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el estilo de vida de occidente puede alterar la flora intestinal

salud Un estudio de Canadá asegura que factores como la alimentación y los medicamentos provocan cambios en el microbioma humano.

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Un estudio reciente publicado en la revista Cell Reports sugiere que el estilo de vida occidental puede disminuir la variedad de bacterias que se encuentran presentes en el tracto gastrointestinal.

La comida, el uso de medicamentos y el medio ambiente son factores que pueden modificar la flora del sistema digestivo, de acuerdo a la investigación encabezada por Jens Walter, de la Universidad de Alberta (Canadá).

La investigación comparó el microbioma intestinal de los habitantes de Estados Unidos y de Papúa Nueva Guinea, este último considerado uno de los países menos urbanizados del mundo y que posee un estilo de vida tradicional que se desarrolla sobre la base de la agricultura de subsistencia.

Las bacterias que se encuentran de forma natural en el intestino son importantes para la salud. Según el estudio, hay investigaciones previas que indican que un estilo de vida moderno puede reducir el microbioma.

"Hay varios aspectos del estilo de vida occidental que han planteado la hipótesis de que alteran el microbioma intestinal y disminuyen la diversidad. Esto incluye la dieta, el saneamiento y las prácticas clínicas, como el uso de antibióticos y las cesáreas, pero no hay una comprensión sobre cómo alteran nuestros microbiomas", explicó Walter, citado por el portal ABC.

alteraciones

El equipo comparó las bacterias fecales provenientes de adultos de los países antes mencionados. Los resultados arrojaron que los habitantes de Papúa Nueva Guinea tienen un microbioma con una mayor diversidad bacteriana.

Este perfil dista del microbioma de un estadounidense. De acuerdo al estudio, los norteamericanos carecen de 50 tipos de bacterias que sí se encuentran en los adultos de Oceanía.

El análisis también reveló que la importancia relativa de los procesos ecológicos que estructuran la flora intestinal difiere en las sociedades occidentalizadas y no industrializadas. Por ejemplo, las prácticas que reducen la dispersión bacteriana, tales como el saneamiento y el tratamiento del agua potable, podrían ser una causa importante de las alteraciones en el microbioma.

Esta dispersión sí está presente en los habitantes de Papúa Nueva Guinea, a diferencia de los residentes de EE.UU.

"Por eso, proponemos un modelo basado en la teoría ecológica ajustado a los datos y con una explicación de la disminución de la diversidad de la microbiota en las sociedades urbanas industrializadas", indicó Walter.

Estas conclusiones tienen una fuerte implicancia en la salud humana, ya que las medidas de tratamientos de aguas y la producción de antibióticos contribuyen a frenar ciertas enfermedades crónicas en los países especializados.

En ese sentido, los investigadores señalaron que, en general, la salud y la esperanza de vida es mayor en las sociedades occidentalizadas, por lo que propusieron crear un puente para resolver la ausencia de variedad en la flora intestinal sin provocar efectos secundarios.

"No obstante, podemos pensar en cómo reducir los daños colaterales de las prácticas de estilo de vida moderna en el microbioma intestinal sin poner en peligro los beneficios", añadió Andrew Greenhill, académico de microbiología de la Federación Universitaria de Australia y coautor del estudio.

"Los resultados de este estudio proporcionan información que podría emplearse para desarrollar estrategias para prevenir y corregir el impacto de la occidentalización y potencialmente apoyar la dispersión y la transmisión de microbios que han sido erradicados", planteó el experto.

Cómo mantener la flora intestinal

La flora intestinal es imprescindible para nuestra salud, ya que participan en la absorción de los nutrientes. Para mantener el microbioma en buenas condiciones, es necesario seguir una dieta balanceada, rica en frutas como manzanas y ciruelas. Las verduras como la lechuga y la espinaca también aportan a su cuidado. La fibra estimula la digestión y está presente en productos como las legumbres (lentejas, porotos, arvejas, habas) y semillas.