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CIENTO TRECE AGRUPACIONES OBTUVIERON RECURSOS DEL FONDO DEL ADULTO MAYOR

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En la Carpa de la Ciencia del Centro de Estudios Científicos (Cecs) de Valdivia, se efectuó ayer la ceremonia de adjudicación del Fondo Nacional del Adulto Mayor -ejecutado por el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama)-, correspondiente a las 74 organizaciones beneficiarias de la provincia de Valdivia. La actividad fue encabezada conjuntamente por el seremi de Desarrollo Social, Leonel Vera, y la coordinadora regional del Senama, Rocío Araya, quienes contaron con la participación del intendente Egon Montecinos, los senadores Alfonso de Urresti y Ena von Baer, el diputado Iván Flores y el alcalde de Máfil, Claudio Sepúlveda, entre otras personalidades.

Los protagonistas del evento fueron los representantes de las 74 organizaciones comunitarias de adultos mayores que recibieron recursos de dicho fondo, que en conjunto sumaron $61.000.000 y resultando favorecidos 3 mil 967 personas. Previamente, el jueves 30 de julio se llevó a cabo el acto correspondiente a las 39 entidades de la provincia del Ranco, territorio en el que se asignó $29.000.000 y donde mil 54 adultos mayores percibirán los beneficios de los recursos.

Las iniciativas fueron autogestionadas por las 113 organizaciones beneficiarias, que podían elegir alguna de estas líneas de proyectos para postular al fondo: acciones de voluntariado (3 proyectos); habilitación y/o equipamiento de sede (18); actividades productivas (10); vida saludable, desarrollo personal, capacitación y educación (9); alfabetización digital (0); recreación y uso del tiempo libre (56); y otros (17).

MARÍA MERCEDES ÁGUILA, una mujer que celebrará 100 años en 4 días

GOZA DE BUENA SALUD. Después de una vida dedicada a su hogar y la crianza de sus hijos, participó en actividades sociales y hoy disfruta el retiro.

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Un siglo de vida cumplirá el próximo jueves 6 de agosto María Mercedes Águila Acosta. Abrió los ojos cuando el abogado Ramón Barros Luco desempeñaba el quinto año de su mandato como Presidente de la República de Chile, y cuando Europa se desangraba por causa de la Primera Guerra Mundial. Esta centenaria mujer vive en una casa situada en la población San Pedro, en compañía de su hija María Amelia Vera, de quien afirma: "Es una buena mujer, me cuida y quiere todo lo mejor para mí".

El inexorable paso del tiempo ha hecho alguna mella en su andar y también en su audición, pero basta con elevar ligeramente la voz para que oiga perfectamente lo que se le dice. Sin embargo, su actividad no ha decaído como es frecuente en personas de su edad y en ello le ayuda su familia: "Mi nieta me saca a la plaza cuando el tiempo está bueno. Me pide que la espere cuando va a hacer sus compras; yo la espero y me quedo sentada", cuenta.

INFANCIA Y JUVENTUD

Recuerda que según oyó de sus padres, nació en una vivienda de calle Cochrane, a pocos pasos de Seiter (como se llamó antaño la arteria Clemente Escobar). "Mi papá decía que eso había sido un hualve y que con unas 40 carretas cargadas de tierra consiguió rellenar ese sector", señala.

Fue una de los cuatro hijos del pintor de casas Ignacio Águila Aros y de Rosa Amelia Acosta Cortés, que alcanzó la edad madura. "Varios otros murieron siendo muy pequeños", explica.

¿Cómo se portaba usted cuando niña?

-Era chacotera y buena para la risa. Me acuerdo que mi mamá nos llevó una vez a un velorio, a mi hermana mayor y a mí. Estaban velando a una guagüita. De pronto, llegó un hombre y yo me puse a reír. A una niña que estaba en el colegio conmigo le dije: "Me da tanta risa ese hombre, porque llegó y no saludó a nadie". Y esa niña me dijo: "¡Qué iba a saludar, si ha estado todo el día ayudando aquí y es mi papá!". Mi mamá se enojó y nos dijo a mi hermana y a mí: "Nunca más las voy a llevar a un velorio".

¿Qué me puede contar acerca de sus padres?

-Mi papá nos llevaba los domingos como a las seis de la mañana, a Corral o a Niebla para ir a comer curanto. Volvíamos a Valdivia en la tarde.

