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Editorial

La reserva debe ser el gran referente para el turismo invernal y de montaña para una región que ha dado ventajas. Son muchas las actividades posibles de llevar adelante.
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Adelantos en

Mocho Choshuenco

Los esfuerzos que realizan algunas instituciones estatales por dejar a la Reserva Mocho Choshuenco en condiciones de ser un real aporte para el crecimiento y consolidación de la industria turística en una zona que tiene prácticamente todo para ser un referente nacional, están bien encaminados y solo resta esperar que se conviertan en factor de progreso.

Se trata de un área silvestre protegida, de gran extensión, siete mil quinientas hectáreas, ubicadas entre las comunas de Panguipulli, Los Lagos y Futrono, con un amplio potencial de atractivo para quienes deseen entrar en contacto con la cordillera y sus incomparables detalles. Es una materia que debe ser potenciada en Los Ríos, porque la región ya ha ido desarrollando los puntos relacionados con aguas, ya sea lagos, ríos y mar, pero muestra un déficit, un atraso en lo que se refiere al turismo en la nieve, un factor más que atrayente para los visitantes, especialmente jóvenes.

Al respecto, hay que resaltar que es importante poner al día a la región, que da ventajas frente a sus vecinas, tanto nacionales como al oriente de la cordillera.

Son muchas las actividades posibles de llevar adelante sobre el manto blanco y el turismo de invierno se vería enormemente fortalecido al contar con un lugar con la riqueza de paisaje, cultura y posibilidades de practicar deportes que luce la reserva.

Sin embargo, no se puede ocultar que en las actuales condiciones llegar a la zona de Mocho Choshuenco resulta poco atractivo desplazarse hasta allá, porque hay que dejar de pensar en las actividades de montaña como algo reservado para personas cercanas al derroche de adrenalina y emociones fuertes. Es necesario entender que lo fundamental es hacerla cercana para familias completas, donde puedan disfrutar personas de todas las edades.

Los intentos por establecer un verdadero centro recreacional, que respete la naturaleza y sus variantes, no son nuevos. Vienen de varias décadas atrás y eso mismo debe ser un aliciente más para que esta vez se consolide un trabajo duradero.

Nuestro archivo

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30 años | 2 de agosto de 1985

Delincuentes sacrílegos

Un robo con características de sacrilegio consumaron delincuentes en la casa parroquial del Obispado de Valdivia, ubicada junto a la Catedral. Los ladrones lograron huir con un cáliz de oro, dólares, marcos alemanes y un libreto de cheques. El párroco se encuentra en la capital, lo que facilitó el accionar de los ladrones.

20 años | 2 de agosto de 1995

robaron un cáliz de oro

El Servicio de Salud Valdivia levantó la clausura sanitaria que afectaba al Mercado Municipal de esta ciudad, por lo que podrán seguir adelante los trabajos de remodelación a que está siendo sometido el recinto, que por el momento está completamente desocupado, a la espera de la reubicación de los locatarios.

10 años | 2 de agosto de 2005

Levantaron la clausura y ya trabajan en el mercado

La ubicación de la proyectada feria libre de Valdivia no es un tema fácil de resolver al interior de la municipalidad y ahora la polémica se ha hecho más intensa entre el alcalde Bernardo Berger y el concejal Marcos Ilabaca. Ambos se han acusado de hacer su trabajo en una forma que no es la que la ciudadanía desea.

Jesús, el Pan de Vida

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El evangelio de este domingo (Jn 6, 24-35), continúa a la multiplicación de los panes y de los peces por parte de Jesús, del domingo anterior. La gente lo sigue, aunque todavía de forma superficial. Jesús busca un seguimiento más profundo y no sólo basado en lo básico: "Ustedes me siguen porque comieron hasta saciarse".

Jesús insta a las personas que lo seguían (y lo hace hoy también con nosotros) a realizar las obras de Dios, que no es otra cosa que creer en Aquél a quien Dios ha enviado: el mismo Señor Jesucristo.

Ante la interrogante de los signos que realiza para que creamos en él, se presenta como el verdadero Pan bajado del Cielo, no como el que comieron los israelitas en el desierto.

Jesús es el Pan bajado del Cielo, que recibimos en cada misa, y que nos da la fuerza espiritual para nuestra vida de cada día.

En un tiempo en que tantas personas buscan espacios de espiritualidad, y a veces tantos cristianos que lo buscan en extrañas y diversas creencias, ¿no sería interesante volver a mi Iglesia, a mi parroquia? ¿No será este domingo un buen domingo para comulgar el cuerpo del Señor, de redescubrir en la comunidad de la Iglesia, más allá de sus problemas, la presencia real de Cristo en la Eucaristía?

"Señor, danos siempre de este pan", le ruegan sus discípulos. "Yo soy el Pan bajado del Cielo", les repite el Señor.

Acerquémonos con confianza a nuestras iglesias a recibir nuestro alimento espiritual.

¡Buen domingo!

Carlos Martínez


Opinión

La cerveza de Valdivia

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La cerveza es una bebida milenaria que ha estado presente en las más antiguas civilizaciones. En Chile comenzó a conocerse por las importaciones y sólo a comienzos del siglo XIX, se la comenzó a elaborar. En 1825 ya la fabricaba en Valparaíso Alberto Blest.

Aquí, en Valdivia, fue sin ninguna duda Carlos Anwandter, líder de la inmigración germana, quien dio el mayor impulso a su fabricación y consumo. Así llegado en 1851, por su profesión de farmacéutico comenzó artesanalmente su producción, la que repartía entre los colonos.

En el año 1516, el Duque IV de Baviera redactó el edicto de pureza "Reinheitsgebot" que imponía que una cerveza para preciarse de tal podía producirse si se usaba en su preparación, solamente agua, malta de cebada y lúpulo. El propio Emperador Carlos V llevó a maestros cerveceros alemanes a España para velar por la calidad de la bebida.

Tanta importancia concedió a estos componentes, Anwandter como sus hijos, que la cebada la traían de la zona central, mientras el lúpulo u oblón lo importaban.

Así, la cerveza pasó a ser una tradición valdiviana, una marca de la ciudad, cuya calidad nadie discutía. Bastaban simples letreros que proclamaban : Cerveza de Valdivia.

Los Anwandter llegaron a producir, en su mejor momento, en 1915, veinticinco millones de litros de cerveza. Pero no sólo ellos, tuvieron esa relevancia. También lo fue Pablo Hoffmann M. que hizo sociedad en Limache para elaborar cerveza.

Se le encuentra, luego creando la Fábrica Nacional de Cerveza y más tarde en 1901, se asocia a Cousiño y Gubler de Santiago, dando forma a la Compañía Cervecerías Unidas, la que para 1915 producía veinticuatro millones de litros de cerveza.

Podemos decir, en consecuencia, que los padres de la cerveza chilena fueron valdivianos.

El vacío generado por el sismo de 1960 que destruyó la fábrica de la CCU, de varias décadas ha sido llenado espléndidamente por el Sr. Armin Kunstmann y los nuevos emprendedores que se suman a la "marca Valdivia" que expresa no solamente a la bebida, sino también nos identifica con el turismo y la cultura.

Oscar Gayoso Aguilar


Columna