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Ejercicio físico para prevenir y rehabilitar la artrosis

SIN DISTINCIÓN. Es una de las patologías clínicas más frecuentes en adultos mayores. El 15% de los chilenos de este grupo la padecen.
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Las personas de edad avanzada presentan problemas clínicos que, con frecuencia, son transversales, siendo la artrosis una de las patologías más comunes. A nivel país, se estima que la prevalencia clínica de la artrosis alcanza a un 15% de los 2 millones 600 mil adultos mayores existentes.

Para el docente de Pedagogía Media en Educación Física de la Universidad San Sebastián Felipe Poblete, "hay que partir teniendo una mirada sistemática a los sujetos de este grupo etario, ya que sin lugar a dudas será el mejor plan de intervención para obtener el éxito en la propuesta que se quiera implementar o mejorar".

En esa línea, Poblete subraya que un envejecimiento exitoso y saludable se sostiene en que la funcionalidad biológica y social "permita la plena integración de los que envejecen, lo que implica a su vez superar las barreras sociales, culturales y físicas que aún persisten e impiden a los adultos mayores desarrollar sus potencialidades".

LA ArTROSIS

Aunque los adultos mayores de hoy presentan un nutrido historial de problemas clínicos, una de las más comunes es la artrosis, que el académico Poblete define como "una enfermedad producida como consecuencia de ciclos repetidos de daño y reparación, hasta el punto en que no se logra mantener sana la articulación, lo que deriva en una degeneración del cartílago articular como hecho principal, además de alteraciones del hueso subcondral e inflamación sinovial focalizada".

El profesional precisa que los principales puntos que afecta la atrosis son las manos, rodillas, cadera, columna cervical y lumbar.

TRATAMIENTO

Luego del diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación se alzan como dos etapas fundamentales, para lo cual hay dos vías: la farmacológica y la no farmacológica. "En el tratamiento farmacológico, los analgésicos son empleados como antiinflamatorios, terapias tópicas y en último caso, la cirugía es la opción", explica Poblete, y añade que si bien esta vía es la más común, resulta ser invasiva, existiendo la posibilidad de generar daños o contraindicaciones.

La segunda opción de tratamiento es la vía no farmacológica, "encontrándose el ejercicio físico como herramienta primordial en la rehabilitación y prevención. Dentro de las primeras acciones tenemos bajar de peso, con la finalidad de disminuir los dolores a nivel de rodillas, caderas y columna", indica el académico y agrega que se hace recomendable utilizar calzado adecuado y evitar el alto impacto en las articulaciones dañadas.

"La prescripción del ejercicio debe estar basada e ir orientada a la movilidad articular, realizando movimientos de extensión, flexión, rotación, abducción, aducción, circunducción, inversión, eversión, protracción, retracción, pronación y supinación; según la articulación a trabajar y lo que permita el daño existente", detalla Poblete. Agrega que es importante el trabajo postural: dormir en una cama plana, no sentarse en sillones hundidos y sillas con respaldo recto, además de realizar caminatas, andar en bicicleta y hacer natación.

Igualmente, "hay que evitar sobrecargar las articulaciones, teniendo presente siempre que todas estas actividades sean supervisadas y prescritas por profesionales del área de la educación física, con especialización en la disciplina", concluye.