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San Sebastián: de Roma a Yumbel

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El proceso de conquista y posterior colonización implicó, no sólo una relación económica y política entre el viejo y el Nuevo Mundo. Los españoles incorporaron sus pautas culturales entre las que, la devoción hacia los santos era un pilar esencial. Entre las muchas devociones destaca la de San Sebastián, mártir de la Iglesia, protector contra pestes y enfermedades.

¿Qué nos cuenta la historia sobre este santo?

San Sebastián, quien con el correr de los siglos será motivo de masivas manifestaciones de culto nació, aproximadamente, entre los años 258 y 263, al interior del Imperio romano. La Pax romana, inaugurada por César Augusto había terminado y el Imperio comenzaba, poco a poco, su debilitamiento. En ese contexto, el cristianismo lograba mayores adherentes quienes, mantenían en secreto su nueva religión producto de la persecución de la que la fe monoteísta era objeto. Como era propio de la época y producto del status de la familia a la que pertenecía el futuro santo, formó parte de la guardia pretoriana. Al estar cerca del poder político su condición cristiana quedó en evidencia entre otros motivos, por no cumplir con los sacrificios propios del panteón romano. Pese a la amenaza de muerte que pendía sobre él, mantuvo su postura lo que determinó, una sentencia de muerte. La ejecución es bastante conocida:

«Sus antiguos compañeros de armas, lo llevaron hasta el coliseo, fue desnudado y atado a un poste. Tras esto, recibió una lluvia de flechas y se le dio por muerto»

Pese a la gravedad de la situación, las heridas no fueron mortales y sus amigos en la fe, lograron que se restableciera. Sin embargo, San Sebastián ya tenía clara su misión: detener las persecuciones a los cristianos. Por ello, se presentó ante el emperador quien ordenó que fuese azotado y sólo se detuviesen una vez que el traidor, hubiese muerto.

Era el año 288, Roma era gobernada por Diocleciano y el cuerpo del mártir fue lanzado, según el libro de los mártires, el 20 de enero a una ciénaga. Años más tarde, Roma conocería el horror de la «persecución de Diocleciano» o «Gran Persecución» contra el mundo cristiano.

¿De Roma a Yumbel? Durante el proceso de conquista y fundación, imágenes de San Sebastián se instalaron en distintas ciudades entre ellas, Chillán. Según las crónicas, transcurría el año 1655, cuando se produjo un gran levantamiento indígena como consecuencia de los abusos del gobernador don Antonio de Acuña y Cabrera con la llamada Guerra Lucrativa. Esto motivó, a los vecinos de Chillán a trasladar la imagen del santo hacia un lugar más seguro: el fuerte de San Felipe de Austria, levantado en el año 1585, bajo el gobierno de don Alonso de Sotomayor que con el tiempo daría origen a la ciudad de Yumbel.

Producto del emplazamiento del fuerte y de encontrarse en un territorio que, para muchos estaba en constante guerra, la devoción a San Sebastián se afianzó rápidamente en la zona. Esto fue consagrado durante la segunda mitad del siglo XIX, al iniciarse la construcción del templo dedicado al santo y que contiene la imagen que, en el siglo XVII, en la búsqueda de refugio fue acogida por quienes estaban a la espera de un Patrono: San Sebastián.

Lorena Liewald D.

En valdivia también se realizó procesión

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La devoción a San Sebastián es una de las más populares en el sur de nuestro país, en especial en Valdivia, donde ayer más de mil fieles asistieron a la tradicional procesión de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Collico.

A las 19.30 horas los fieles salieron del santuario, ubicado en avenida Balmaceda. Siguieron por Almirante Latorre, Los Carrera y Av. Matta, para retomar Balmaceda, y regresar al santuario. Tras la procesión se celebró una Eucaristía, presidida por el Padre Carlos Vargas, párroco de Nuestra Señora del Carmen.

En los días previos, la comunidad celebró la Novena del Santo y ayer la actividad se convirtió en una fiesta comunitaria durante todo el día, en la cual no estuvieron ausentes los comerciantes .