Definiendo nuestra identidad
Gonzalo Aranda
Según la región donde estemos situados, es indiscutible que los chilenos vivimos realidades y entornos diferentes. Costumbres, naturaleza, cultura, sociedad, pensamientos políticos, religiones, oficios, calidad de vida... Todo influye y define la identidad y personalidad del que habita un territorio. Cada región del país tiene en lo cotidiano sus propias tradiciones, artesanía, comidas típicas, música, bailes y hasta la forma de vivir de manera distinta. Pero, a pesar de las múltiples diferencias culturales y sociales, hay algo que nos une a todos... Frente a un desafío desarrollamos emprendimiento y creatividad. ¿Cómo se reconoce y valora? Esta cualidad, ¿cómo la definen y potencian? ¿Se reconocen evoluciones según la región o es siempre la misma?
Para poder responder todas estas preguntas, primero hay que distinguir un concepto clave: identidad. El Diccionario de la Real Academia Española la define como un "conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás". Esta denominación de identidad es un proceso que se va creando, desarrollando lentamente a través de los años y las experiencias vividas, siempre en un entorno que marca y define a un habitante, dotándolo de una característica única, la cual está fuertemente determinada por la ubicación geográfica del territorio, su historia y habitantes.
En la región de Los Ríos conocer nuestra propia identidad y origen a partir de la artesanía, es una condición necesaria para vivir en un mundo que requiere diferenciarse y buscar constantemente lo único, distinto, lo originario; conceptos que incorporan valor a un producto, servicio o la personalidad de sus habitantes. Como diseñadores podemos hacerlo, por nuestro conocimiento del contexto social, acceso a las fuentes específicas, dominio de los códigos visuales y culturales que nos entrega la capacidad de poner en valor las ideas para crecer junto a sus habitantes.