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El cuidado también parte por la cocina con buenos sabores y altas calorías

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El desayuno, almuerzo y cena del XXI Campamento corre por cuenta de Junaeb y está en manos de dos equipos de manipuladoras de alimentos. Las comidas de las mañanas son responsabilidad de Patricia Salazar, Elizabeth Silva, Cecilia Arriagada, Jhoana Jeldrez y Jimena Fica. Trabajan juntas en el Liceo Industrial y hasta el 15 de enero harán lo propio en Niebla. Cada menú es elaborado según las indicaciones de una nutricionista y la estimación de las calorías que necesitan los músicos tras 7 horas de ensayos y conciertos. En promedio, son 100 calorías por preparación para cada una de las 350 bandejas elaboradas en la cocina del colegio. Hasta el momento las opciones han sido porotos con pilco y puré de papas con filetes de pollo. Cada plato es acompañado con un pan.

"Es alimentación adecuada para condiciones como las de esta actividad, considerando además que un músico en un concierto quema las mismas calorías que un futbolista en medio tiempo de juego", dice Jorge Flández.

Bienestar físico y alimentación: los otros factores del Campamento de Mancera

presencia. Cuatro comidas diarias, actividades psicofísicas y un patio con máquinas para hacer ejercicios, acompañan la labor diaria de los músicos instalados en Niebla desde el lunes.

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Christian Imio tiene seis años de experiencia como violinista. Viene de Puerto Montt. No es primera vez que participa en el Campamento Musical Marqués de Mancera, por ello sabe que las clases y conciertos que cada enero se extienden por once días, son un proceso desgastador. La rutina es exigente: a las 7.30 horas salen dos buses desde los internados en Valdivia con niños y jóvenes hacia Niebla. El desayuno es en el comedor de la Escuela Juan Bosch y a las 9 horas parten los ensayos parciales. La primera mitad del día considera como mínimo 4 horas de práctica. En la tarde, son otras 3 más, pero en formato de orquesta, lo que implica un mayor grado de concentración, en un momento de la jornada donde también hay que superar el cansancio. "Después del primer parcial ya se siente el peso. Hay cansancio acumulado y uno se tiende a relajar en las horas donde tenemos los conciertos y eso nos tiene literalmente cabeceando y con sueño al final del día", explica. Y agrega: "A los violinistas se nos aconseja lograr un buen nivel de relajación con las muñecas, pero los que no tenemos tanta experiencia nos ponemos tensos casi por reflejo y eso complica más la práctica".

Para mejorar el rendimiento físico y la concentración de los músicos es que este año los organizadores del XXI Campamento sumaron al equipo de profesionales a los terapeutas holísticos Juan Saldivia e Isabel Muñoz. Son los encargados de aplicar diversas terapias para aliviar dolencias musculares y también, de educar a los participantes de la actividad en conceptos vinculados a la ciencia del ejercicio y la actividad física. "Ellos al iniciar los ensayos afinan los instrumentos, buscan el mejor sonido a través de la tensión y el relajo. Con sus cuerpos deben hacer lo mismo, encontrar un equilibrio y aprender a usar la respiración para lograr mayores beneficios", dice Saldivia. Y agrega: "Una cosa importantes que los músicos deben tomar conciencia de sus propias posturas, del uso que le dan al cuerpo al momento de tocar los instrumentos. El cuerpo es tan importante como un violín o un contrabajo y hay que cuidarlo para evitar lesiones".

Para ello, entre las 8.30 y las 9 horas se realizan jornadas de actividad psicofísica y dinámica consciente en el gimnasio municipal de Niebla bajo la dirección de Saldivia. "Se tienen que preocupar de la técnica, pero también de ser cuerpo y sombra en uno mismo, debe haber sincronización. Todos estos ejercicios están diseñados para que no partan el día cansado y para que resistan de mejor forma la carga de los ensayos".

desgaste

Durante su vida profesional, un músico está en riesgo de sufrir diversos trastornos músculo esqueléticos que dependen del tipo de instrumento que tocan. Y también de los movimientos repetitivos, las posturas forzadas y el sobre esfuerzo muscular. Así lo demuestra el "Análisis de los trastornos músculo-esqueléticos en los músicos instrumentistas de la comunidad de Madrid", un estudio realizado el año pasado por la consultora Ideara SL para la Comunidad de Madrid. El documento advierte sobre la importancia de implementar estrategias de seguridad laboral y sirve de guía para la prevención. Almenos en Chile, donde no existen análisis de este tipo.

Jorge Flández, doctor en ciencias de la actividad física y el deporte y académico de la Escuela de Educación Física Uach, dice que la iniciativa del Campamento Musical es un aporte valorable. "En los ensayos los músicos pasan por zonas aeróbicas y anaeróbicas, se vinculan a sus fuentes de energía con distinta intensidad, además generan sobreuso y sobrecarga que es lo mismo que ocurre en los deportistas. Claro que en los músicos se pueden producir lesiones tal vez más complicadas debido a los movimientos reiterados en zonas específicas y al no tener todo el cuerpo sometido a esos movimientos".

Para el profesional, es fundamental que los niños y jóvenes reciban educación o conocimientos básicos sobre anatomía y de las metodologías para enfrentar los instrumentos. "Lo que se hace antes y después de ensayar permitiría mejorar la mecánica propia de los músicos. Hay que educar para la prevención y lo que están haciendo en el Campamento Musical es algo digno de felicitar. Están apuntando a la formación integral, que es algo que ya está instalado en Europa y que desde acá se busca desarrollar en una actividad que por sus características es desgastante para sus participantes".

Las clases del XXI Campamento Musical Marqués de Mancera son en la Escuela Juan Bosch de Niebla, donde hay un patio techado con 16 máquinas para hacer ejercicios básicos y de mediana intensidad. Además, entre las opciones que ofrecen Juan Saldivia e Isabel Muñoz se cuentan una camilla de masaje termal, con temperaturas de entre 40 y 70 grados, para la alineación de la espalda. El tratamiento dura 45 minutos. También se realizan masajes descontracturantes y la aplicación de imanes. "La idea es generar alivio muscular y disminuir la tensión", dice Saldivia. El servicio es para los participantes del Campamento y el valor es un aporte voluntario.