La trigésima versión del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (México) anunció el mes pasado los filmes que integran la competencia oficial del certamen, que se desarrollará del 6 al 15 de marzo próximo. Uno de los que aspira a quedarse con el máximo galardón de la categoría Cortometraje Iberoamericano, es la cinta "El secreto de Sergio".
Marisol Cumsille, como es ampliamente conocida María Soledad Cumsille Vargas (Santiago, 8 de julio de 1959), está contenta porque esa pieza cinematográfica es obra suya, la primogénita de su actividad como cineasta. Ésta es una de sus varias facetas, entre las que se incluye el ser la propietaria del café, bar y restaurante "La Última Frontera" y cultivar paralelamente la escritura en prosa, la poesía y la fotografía.
CULTORA DEL SÉPTIMO ARTE
¿Cómo te sientes tras saber que "El secreto de Sergio" fue incluida en la competencia de Guadalajara?
Me siento súper feliz, porque es mi primer corto casi profesional, y digo casi, porque no estudié cine, aunque sí hice workshops. El haber quedado en el Festival de Guadalajara ya es un reconocimiento, y también lo ha sido el que el corto haya quedado también en el Festival de Valdivia y en el Femcine de Santiago.
¿Está dentro de tus expectativas obtener algún premio?
Yo encuentro que esa cosa que está como institucionalizada, de querer ganar es como feo. También es rico tan solamente competir. Ahora bien, si ganara sería increíble, pero no es esa la idea. El hecho de que ya estén interesados en mostrar la historia, que haya gustado en otra parte que no sea tu país, es increíble.
Viajemos al pasado. ¿Cómo llegó a ti la inspiración de hacer cine?
Lo que pasa es que yo siempre he sido escritora, desde niña he escrito. Y en algún momento me metí a un curso que dictó una pequeña escuela de cine que hubo en Valdivia, la que lamentablemente cerró por falta de recursos. A pesar de ello, siguieron haciendo workshops y yo participé en ellos. Eso fue en 2008.
LA ÚLTIMA FRONTERA
Probablemente el restaurante "La Última Frontera" sea la realización más importante de Marisol Cumsille en Valdivia. Su prestigio se consolidó con el paso de los años. En 2013, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes llevó a cabo una encuesta nacional para elegir la mejor picada del país, recibiéndose 62.791 votos; de ellos, 4.143 convirtieron a este tradicional punto de encuentro valdiviano en la cuarta mejor picada de Chile.
¿Cuál es la historia de este recinto?
Esta idea partió porque en 1999 habían cerrado el Traga Bar y el Paula, que eran los dos lugares donde yo iba. Entonces me dije: "¿Adónde voy a ir ahora?". Yo había trabajado en restaurantes como La Calesa; hacía cócteles... Bueno, hacía de todo. Se me ocurrió poner un local en donde todos se sintieran cómodos, donde nadie se sintiera fuera de lugar u observado. Así nació "La Última Frontera".
El hecho de que el local tenga aspecto de casa es una de las formas para que las personas se sientan a gusto. Tenemos cuadros que en su mayoría son prestados por artistas, que los tienen aquí para su exhibición. Y en esto, hay veces que se da la suerte de que alguien quiera comprar un cuadro. Una vez tuvimos que descolgar un cuadro y además llamar al pintor para que lo viniera a desmontar, porque un caballero quería llevárselo enrollado en el avión.
Yo quería un lugar que apelara al Chile de antes, ese en el que me crié.
¿Por qué bautizaste este restaurante como "La Última Frontera"?
Ése era el nombre de una serie de televisión que daban en Canal 13, que en España se llamaba "Doctor en Alaska" y en Estados Unidos, "Northern Exposure". La serie transcurría en un lugar donde vivía gente como a la que a uno le gustaría que viviera aquí, y esa gente se juntaba en un bar que se llamaba Brick. Pensé en ponerle Brick al restorán, pero supe que en Los Lagos había un supermercado que se llamaba así. "¿Cómo le pongo, entonces?", me dije. Y ahí fue que le puse como la serie.
¿Qué ha significado para ti "La Última Frontera"?
