Héctor Quezada, un maestro que se dedicó al ideal normalista
LABOR. Sirvió en el ministerio de Educación por 47 años como profesor, supervisor y coordinador regional de educación básica y subvención escolar.
El 31 de marzo de este año, el profesor Héctor Plácido Quezada Cáceres se acogió a retiro tras 47 años de labor para el ministerio de Educación, trayectoria que comenzó en 1968 al asumir como profesor en la Escuela N° 11 (más tarde, Escuela Consolidada) de San José de la Mariquina.
Hace siete años recibió el diploma que acredita cuarenta años de servicio, de manos de la ministra de Educación Mónica Jiménez de la Jara. Con emoción, recuerda que "el seremi Eduardo Rosas de alguna forma se las arregló para que en una visita de la señora Jiménez, fuera ella quien me entregara el diploma. Evidentemente, eso es algo que marca la carrera de uno; no es trivial tener la fortuna de que una ministra venga al lugar donde uno trabaja y le entregue un diploma de reconocimiento".
SUS INICIOS
En 1967 culminó su formación en el semillero normalista y obtuvo el título de profesor de educación primaria urbana. Al año siguiente, se trasladó a San José para asumir como maestro en la Escuela N° 11. Allí trabajó por espacio de 14 años.
Usted ha afirmado que la impronta de la Normal "Camilo Henríquez" marcó su trabajo docente. ¿En qué se vio reflejada?
-Uno de los sellos de los maestros que nos formaron fue: "Cuando lleguen a un colegio o a una institución, nunca sean un problema; sean solucionadores de problemas y no vayan a crear problemas".
Entonces, nuestra labor era ponernos al servicio de las instituciones con todas las capacidades y competencias que uno había ido adquiriendo.
En los 14 años que me desempeñé en la comuna de Mariquina, tuve hitos muy importantes. Los profesores que salíamos de las Escuelas Normales teníamos un espíritu de servicio, un espíritu social, comunitario; no era sólo hacer clases, sino que era trabajar con la comunidad y para la comunidad. Por lo tanto, formábamos clubes deportivos, participábamos en muchas actividades y todas esas cosas las hacíamos gratis.
Trabajé mucho en la parte deportiva. Formamos una escuela de deportes con monitores. Terminaba mis actividades en el colegio a las 6 de la tarde y después me iba al gimnasio. Trabajaba de 7 a 9 de la noche, todos los días; y uno lo hacía por los alumnos, por la comuna.
El otro logro que tuve fue que formamos un grupo folclórico del magisterio.
EL SUPERVISOR
Después de los 14 años en Mariquina, usted se convirtió en supervisor educacional. ¿Por qué siguió esta carrera?
-Bueno, en 1975 aproximadamente me incorporé a unos cursos de formación que se dictaban en el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP). Esto me permitió combinar el trabajo de aula con el trabajo técnico, convirtiéndome en supervisor técnico pedagógico.
Cuando se creó el Sistema Nacional de Formación, se ofreció la posibilidad de postular y yo quedé aceptado para Valdivia, como supervisor en castellano. Mientras me desempeñaba en el área técnica del comité de castellano, se crearon los departamentos administrativos de educación municipal y se desarmaron todos los equipos técnicos que había. Tuve que volver a las aulas por seis meses en un colegio del sector de Linguento, en Mariquina.
¿Regresó a su trabajo de supervisor?
-La verdad es que como venía de terminar un diplomado en Gestión Curricular y Pedagógica, postulé a la secretaría regional ministerial de Educación de la nueva región y en 2008 me incorporé a ese equipo. Me nombraron coordinador regional de educación básica; y como ese mismo año se crea la subvención escolar preferencial, me nombraron coordinador regional. Esos cargos los desempeñé hasta el 31 de marzo de 2015, cuando dejé definitivamente de pertenecer al ministerio.
Cariño a las puertas del retiro
El profesor Héctor Quezada recuerda vivamente los últimos instantes de su trayectoria como coordinador regional de educación básica y de la subvención escolar preferencial. "La semana previa al 31 de marzo recibí mucho afecto, cariño y reconocimiento a mi labor por parte de mis colegas de trabajo. Según ellos, yo había sido un excelente funcionario, colaborador; siempre con un sentido de servicio y apoyo a los demás. Eso me dio a entender que cumplí las metas que los maestros de la Escuela Normal me inculcaron", dijo.
Pablo Quintana Villanueva