Llegó marzo y el inicio del año académico trae consigo algo que ya es parte de la cultura universitaria: el mechoneo. Es lamentable reconocerlo, pero lo primero que se me viene a la mente es un grupo de jóvenes pintados, con su ropa rasgada, llenos de temor por lo que deberán enfrentar y siendo protagonistas involuntarios de actos muchas veces degradantes.
Si el ingreso a la universidad tiene que ser sinónimo de buenas noticias y de momentos alegres, ¿Es ésa la forma en la que debemos darles la bienvenida a esta nueva etapa? ¿Dónde está el límite entre una recepción entretenida y la agresión?
A diario vemos en las noticias hechos de violencia a todo nivel y las condenamos de manera drástica. Sin embargo, seguimos viendo el mechoneo dañino como algo entretenido… ¿Es necesario que lamentemos la muerte de algún estudiante para que dejemos de pensar así? Yo creo que no.
Llegó la hora de dar la bienvenida de otra manera. No se trata de eliminar una tradición que lleva años arraigada en nuestra sociedad, pero sí de hacer de ella un rito positivo donde primen las sonrisas y no rostros asustados. Por eso en la USS somos partidarios de un mechoneo -como dirían nuestros alumnos- "en buena", con actividades creativas que les permitan sentirse acogidos por la universidad y donde puedan simplemente pasarlo bien.
En el fondo, el objetivo es brindar una bienvenida que respete los derechos individuales y colectivos de los alumnos de primer año, en un contexto responsable, innovador y creativo. En otras palabras, la idea es felicitarlos y premiarlos, no castigarlos por haber ingresado a la universidad.
Estamos formando profesionales íntegros y competentes no sólo a nivel académico, sino también como personas. Es nuestro deber entonces -como instituciones de educación superior- orientarlos y enseñarles que la bienvenida a los nuevos alumnos es para pasarlo bien, pero desarrollando otras actividades de tipo cultural, deportivo, social o de voluntariado por ejemplo.
También puede ser entretenida una competencia entre alianzas donde compitan por reunir más útiles escolares para una escuela de escasos recursos, ¿Por qué no? Es una forma de involucrar a nuestros estudiantes en los desafíos sociales que tiene nuestra comunidad actualmente.
Finalmente lo que buscamos es que el recuerdo del primer día como universitarios sea imborrable, pero por lo bueno. Por eso los invito a pasar de una bienvenida a la vida universitaria de manera violenta y denigrante, a una con real sentido.
Evelyn Medina Müller