Estoy súper orgullosa, porque cuando hablan de Valdivia, hablan de "La Última Frontera" como un lugar que hay que visitar. Éste es el resultado de harto trabajo y sacrificio, porque -por ejemplo- para tener productos frescos hay que ir al supermercado unas tres o cuatro veces al día.
Uno de los grandes logros que hemos tenido, es el hecho de que no se moleste a las mujeres que vienen a beber solas. Así, a cualquier persona que les faltara el respeto, le pedíamos que se retirara.
Aquí ha venido la Gladys Marín, cuando daba sus conferencias de prensa. Ha venido Longueira y también la Michelle Bachelet cuando era ministra de Defensa. Me acuerdo que vino sola, sin acompañantes, porque se lo habían recomendado. Pedro Lemebel también estuvo aquí y hizo actos.
HIZO "DE TODO"
El éxito que ha logrado Marisol Cumsille con su negocio fue la culminación de un largo proceso que comenzó con sus estudios de Castellano en la Universidad Austral, que interrumpió en la etapa final.
¿A qué te dedicaste posteriormente?
Hice de todo. Fumigué por muchos años, corté pasto, tenía una microempresa de jardines. Confeccioné aros, hacía ropa; lavé platos y fui cocinera en restoranes.
LA NOVELISTA
Además de su incursión en el séptimo arte, Marisol Cumsille también quiere inscribir su nombre en la prosa.
Tengo entendido que estás escribiendo una novela. ¿De qué trata?
Estoy escribiendo una novela que se llama "Un cuento de rock". Es una novela muy divertida, que trata de un joven periodista de la Universidad Austral que escribe una columna de rock para un diario de tirada nacional. De repente, lo contactan The Rolling Stones, aunque él no cree que sean ellos, sino sus amigos que quieren molestarlo. Pero ésa no es la historia en sí, sólo la entrada.
Creo que va a estar lista a mitad de año, y la concebí en principio como un guión de cine. Sin embargo, iba a ser algo muy pesado y decidí finalmente que sería novela.
EL ROCK, UNA PASIÓN
Marisol no sólo se viste como una apasionada rockera, sino que forma parte indisoluble de su personalidad.
¿Qué tan hondo cala en tu ser el rock?
Yo me crié detrás del gimnasio Manuel Plaza, en Ñuñoa. Entonces, desde niña yo escuchaba, por ejemplo, a Tumulto y Aguaturbia; y eso, yo creo, se te mete en la sangre. Veía a los rockeros con el pelo largo y a los hippies tan bonitos, y uno quería parecerse más a ellos que a otra gente.
El rock está en mi corazón; o sea, yo me siento súper identificada con la poesía del rock, con la letra de las canciones. Cuando lees las letras, te das cuenta de que es otra forma de hacer poesía y no creo que eso pase de moda. La rebeldía no pasa de moda.
¿Te consideras rebelde?
Me considero rebelde, pero no asistémica. No con la consiga de "destruyamos todo", pero sí haciendo críticas al sistema.
A tu juicio, ¿cuál podría ser el aporte de la rebeldía a una sociedad como la nuestra?
O sea, si la gente se dedicara únicamente a obedecer, todavía estaríamos en la época de las cavernas. Siempre el alumno contradice al maestro para crecer, no simplemente por el gusto de contradecirlo.
Después de todas las peripecias que has vivido, tu paso por el cine, la literatura, la fotografía, la administración de un restaurante... ¿Cómo calificas tu vida?
Soy una mujer feliz, tengo una nieta exquisita, inteligente y divertida que se llama Jacinta, de un año y cuatro meses, hija de mi hijo Simón. Es curioso que sea descendiente de árabes por los dos lados, pero no vaya a tener ningún apellido árabe, porque sus apellidos son Wilhelm Vial.
¿Te arrepientes de algo?
Bueno, me arrepiento de algunas cosas, como de haberme creído muy inteligente, de haber sido arrogante en la universidad... En general, me arrepiento de las prepotencias de juventud. A lo mejor, fui también injusta algunas veces, pero me gusta mi vida.