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Máfil fue el epicentro de los festejos del Día del Patrimonio

celebración. La comuna fue escogida para los actos oficiales en Los Ríos. En una ceremonia desarrollada en el casino municipal se recibió el decreto que declara a la ex casa Fehlandt como Monumento Histórico y se entregaron premios a quienes se dedican a rescatar las tradiciones de la región.

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Toda la región de Los Ríos celebró ayer el Día del Patrimonio Cultural. Y este año fue elegida la comuna de Máfil como epicentro de los festejos organizados por el Consejo de la Cultura y las Artes.

En el casino municipal de la comuna se realizó la ceremonia oficial, se hizo la entrega simbólica del decreto que incluye a la Casa de la Cultura de Máfil entre los Monumentos Históricos de Chile y se premió a quienes ayudan a rescatar el patrimonio cultural intangible de la zona, tanto en la región de Los Ríos, como en la misma comuna de Máfil.

Este año fue premiada la artesana en mimbre Ana Zenobia Gallardo. También, la familia Sánchez, de Máfil, quienes impulsaron la celebración local de la fiesta religiosa de San Sebastián en el sector de Runca.

El intendente de Los Ríos, Egon Montecinos, expresó que "en esta celebración se busca transmitir la historia colectiva de los territorios, lo que es muy difícil, ya que es difícil llegar a acuerdos sobre la historia de las sociedades. Pero este ejercicio es importante, porque hay que rescatar la memoria colectiva".

la casa patrimonial

Parte de la memoria colectiva de los mafileños está entre las paredes de la Casa de la Cultura, lugar donde actualmente se reúnen a ensayar los niños de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de la comuna, y además, quienes participan en diversos talleres, como el de mosaicos. Como explicó la coordinadora regional del Consejo de Monumentos Nacionales, Sandra Ranz: "El valor que se identifica en esta casa es de tipo histórico, más que arquitectónico".

La casa fue construida en el año 1928 por Hans Fehlandt, descendiente de los primeros colonos alemanes que llegaron a Chile. En sus inicios fue utilizada como casa patronal, pero después se transformó en una pulpería donde los trabajadores del fundo adquirían sus productos. En la década del 80 fue comprada por el municipio y convertida en Casa de la Cultura. Ahora, fue declarada Monumento Histórico.

La directora regional del Consejo de la Cultura, Lorenna Saldías, indicó: "Si bien el Consejo de la Cultura y las Artes ha venido realizando una gran labor de rescate y valoración de los bienes patrimoniales, quisiera destacar que más allá de esta declaratoria hay aquí una manera real de abordar los espacios como un bien público, donde la inversión que se realiza va en directo beneficio del crecimiento y desarrollo cultural de las personas".

Al finalizar la ceremonia, el inmueble fue visitado y bendecido por el párroco Patricio Barriga. Se hicieron recorridos patrimoniales en los que participaron Ellen y Alfredo Feh-landt, dos de los nietos de los dueños de casa originales.

artesana destacada

Pero durante las celebraciones también hubo un espacio para los reconocimientos. El premio Regional de Patrimonio fue entregado a Ana Zenobia Gallardo Huechante, artesana en mimbre y ñocha, acordeonista y una de las últimas descendientes del lonko Pedro Huechante. En 2014 fue destacada como Mujer Mapuche y su trabajo ha estado en ferias artesanales, exposiciones, encuentros artísticos e incluso participó en un capítulo de la temporada 13 del programa de televisión Frutos del País. Incluso desde hoy, sus trabajos se podrán ver en Valdivia, en la sala Espacio Sur ubicada en calle General Lagos 1234.

Cuando se acercó a recibir el premio, Ana Zenobia expresó su sorpresa "cuando uno tiene una edad avanzada, piensa que está fuera de órbita. Agradezco a las personas que me reconocieron, porque cultivo la artesanía y la música desde muy niña". Ana Zenobia tiene 79 años y vive en Mariquina.

reconocimiento local

La Municipalidad de Máfil también entregó una distinción local. Y la familia Sánchez fue quien se llevó el reconocimiento comunal. Julio y Marcelo Sánchez recibieron el premio en representación de toda la familia, principal impulsora de la creación de la celebración local de la fiesta de San Sebastián en la localidad de Runca, que anualmente reúne a unas 400 personas.

La familia se radicó en el sector de Huichaco en 1898 y ya son varias generaciones. Han destacado por crear un cementerio y donar terrenos para construir la Escuela Higidia y la capilla San Sebastián.

El alcalde de la comuna de Máfil, Claudio Sepúlveda, destacó: "Muchos son los vecinos que promueven actividades en rescate de nuestro patrimonio cultural. Es nuestro deber reconocer su aporte y agradecer su trabajo que tanto nos enriquece. La familia Sánchez, por ejemplo, nos permite año a año realizar una actividad propia de nuestras raíces campesinas".

