"Hay que crear el conocimiento para que se valoren las horas de oscuridad"
calidad de vida Lidera una investigación que busca dar a conocer los efectos de la luz artificial en los hijos de mujeres que hacen turnos durante su embarazo. Hoy busca crear conciencia sobre la necesidad de respetar las horas de sueño.
En su dormitorio Claudia Torres-Farfán usa cortinas black out y luces tenues, especiales para la noche. Cuando ella duerme, su pieza debe estar completamente a oscuras. Durante 15 años la bioquímico, doctora en ciencias biológicas y académica del Instituto de Anatomía, Histología y Patología de la Universidad Austral de Chile se ha dedicado a realizar estudios sobre los efectos de la luz artificial en la salud de las personas. Ese trabajo la ha llevado a sentir un profundo respeto por la oscuridad.
Actualmente Claudia es directora de un proyecto Anillo financiado por Conicyt. Junto a un equipo de científicos tiene un desafío específico: investigar qué implicancias tiene la luz artificial en los hijos de mujeres embarazadas que realizan turnos de noche. Ya han descubierto que produce alteraciones neurológicas y metabólicas, también altera los mecanismos de estrés.
Han publicado sus resultados en revistas científicas, también han viajado a otros países para darlos a conocer. Este año, por ejemplo, expusieron en un congreso sobre luz artificial en Inglaterra, pero el trabajo continúa, y aún queda mucho por investigar.
-¿Por qué es importante realizar una investigación como ésta?
-Somos animales diurnos y dependemos de que exista día y noche. Hoy estamos expuestos a mucha contaminación lumínica. La luz inhibe la melatonina, hormona que ayuda a reparar el sistema nervioso y el sistema endocrino cuando nosotros dormimos. Es una hormona fácil de inhibir, pero que genera efectos a largo plazo. Cuando esta hormona está mucho tiempo inhibida se relaciona con la aparición de cáncer y de una serie de trastornos neuropsiquiátricos, como la depresión. Es un problema cotidiano que tiene muchas implicancias de salud en una sociedad que está invadida con problemas de salud.
-Lo impactante es que estos efectos tengan consecuencias incluso en los fetos.
-Durante el embarazo, el útero es el período en el que nos preparamos para el ambiente que viene. Un grupo de ingleses propuso un tema muy interesante, que es la programación fetal de las enfermedades del adulto. Por ejemplo, si el ambiente en el útero es de baja nutrición ese feto nacerá bien y no tendrá problemas, pero estará adaptado a condiciones de baja cantidad calórica. Después se va a exponer a un mundo donde tiene altas cantidades de calorías disponibles. Eso induce obesidad. Varios grupos de científicos estamos en distintos tópicos dentro de la misma área. El caso de nosotros, estamos orientados a lo que ocurre cuando la mamá altera los relojes biológicos y cómo traspasa esas señales al feto.
-¿Cómo llegó a este tema?
- Fue una combinación de cosas. Entre cosas que empezamos a leer en papers y escuchar en los congresos, donde se estaba empezando a plantear la idea de la cronodisrupción. Nosotros teníamos experiencia en trabajo fetal y la melatonina por investigaciones anteriores. Entonces queríamos saber ahora a qué estábamos expuestos. Junto con el doctor Hans Richter comenzamos a tener conversaciones cuando él estaba haciendo su postdoctorado en Cambridge, también con mi mentora, la doctora María Seron-Ferré. Nos planteamos una hipótesis concreta, ver el sistema de turnos que desregula la melatonina, cuáles son los efectos que tiene en el desarrollo fetal, además de los efectos a largo plazo. Eso es lo que estamos trabajando extensamente con este grupo.
-¿Cuánto tiempo pasó hasta que comenzaron a tener resultados?
-Tuvimos los primeros resultados concretos hace unos cinco años y en 2010 escribimos el primer paper.
-Además de los efectos en los hijos de mujeres embarazadas ¿qué resguardos deben tener las personas en su vida cotidiana?
-La vida moderna nos ha dado la posibilidad de alargar nuestras actividades. Podemos estar efectivamente activos alrededor de 16 horas al día, pero hay que respetar que en el momento en que uno duerme. No puede hacerlo con el televisor prendido, con el celular prendido, con luces, con las luces de la calle enfrentándonos. Uno sale a la calle y es capaz de leer un texto solo con las luces. Yo soy muy respetuosa y creo que he creado conciencia en mi familia respecto al uso y abuso de la luz. Igual hay que ser razonables, la mayoría de la gente no va a querer sacar el televisor de los dormitorios, pero hay que cuidarse.
-¿Qué tan preocupada se encuentra la comunidad científica por la contaminación lumínica?
-La contaminación lumínica comenzó a preocupar cuando comenzó a molestar. Los grupos europeos que empezaron con esto lo hicieron porque se dieron cuenta de que no podían usar sus telescopios. Si uno sobrevuela Estados Unidos se puede dar cuenta de que está completamente iluminado. Hay países enteros que se ven desde el cielo por sus luces. Eso ha hecho que la comunidad astronómica tenga que venir a nuestro desierto a hacer sus investigaciones. También han ocurrido cambios en los sistemas ecológicos. Nosotros ya llevamos hartos años en esto y cada vez más gente se está entusiasmando. Estamos hablando de salud, pero también del buen vivir. Salir de la casa y ver una noche estrellada es parte de tu derecho como persona. Hay niños en Europa que nunca han visto una estrella.
-¿Cómo fue la experiencia de exponer en Inglaterra sus investigaciones?
-Se trataba de un congreso en el que había investigadores de disciplinas muy diferentes, de la arquitectura, la ingeniería, la ecología, las ciencias sociales y la salud. Todos refiriéndose a los cambios que ha generado la luz artificial y sus consecuencias. Para mí fue muy importante escuchar opiniones de otros expertos que contribuyen a esta sensación de la luz como un insulto. Estos son fenómenos bastante recientes. Por ahora estamos invitados a la próxima reunión que se realizará el próximo año en Canadá y tenemos muchas ganas de asistir.
-¿Cuál es el siguiente paso con sus descubrimientos?
-En ciencia primero tenemos que demostrar que algo existe, que ocurre y que hay consecuencias. Hay que crear el conocimiento suficiente para que sean valoradas las horas de oscuridad. Como grupo, queremos crear conciencia de que la noche tiene que ser oscura y para dormir. Tenemos que respetar nuestros relojes biológicos, porque no hacerlo tiene consecuencias. Las mismas que fumar, que abusar del alcohol. El abuso de cualquier sustancia nociva es perjudicial y la luz puede ser nociva cuando no corresponde.
-¿Tienen como fin influir en políticas públicas ?
-Una de las cosas que me gustaría es que se realicen políticas públicas sobre todo para las mujeres que están en edad fértil. Estar expuestas a la luz artificial cuando no corresponde disminuye su tasa reproductiva, su tasa de fertilidad, aumenta el índice de aborto espontáneo y parto prematuro. Hay una serie de trastornos reproductivos. Si se logra hay que cuidar que a la mujer no se le baje el sueldo porque no va a hacer turnos. Claro, una enfermera puede defender sus derechos, pero qué pasa con una mujer que trabaja en la industria. Es muy difícil que deje su trabajo, por lo que tiene que cursar su embarazo trabajando para no perder el dinero. Para mí es importante la conciencia colectiva. Hay que pensar que esto además tiene consecuencias para el Estado, porque al aumentar las enfermedades crónicas eso se transforma en una carga social. Se disminuye la calidad de vida. Estas investigaciones pueden parecer muy etéreas, pero queremos que lo que hacemos tenga una utilidad para la sociedad y para proteger la salud.