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LA ESTIMULACIÓN COGNITIVA reduce EL RIESGO DE DEMENCIA

PREVINIENDO MALES. La académica de la USS Claudia González explica cómo debe abordarse el proceso de envejecimiento y cómo evitar el deterioro cerebral.
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Hábitos como leer, escribir y jugar, al estar asociados al desarrollo de actividades intelectuales, pueden prevenir el riesgo de demencia, sobre todo en una avanzada edad.

Con el progresivo aumento de la población adulta en Chile, se ha desarrollado un amplio mercado de fármacos asociados al deterioro cognitivo. Esto, porque al evidenciar algunos síntomas asociados al envejecimiento, los adultos mayores buscan aplacarlos a través de vitaminas, productos naturales, homeopáticos y otros provenientes de la medicina tradicional.

Frente a ello, Claudia González, docente de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad San Sebastián sede Valdivia, señala que "los estudios más recientes indican que las intervenciones en esta área se deben realizar a un nivel multidisciplinario y no solamente a nivel farmacológico, ya que la sola medicación no sería efectiva y se debe potenciar la adaptación de la persona a los cambios físicos y ambientales que está viviendo, estimulando sus funciones psicocognitivas".

Respecto a qué se entiende por deterioro cognitivo, explica que "es la alteración de las capacidades mentales, como olvidos, falta de concentración y atención que inciden directamente en la autonomía de una persona y su calidad de vida". La doctora en Cultura y Educación en América Latina agrega que "el deterioro cognitivo puede decantar en la demencia senil y otras enfermedades neurodegenerativas, siendo la más temida la de Alzheimer, tanto por su elevada prevalencia, como por el fuerte impacto familiar en costos económicos y emocionales".

Y si bien la edad es un factor de riesgo relevante en el deterioro de las capacidades cognitivas, también se ha demostrado que existen otros factores que condicionan el envejecimiento intelectual, asociados a la forma de vida que lleva el adulto mayor en la sociedad actual. "Las actividades psicocognitivas como el aprendizaje formal, la lectura y el estudio, generalmente están vinculadas a la niñez y juventud. Socialmente hemos concebido la etapa de vejez como un período de descanso y reposo tanto físico como mental, desestimando la posibilidad de una vida intelectual activa", sostiene.

En esta línea, Claudia González, precisa que existen investigaciones que proponen que, "la idea de vejez y sus consecuencias, es efecto de una forma social de concebir el paso de los años, que potencia el anquilosamiento de los tejidos neuronales y su posterior irremediable deterioro". No obstante, subraya que "independiente de que estemos de acuerdo o no con una idea como ésta, es imposible desconocer que el deterioro de las funciones intelectuales no sólo se relaciona con el decremento atribuido a la edad, sino también, a la falta de estimulación cognitiva".

RECOMENDACIONES

La profesional comenta que "un estudio desarrollado entre los años 2002-2005, realizó un seguimiento de 800 personas mayores de 65 años y demostró que la actividad cognitiva disminuía significativamente el riesgo de desarrollar demencia y que la protección era proporcional al grado de actividad intelectual desarrollada". Frente a esto, la docente que "es importante crear o mantenerse en un entorno rico en estímulos que propicien razonamiento y actividad intelectual, ejemplos de actividades pueden ser la ejercitación mental a través de actividades recreativas, la lectura diaria y también la escritura como ejercitación de la memoria". Ejemplifica que opciones como puzzles, sudokus y rompecabezas propician la activación cerebral.