Otras actividades

Las actividades en Máfil no fueron las únicas que se realizaron en la región. Ayer se pudieron visitar las dependencias del Centro Cultural El Austral, la Biblioteca Municipal de Valdivia, donde se exhibió un ciclo de documentales patrimoniales; el Museo Submarino O'Brien y el Centro Cultural Casa Prochelle I, espacio restaurado e inaugurado el año pasado en esta misma fecha.

En Paillaco, por ejemplo, los visitantes pudieron conocer la Iglesia Luterana, edificio de comienzos de la década de 1940. El gerente de la Corporación Cultural Municipal de Paillaco, Juan Vásquez, destacó como una de sus particularidades un antiguo órgano.

Año a año somos convocados, durante estos días, para participar en algunas de las actividades que, tanto a nivel nacional como local, se enfocan en relevar nuestro patrimonio cultural y natural el cual, desgraciadamente, se deteriora cada día frente a la ausencia de una clara política pública al respecto. Pero bueno, no es el momento de realizar una crítica sino más bien, reflexionar sobre un espacio de la ciudad que muchas veces no es asumido en su real dimensión; me refiero a los cementerios, que son el reflejo de la ciudad y de su comunidad.

Al hacer un recorrido por estos, podemos determinar que hasta el siglo XVIII, por lo menos en América, los entierros se realizaban al interior de las iglesias. En ese contexto, mientras más alta era la posición social de la familia, más cerca del púlpito se encontraba el espacio para el descanso final.

Durante el siglo ya mencionado, el gobernador don Ambrosio O'Higgins aplicó en Chile el proyecto modernizador de la casa de Borbón y se decretó, por razones de salubridad, que los entierros fueran realizados en los sectores exteriores de los recintos religiosos o de propiedades privadas. Años más tarde, bajo el gobierno de su hijo Bernardo, los cementerios fueron alejados de las zonza urbanas, pero siempre bajo el alero de la Iglesia Católica. A medida que avanzaba el siglo XIX y las ideas liberales, como también se producía la llegada al país de migrantes luteranos, anglicanos, presbiterianos, entre otros, la temática de los cementerios se fue complejizando. Esta nueva conformación de la sociedad chilena fue generando una serie de conflictos que determinaron, por ejemplo, que en Valparaíso la comunidad británica decidiera emplazar un cementerio en el que la Iglesia Católica no tuviese injerencia y que es conocido como "Cementerio de los Disidentes".

Ejemplos como esos a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX fueron muchos. Paso a paso se fueron generando reformas, como por ejemplo, el decreto de cementerios de 1871 a través del cual se autorizaba un espacio denominado secularizado, al interior de los Cementerios Generales en el que se autorizaba el entierro de no católicos. Finalmente, bajo el gobierno de don Domingo Santa María (1881-1886) se aprobó la Ley de Cementerios Civiles lo que generó una serie de reacciones, tanto desde la Iglesia como de algunos sectores de la sociedad.

Como leemos en "Protesta de las señoras de Coquimbo contra el despojo de los cementerios católicos i la lei del matrimonio civil", que en sus páginas dice: " Es un hecho tradicional que la inmensa mayoría de los habitantes de Chile ha aspirado en todo tiempo a merecer juntamente los honrosos títulos de verdaderos católicos i de buenos patriotas; de modo que los sentimientos patrióticos han sido siempre relijiosos i los sentimientos relijiosos han contribuido constantemente a labrar la felicidad de la patria (…)".

En fin, la molestia de las damas no detuvo la reforma y los cementerios fueron alejados de la administración religiosa. Visitemos los cementerios y descubramos así nuestra historia local, un patrimonio que no siempre valoramos como tal.

Directora Pedagogía en

Historia USS

¿Cómo se celebra este día?

El Día del Patrimonio Cultural es organizado por el Consejo de Monumentos Nacionales de Chile y la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos. El último domingo de mayo sitios y edificios estatales -como museos, bibliotecas y otras dependencias-, además de entidades privadas, se adhieren voluntariamente para abrir sus puertas en forma gratuita y permitir la visita de los ciudadanos. En el año 2014 unas 405 mil personas se sumaron a las actividades organizadas durante este día a lo largo de todo el país.

1999 fue el año

en el que se estableció que el último domingo del mes de mayo se celebrara el Día del Patrimonio Cultural. Museos y edificios de todo el país abren sus puertas a los visitantes.

1928 fue construida

la casa Fehlandt. En un comienzo fue la casa patronal de un fundo, luego una pulpería para los trabajadores. Hoy es la Casa de la Cultura de Máfil y considerada Monumento Histórico.

400 personas

participan anualmente en la fiesta de San Sebastián realizada en la comuna de Máfil, en el sector de Runca. La familia Sánchez fue reconocida por la municipalidad, por impulsarla.