Tres personas participaron directamente en el "rescate" desde Osorno a Valdivia, de la locomotora diésel Deutz KG-275-BS llamada "Virgen de la Esperanza", según reveló ayer Nelson Beseler Avila, hijo de ferroviario y técnico electrónico, quien vive en Puerto Montt y que tomó parte activa en una verdadera "operación comando".
Beseler concurre hoy a declarar a la Fiscalía de Osorno sobre el caso, sosteniendo con firmeza y categóricamente, al igual que el presidente del Patrimonio Ferroviario en Valdivia, Enrique Rivera, que la bien planificada acción "no fue un robo".
APOYO LOGISTICO
Dijo que el día que trasladaron la locomotora -el 15 de diciembre pasado- otras dos personas lo acompañaron. Una de ellas prestó apoyo logístico por tierra, desde un vehículo, para asegurarse de que no hubiese problemas en los cruces ferroviarios, ni en los carreteros, con la gente o animales.
Naturalmente, sabían que a horas determinadas, entre la noche y la madrugada, no había peligro de toparse con otro convoy ferroviario. "Todo se pensó bien", señaló.
"Compramos una batería que nos costó 60 mil pesos, más los focos de las luces, se las instalamos y partimos", dijo Beseler, reflejando que para él fue un momento emocionante. "Porque la sacábamos de un lugar donde la estaban desmantelando, destruyendo, rompiendo sus vidrios, robándole incluso la chapa de contacto, y nadie hacía nada por evitarlo", agregó.
DESDE 2009
Nelson Beseler reveló que desde 2009 viajaba desde Puerto Montt a Osorno, para visitar esta locomotora fabricada en Alemania en 1968 -con el Nº 58225- para la empresa española "Compañía Gaditana de Minas de la Caridad", de Aznalcollar, donde era de trocha angosta, avaluada en 180 millones de pesos, y una de las dos de su tipo que existen en el mundo.
"Formaba parte de una flota de cuatro máquinas y la "Virgen de la Esperanza" fue enviada a nuestro país en 2001. La otra que aún se conserva está en España y se llama "Virgen de la Candelaria". Son máquinas de tamaño reducido, de 7.4 metros de largo y 12.5 toneladas por eje".
Sin embargo, como todo amante de los trenes, confesó sufrir cuando comprobaba que, "literalmente abandonada a su suerte, junto a sus cuatro vagones de carga, en el recinto ferroviario de Osorno, los deterioros eran cada vez mayores. Estaba rayada por todos lados. Con otras personas, amantes de los trenes, soldamos su puerta para evitar robos y daños en la cabina, que todavía se conserva en buenas condiciones, pero que de noche era ocupada por personas para beber y hasta drogarse, extrayéndole sus valiosas piezas para venderlas como chatarra".
SIN RESPUESTA
Beseler afirmó que en 2012 "enviamos una carta a la empresa propietaria de la locomotora en Chile, la OHL, haciendo ver nuestra preocupación por su situación y por el riesgo que existía, por lo que sugeríamos tomar una acción concreta para sacarla de ahí. Sin embargo, nunca obtuvimos una respuesta".
Desde el día 16 de diciembre, la locomotora "Virgen de la Esperanza" está dentro de un galpón en el recinto Estación de EFE en Valdivia.
El Patrimonmio Ferroviario la restaura, pero su presidente, Enrique Rivera, dijo ayer que "la labor está suspendida hasta que todo esto se aclare como corresponde, porque no sabemos aún si hasta se tenga que devolver adonde estaba abandonada y siendo desmantelada, pero aún no hemos recibido ninguna petición al respecto".
La empresa OHL -con la locomotora "Virgen de la Esperanza"- prestó servicios para EFE entre los años 2006 y 2009 en el tramo de San Rosendo a La Unión, distribuyendo balasto, durmientes y otros materiales para faenas destinadas a la mantención y recuperación de las vías.
Beseler señaló que el propósito es restaurarla y pedirle "asilo" en el Museo Ferroviario Pablo Neruda, en Temuco, "para resguardar este pedazo de historia ferroviaria. Así se lo hemos comunicado a la empresa OHL, pero tampoco hemos tenido una respuesta e interés por nuestro propósito".
El técnico electrónico de Puerto Montt Nelson Beseler Avila, hijo de un maquinista, concurre hoy a la Fiscalía de Osorno a declarar por el caso de la locomotora. Dijo que reiterará que "todo lo que se hizo fue por el amor a los trenes y evitar el desmantelamiento de una máquina, de un tipo que hoy sólo hay dos en el mundo. Estoy consciente de que se pudieron cometer algunos errores, pero sin un afán delictual". Las otras dos personas aún no son citadas a esa Fiscalía, que lleva el caso.