Anuncio, discurso o mensaje
Creo que lo que realizó la Presidenta Michelle Bachelet el 21 de mayo de 2015 marca un antes y un después. Claramente no fue un discurso , tampoco un anuncio; fue un mensaje presidencial, pues el mensaje es parte del acto de la comunicación y eso es lo yo pude recibir y entender.
Aun cuando en el mensaje siempre se esperan anuncios, rescato el hecho de que nada de todo lo dicho va a quedar en el aire o sin cumplir, por lo tanto los mal llamados anuncios van a ser realidad y que fueron muy importantes, tal como: planes de descontaminación, más hospitales, una nueva forma de medir la pobreza (más real), la Subsecretaria de la Discapacidad, el Ministerio de Pueblos Indígenas, las reformas (tributaria, educación, trabajo y constitucional), las tarifas en energía, la eliminación del 5% de los jubilados, la Subsecretaria de Derechos Humanos, los avances en vivienda y barrios, los planes de zonas extremas, la eliminación de binominal y la elección de Intendentes, la eliminación progresiva de los funcionarios a honorarios de la administración pública y los primeros avances en la gratuidad de la educación, por mencionar solo algunos.
Pero en lo particular yo destaco dos elementos que son muy significativos: Primero, el énfasis que se hizo en cada intervención en las familias, pues cada acción del gobierno hoy en día se hace pensando en mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos y no en grandes anuncios o proyectos rimbombantes, que implican cerros de recursos. Esto quedó demostrado pues en su mensaje no se hizo alusión en ningún momento a los millones de millones de pesos que algunas acciones implican.
El segundo, y más importante a mi parecer, es la invitación que nos hizo a todos los chilenos y chilenas a: volver a encontrarnos en el diálogo para la construcción de una nación entre todos.
Definitivamente hay que ser muy terco o, definitivamente, solo pensar en uno mismo y no en todos nosotros como país, para rechazar esta invitación.Por lo menos yo, feliz de trabajar para avanzar a paso firme, sin ponernos límites, para que entre todos construyamos el Chile que queremos.
Carlos Mejías
Columna