclusión, se recomienda a los adultos mayores que no se debe esperar a tener sed para tomar agua, ya que es fundamental crear un hábito de ingesta de líquidos, sobre todo en ayunas. Se debe entonces tomar conciencia de ello, como si se tratara de un medicamento habitual.