ESPOSA DE BOXEADOR

A los 17 años de edad contrajo matrimonio con el sastre Víctor Vera Pradines. Éste fue uno de los más importantes pugilistas valdivianos de la primera mitad del siglo XX, junto con Raúl Carabantes. "Cuando me casé, no sabía freír un huevo y mi marido no decía nada. Pero empecé a escuchar recetas y me volvía puro oído, hasta que aprendí. Hacía de todo y me quedaban las cosas bien", sostiene.

¿Cómo calificaría usted su vida como esposa de boxeador?

-No fue muy buena que digamos.

¿Por qué?

-Porque era muy mujerero. Sufrí mucho, pero no dejé a mis hijos ni tampoco lo dejé a él. Todo lo que gocé cuando niña, lo sufrí después.

¿Echa de menos a su marido?

-Claro que sí; quise tanto a mi marido, que no me volví a casar.

¿Sabe si su marido le correspondió este sentimiento?

-No sé... Él decía que cuando no tenía cinco mujeres no era ninguna cosa y se quejaba de que yo era celosa.

Pero como sastre, fue muy bueno. De hecho, sus primos Pedro y Seín Contreras decían que era mejor que ellos mismos.

¿Asistió usted a alguna pelea de su marido?

-Parece que fui una vez, pero no me gustaba eso. Quizá me pondría nerviosa, no sé...

EL FUTURO

¿Se siente cansada a sus años?

-No, todavía no, aunque cuando paso malos ratos digo "¿Por qué el Señor no me manda la muerte, mejor?". Pero le dejo a Él la decisión.

Me hubiera gustado estudiar, haber sido otra cosa; a pesar de eso, puedo decir que he vivido una buena vida.

"Cuando me preguntan qué siento al cumplir 100 años, se me viene a la mente una sola cosa: no siento nada especial"

María Mercedes Águila.

Añora el pasado y disfruta el presente

Aunque no le incomoda vivir en esta época, añora los tiempos de su infancia y juventud. "La gente de hoy es tan distinta a la de antes. Cuando los padres decían algo, uno los obedecía; ahora, eso no pasa", se lamenta. Siempre ha sido una mujer de mucha actividad: todavía teje y borda, y varias de sus creaciones son el orgullo de su familia. Viajó a Brasil, participó unos 7 años en la parroquia de la Merced y cerca de 20 años con el centro de madres de la Escuela España. "Lo malo que muchas de mis amigas se han muerto", dice.

Prevenir las enfermedades del invierno

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Eduardo Cruzat

Con el paso de los años se vuelven más recurrentes las enfermedades, dolores y molestias de los músculos, tendones, huesos y articulaciones, especialmente en el período de invierno a raíz de las bajas temperaturas y la humedad.

Para enfrentar estos malestares, muchas personas optan por el gran número de alternativas farmacológicas existentes, las que contribuyen a mantener alejados estos síntomas. No obstante, debemos tener claro que el uso de fármacos tiene efectos secundarios o no deseados, que pueden provocar dependencia ligera, moderada o grave.

Frente a esto, resulta clave sugerir al paciente geriátrico, tanto sano como enfermo, que lleve adelante un programa de vida activa desde el punto de vista de la movilidad, ya que esto le ayudará a evitar las molestias, los dolores y contribuirá a mantenerse más activo más lúcido y con mejor ánimo.

En la antigüedad, cuando se producía una fractura de cadera, se decía "entró a la antesala de la muerte". Hoy y gracias a esta visión integral de la atención al adulto mayor, podemos prevenir este tipo de accidentes con actividad física y ejercicios supervisados por profesionales kinesiólogos, especialistas en atención de adultos mayores, porque ellos además de dolores, presentan cansancios, confusiones, mareos, depresiones y síntomas que en muchos casos es necesario detectar y manejar adecuadamente, etcétera; materias que se ven influidas positivamente con una vida activa, en la cual la actividad física programada contribuye a prevenir este tipo de molestias a mantener un buen estado tanto físico como anímico.

De esta forma, retardamos las patologías asociadas al sedentarismo e inmovilidad que deterioran la calidad de vida de los adultos, siempre pensando en un envejecimiento activo, donde no son pocos los ejemplos de personas que a edad muy avanzada mantienen una vitalidad y un entusiasmo por vivir y en actividades que suman entusiasmo y alegría a sus vidas.


Opinión