Obesidad infantil en Chile
Nuestro país muestra un crecimiento en la prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población general, sin embargo, lo que resulta más alarmante es el aumento en la población infanto-juvenil, llegando a un 34% de los menores de 6 años con algún grado de malnutrición por exceso.
La obesidad es una enfermedad crónica declarada por la OMS, de origen multifactorial en cuya etiopatogenia hay factores genéticos, metabólicos, psicosociales y ambientales. Observaciones clínicas han demostrado que el exceso de peso se inicia principalmente en la infancia, se acentúa en la etapa escolar y adolescencia y se relaciona con un incremento de todas las causas de morbimortalidad en la edad adulta, hecho que demuestra la importancia de su prevención.
Que un niño tenga sobrepeso u obesidad significa que tiene entre un 10% y 20% más, respectivamente, del peso que debería tener para su edad y estatura y una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Este exceso de grasa corporal favorece la aparición de factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares como son el aumento de circunferencia de cintura, colesterol, triglicéridos e hipertensión arterial.
Asimismo, aumenta la prevalencia de resistencia a la insulina que afecta al 50% de esta población obesa y que evoluciona al desarrollo de diabetes mellitus tipo 2, enfermedad crónica que antiguamente sólo se presentaba en los adultos con exceso de peso y que hoy en día se diagnostica con mayor frecuencia en niños. El aumento de la insatisfacción de la imagen corporal y la menor aceptación social por los obesos podrían desencadenar patologías que afectan la salud mental en este grupo etario.
Es importante reconocer temprano la excesiva ganancia de peso, pues la evidencia indica que los mejores resultados se dan en intervenciones sobre educación en hábitos de vida saludables y perdurables, dando énfasis a la alimentación y fomento de la actividad física, dirigidas al niño, pero incluyendo la familia, pues está descrito que si ambos padres son obesos el riesgo para la descendencia será de un 69% a 80%. Cuando solamente un padre es obeso el riesgo será de un 41% a 50% y si ninguno de los 2 padres es obeso el riesgo para la descendencia será de un 9%. Por ello, se debe incluir además a la comunidad escolar y a todo el entorno social del niño.
Eloina Fernández